Panamá, a la vanguardia de la agenda global de desarrollo
El nuevo Índice de Pobreza Multidimensional ha sido destacado por la Universidad de Oxford, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Banco Mundial
Históricamente, la pobreza se ha medido desde la base del ingreso de las personas. Esta medición si bien refleja limitaciones económicas de los integrantes de una familia, se ha quedado desfasada, ya que se ha evidenciado que existen otros elementos que determinan la condición social humana.
Con base en este entendimiento, la Organización de las Naciones Unidas elaboró un enfoque denominado Índice de Desarrollo Humano, que establece que las personas y sus capacidades deben ser el criterio más importante para evaluar el desarrollo de un país. Este es un indicador de los logros en las dimensiones fundamentales del desarrollo humano, a saber, "tener una larga vida y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno".
En ese marco global, la Universidad de Oxford, en 2010, diseñó un Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), el cual de manera técnica elabora un enfoque de políticas públicas en base a las carencias de las familias y sus integrantes. Esa visión global va estrechamente de la mano con la del Gobierno liderado por el presidente Juan Carlos Varela, quien ha apostado desde el inicio de su administración a poner al pueblo primero. Es un compromiso que más allá de ser un eslogan y que busca centrar la gestión pública en desarrollar las capacidades humanas.
Prueba de ello son los diversos programas sociales que abordan frontalmente la pobreza como lo son: Techos de Esperanza, Plan 100% Agua Potable – 0 Letrinas, Beca Universal, 120 a los 65, Red de Oportunidades y la definición de pautas para el desarrollo como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el plan "Panamá: El País de Todos, Cero Pobreza".
Como parte de esos esfuerzos, el 26 de junio de 2017, se adoptó el Índice de Pobreza Multidimensional como medida oficial complementaria a la de ingreso, lo que implica un cambio total en la manera de gestionar la política social en Panamá. Una decisión que convierte al país en líder de la agenda global de desarrollo, ya que es uno de los primeros que da este gran paso en la región, junto a otros como México, Chile, Colombia, Costa Rica y la República Dominicana.
Como presidenta del Gabinete Social he podido ver de primera mano los retos que se tienen en el país y, sin duda, poder cuantificarlos de manera eficiente era una tarea impostergable, para medir responsablemente el impacto de las políticas públicas que se implementan a nivel nacional para reducir la pobreza.
Si bien no es novedad reconocer que la pobreza va mucho más allá de la falta de ingreso, sí lo es el poder estar en capacidad de medir cómo otras dimensiones en modo conjunto muestran carencias e inciden en el bienestar. Esto facilita la vocalización, integración y asignación más eficiente de recursos a través de los programas sociales y, a su vez, brinda información valiosa para articular esfuerzos entre las distintas instituciones de Gobierno responsables de ejecutar la agenda social.
Este avance se debe al compromiso y capacidad del equipo de funcionarios públicos de distintas instituciones, que liderados por el Ministerio de Desarrollo Social, trabajaron en tiempo récord para construir nuestro primer IPM. Un proceso cuya rigurosidad técnica, transparencia y veracidad de resultados ha sido destacado por la Universidad de Oxford, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Banco Mundial.
El esfuerzo dio como resultado que conociéramos por primera vez que en Panamá tenemos un 19,1% de pobres multidimensionales y a futuro nos permitirá analizar el nivel de intensidad de la pobreza por provincia, por género y por población. El IPM de Panamá está compuesto por 17 indicadores o carencias repartidos en cinco dimensiones, a saber: (1) Educación, (2) Vivienda, Servicios Básicos y Acceso a Internet, (3) Ambiente, Entorno y Saneamiento, (4) Trabajo y (5) Salud. Un hogar panameño se considera que es pobre multidimensionalmente cuando está privado en cinco o más indicadores.
Este IPM se convertirá en una herramienta de Estado que permitirá dar un paso firme para erradicar la pobreza en el país. Una condición que, más allá de ser una consecuencia del crecimiento, pasa a ser una prioridad en sí misma. Con esto revolucionamos la política social en Panamá.
Isabel de Saint Malo de Alvarado es vicepresidenta y canciller de Panamá.
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