El fiscal ordena detener al líder de las protestas de Alhucemas
Cientos de ciudadanos ayudan a Nasser Zafzafi a escapar de la policía
El procurador general del Rey ante el Tribunal de Apelación de Alhucemas, ordenó este viernes la detención de Nasser Zafzafi, el líder del movimiento que abandera las protestas en la ciudad rifeña desde hace medio año. El fiscal acusa a Zafzafi de haber impedido al predicador de la mezquita de Mohamed VI pronunciar su sermón. Lo acusa también de interrumpir al imán con un discurso, de insultarlo y de "sembrar el alboroto que atentó contra la calma, la quietud y la sacralidad de culto", según difundió la fiscalía a través de un comunicado. La orden de arresto se conoció horas después de que la policía intentara detener a Zafzafi en su casa. Sin embargo, cientos de ciudadanos se echaron a las calles de Alhucemas para impedirlo y Nasser Zafzafi logró escapar.
El incidente que desató la persecución de Zafzafi sobrevino al mediodía, cuando el líder del llamado Movimiento tomó la palabra en la mezquita Mohamed VI, del barrio de las Casas del Rey, en Alhucemas. El ministerio de Asuntos Islámicos emitió un comunicado a través de la agencia oficial MAP donde contaba su versión: "Una mezquita de Alhucemas ha conocido durante la oración del viernes un desorden enorme cuando un individuo, de pie, se ha puesto a gritar frente al predicador. Acusándolo de las peores calificaciones provocó el caos y le impidió pronunciar la segunda oración".
Sin embargo, un miembro del movimiento, que solicita el anonimato, contó a este diario lo ocurrido de forma distinta: "El imán estaba hablando contra nuestro movimiento. Nos acusaba de desestabilizar el país, de causar el cisma en el país. Y Nasser tomó la palabra para decirle que solo debía dedicarse a hablar de religión y dejar la política de lado. Cuando Nasser salió de la mezquita vinieron muchos militares y policías frente a su casa. Estaban buscando un pretexto para detenerlo y ya lo encontraron. Pero toda la ciudad de Alhucemas se echó a la calle para defenderle".
Alrededor de las tres y media de la tarde comenzaron los enfrentamientos entre los agentes y los ciudadanos que defendían al activista ante las puertas de su casa. "Los servicios secretos y la policía", relata la citada fuente, "intentaron subir a la terraza de Nasser para detenerlo. Pero la gente los echó a pedradas. La policía golpeó a la gente con palos y también lanzó pedradas. Tiraron gases lacrimógenos y vi a gente vomitando".
Finalmente, Zafzafi fue sacado de su casa en coche por varios miembros del movimiento que lidera.
Hace seis meses, cuando comenzaron las protestas a consecuencia de la muerte de un vendedor de pescado triturado en un camión de basuras, Zafzafi era simplemente un desempleado al que nadie conocía en Marruecos. Muy pronto se convirtió en el líder de las protestas. La mayor parte de los medios marroquíes han silenciado durante meses las manifestaciones y han evitado hablar con él. Sin embargo, este viernes varios semanarios marroquíes llevaban la foto de Zafzafi en sus portadas.
El ministerio de Asuntos Islámicos recordó este viernes que la ley prevé sanciones contra toda persona que obstaculice el desempeño de los ritos religiosos. "Este incidente constituye, para la conciencia de la nación, un comportamiento innoble en este país que venera y respeta en gran medida las prácticas y los ritos religiosos", señaló en su comunicado.
El Gobierno hizo esta semana un esfuerzo de comunicación al desplazar hacia Alhucemas una delegación ministerial que prometió acelerar las inversiones previstas en la zona. Sin embargo, Zafzafi respondió a esa visita con la convocatoria de una manifestación de “un millón de personas” prevista para el 20 de julio, aniversario de la batalla conocida en España como el desastre de Annual.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.