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Los bares de Washington sintonizan ‘House of Trump’

Algunos pubs organizan fiestas para seguir la comparecencia de Comey como si fuera la final de la Superbowl. La capital de las intrigas vive volcada -y con sorna- los avatares de la Administración de Trump

Amanda Mars
Los clientes del Duffy's, en Washington, siguen la declaración de James Comey en el Senado.
Los clientes del Duffy's, en Washington, siguen la declaración de James Comey en el Senado.WIN MCNAMEE (AFP)

El joven Grayson Quay parecía algo compungido este jueves. Había acudido puntual y con corbata al Union Pub, un bar cercano al Capitolio, en Washington, donde los propietarios tuvieron la retranca de anunciar a bombo y platillo que darían una ronda gratis a todo el mundo por cada tuit que Donald Trump publicase durante la comparecencia de James Comey, el exdirector despedido del FBI. “Pensé que conseguiría alguna cerveza gratis, la verdad, este hombre siempre tuitea y hoy…”, fruncía el ceño este profesor de secundaria, de 23 años.

Trump no pió en Twitter y el dueño estuvo de suerte, porque el local estaba plagado de gente siguiendo por los televisores a todo volumen lo que ocurría en el Senado, material explosivo de primera dentro de la llamada trama rusa. Son cerca de las doce del mediodía y el público reunido se muestra abiertamente anti-Trump en sus aplausos y sus abucheos. Washington, la ciudad de la Casa Blanca, hoy morada de Trump, es rabiosamente demócrata. “Me mudé hace un año a Washington y creo que tengo mucha suerte de estar en el corazón de donde está ocurriendo todo esto, es increíble”, contaba Quay.

Como si se tratara de la final de la Superbowl de fútbol, varios bares organizaron fiestas diurnas para seguir las casi tres horas de audiencia de Comey, un testimonio que se considera clave en la investigación en marcha. Lo repleto de los sitios —estudiantes, activistas, turistas o profesores en su día libre, como Greyson—, era una prueba viviente del interés y, al mismo tiempo, la sorna con la que Washington vive el trajín político, una sensación de excepcionalidad permanente desde el 8 de noviembre. Siempre fue ciudad de intrigas, pero estos días la novela lleva también un capítulo de espías rusos.

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“Yo no creo que estemos aún en un caso Watergate, pero tiene potencial para serlo”, decía Pegi Giegannon, una fotógrafa jubilada que se declaraba miembro de la “resistencia”. Había llegado con el tiempo justo a The Partisan y no cabía una punta de alfiler más. Tenían preparados dos cócteles especiales para el día: La última palabra y el Tira la bomba. La mujer mandó un mensaje de texto poco después: “¡Venga al Capitol Lounge, hay mucha gente pero también mucho sitio!”.

Hay algo de catarsis en el humor con el que se afronta el drama político. Shaw’s Tavern decidió bautizar la jornada como la “Audiencia Comey covfefe”, usando la palabra inexistente que Trump acuñó por accidente en un tuit incomprensible que no acabó. Hizo una oferta especial de un desayuno de 10 dólares llamado FBI: tostada francesa, beicon y helado. Otras opciones eran la del Duffy’s, con pantalla en el patio, o el propio hotel Trump, que no estaba para fiestas pero, según se veía en algunas fotografías publicadas en Twitter, emitía la comparecencia en sus televisores.

Hay un momento en el Partisan en el que todos ríen. “Si yo fuera un tipo más fuerte…”, acababa de decir Comey sobre las presiones de Trump. Al equipo del presidente de EE UU se le investiga por su posible connivencia con Moscú para manipular las elecciones y al propio Trump por obstrucción a la justicia. Nada de lo que ocurre junto al río Potomac es broma, ni un spin off de House of Cards. Cuando Comey dice que se arrepiente de haber cancelado una velada con su esposa por cenar con Trump, el Union Pub se llena de suspiros y aplausos. No todo es tan cínico en Washington.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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