Un coche quemado, nuevo capítulo de la guerra entre Uber y los taxistas en Colombia
La investigación apunta a que un grupo de conductores confundió un vehículo blanco con un coche de este servicio y le prendió fuego
Un coche blanco fue quemado la noche del lunes en Bogotá supuestamente por taxistas que lo identificaron como un servicio de la plataforma Uber. Tras un primer incidente en una zona comercial del norte de la ciudad en el que tuvo que intervenir la policía, el vehículo continuó su camino y volvió a ser perseguido por un grupo de conductores del servicio público que, tras intimidarlo con un arma de fuego, rociaron el coche con gasolina y le prendieron fuego. Las autoridades investigan en este momento lo sucedido y han puesto una recompensa de 10 millones de pesos para encontrar a los autores.
El dueño del vehículo blanco ha explicado que no forma parte de Uber. "Se lo presté a un amigo, que salió de la zona rosa [en el norte de la ciudad] para coger para Suba. Tuvo algunos problemas con unos taxistas que creyeron que era Uber, pero nosotros no trabajamos con Uber”, ha dicho en conversación con la radio W. Sobre la vinculación con la plataforma de transporte, la policía de tránsito no ha ofrecido detalles.
Hugo Ospina, líder de los taxistas de Bogotá, ha calificado el suceso como un “acto terrorista”. "Esto no es una conducta del gremio, sino de un taxista en particular. Ojalá no se vaya a mancillar al sector que ha venido desarrollando una serie de actividades para mejorar el servicio", ha declarado en medios locales. Aunque el representante siempre ha negado que promuevan la violencia, sí reconoció en una entrevista con EL PAÍS que por iniciativa suya se han organizado “bloques de búsqueda” en Bogotá para perseguir a los conductores de Uber. Así lo demuestran vídeos publicados en Internet. Los taxistas están atentos para identificar los servicios de Uber, se comunican entre sí y bloquean a los vehículos. Los pasajeros, en la mayoría de los casos, reciben insultos y son obligados a bajar de los coches.
El limbo jurídico que hay en el tema ha generado que de un lado crean tener cómo defender el uso de este servicio y del otro busquen, como sea, la forma de detenerlo. Desde noviembre del año pasado, cuando el Gobierno expidió un decreto para reglamentar el transporte de lujo, el tiempo empezó a correr. El viceministro de Transporte, Alejandro Maya, ha recordado la ley de 1996: "Establece que para poder prestar un servicio de transporte público en Colombia debe realizarse a través de empresas habilitadas y vehículos autorizados, en ese sentido, quien preste un servicio que no esté dentro del marco normativo colombiano se considera como un servicio ilegal y ahí caben las plataformas digitales que quieren sustituir a las empresa de transporte".
La plataforma Uber en Colombia ha emitido un comunicado en el que condenan la violencia contra sus conductores sin especificar si en este caso el dueño del vehículo lo era. "Solicitamos al Congreso iniciar el trámite lo antes posible del proyecto de Ley de Iniciativa Ciudadana, que cuenta con el respaldo de más de tres millones de colombianos que, mediante su firma, solicitan una regulación para el transporte privado mediante plataformas tecnológicas; como ha ocurrido en México, Brasil y más de 90 jurisdicciones alrededor del mundo", reclaman desde la empresa.
Los taxistas ven en este argumento la excusa para "librarse" de pagar el cupo para circular en las vías que sí deben asumir los taxis, el seguro de responsabilidad civil, la tarjeta de operación y el pago de la cuota a empresas a las que los taxistas sí deben inscribirse. Además, debido a la libertad para imponer las tarifas, según cálculos el gremio, se ha evidenciado que lo que un trabajador de Uber gana en una semana, un conductor de taxi lo hace conduciendo de sol a sol durante un mes. Uber es una empresa de tecnología constituida legalmente, pero la flota de autos que presta el servicio a través de su plataforma no está legalizada como una agencia de transporte.
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