“Contratar a mujeres es justo, pero también inteligente”

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Si hay un ámbito en el que escasea la presencia femenina es el mundo militar. Las mujeres apenas representan el 11% del personal integrado en las fuerzas armadas de los países de la OTAN, según datos de esta organización. Su secretario general, que se estrenó en política presidiendo un comité para potenciar la función de la mujer en la sociedad noruega, pide cambios. “Si quieres tener a la mejor gente, no deberías reclutarla solo entre la mitad de la población [los hombres]. Contratar a mujeres es justo, pero también es inteligente: se toman mejores decisiones”, argumenta el líder de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una entrevista concedida a EL PAÍS y otros medios en Bruselas con motivo del Día de la Mujer.

Stoltenberg exhibe algunos logros: un 25% de los ministros de Defensa de los países aliados son ya ministras. Y la número dos de la OTAN es, desde octubre pasado, Rose Gottemoeller, una estadounidense experta en seguridad. “Yo animo a todos los aliados a que hagan más. Muchos aún tienen un largo camino que recorrer”, admite el líder de la Alianza.

La situación en los 28 Estados aliados es muy desigual. Las mujeres suman un 20% del personal militar en Hungría, el país con mayor proporción, y menos del 1% en Turquía, el Estado con peores resultados. España está algo por encima de la media, con un 12,5%. La situación es mucho más equilibrada en el seno de la OTAN, una organización con gran peso de diplomáticos y otros profesionales civiles. Hay un 40% de presencia femenina, aunque en las operaciones exteriores de la Alianza se limita al 5,3%.

La realidad es que la carrera militar interesa, en general, a pocas mujeres. En los países con más demanda -Polonia y República Checa-, solo una de cada tres solicitudes proviene de una mujer. En Bélgica, apenas un 10%. Stoltenberg cree que todo obedece a la misma dinámica. “Las mujeres creen que no es un mundo para ellas. Y algunos hombres que reclutan no creen que estén cualificadas. Así que es un círculo vicioso. Pero estamos avanzando y cuando hay más mujeres, también es más fácil reclutar a otras. Eso bueno para la OTAN”, concluye.

Como ejemplo de buenas prácticas, el ex primer ministro noruego pone uno propio. Al final de su mandato en Oslo, que concluyó en 2013, Stoltenberg introdujo el servicio militar obligatorio. Y lo hizo, como acaba de anunciar Suecia, tanto para hombres como para mujeres. “Al final no todo el mundo lo hace porque no es necesario, pero es obligatorio para ambos sexos. Los países que lo hacen así cuentan con más mujeres en la carrera militar”, defiende.

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Para no relajar la presión sobre esta materia, Stoltenberg ha querido nombrar a una representante especial de la OTAN en cuestiones de género. Es la embajadora Marriët Schuurman, que viaja por el mundo tratando de promover el papel de la mujer en iniciativas de paz (y alertando contra su utilización como escudos de guerra). El jefe de la Alianza insta a acentuar esa vía: “Todos los aliados tienen una responsabilidad en esto; tenemos que tomárnoslo en serio”.