Videojuegos e ingeniería para reinventar Finlandia
El país nórdico aplica el conocimiento de ingeniería en otras áreas como la Educación para reencontrar una posición líder olvidada con la caída de Nokia
Finlandia empieza a resurgir de sus cenizas. El país nórdico lleva casi una década peleando por mantenerse en una situación líder mundial. A pesar de que la crisis económica y política de 2008 le salpicó con una brutal caída del PIB del 9% a principios de 2009 y de que casi al mismo tiempo Nokia, motor económico, asumía un descalabro bursátil sin precedentes, Finlandia no perdió del todo su brillo. Lejos de rendirse, las autoridades decidieron que el sector tecnológico sería la balsa para atravesar momentos convulsos que ahora —con el populismo en aumento en buena parte de Europa (Reino Unido, Holanda, Francia y Alemania, entre otros)— reaparecen sobre el Viejo Continente.
Desde hace tres años el crecimiento del país es prácticamente cero, según Bloomberg. Pero la época dorada de Nokia está presente en la memoria de todos y su influencia se respira en el ambiente. Incluso el actual ministro de Comercio, Kai Mykkänen, reconoce que si no se hubiera creado el mercado del móvil competitivo, nunca se habría visto Nokia. "Y sin Nokia no estaríamos aquí”, relata este conservador de 37 años en referencia al despegue económico que el país experimenta recientemente. Habla desde Maria 0-1, el hospital más antiguo de Helsinki (600.000 habitantes) convertido hace 18 meses —y gracias al dinero público— en una aceleradora de 60 startups, la más grande de los países nórdicos.
Existen más de 300 pequeñas compañías tecnológicas sólo en la capital finlandesa que facturaron en conjunto 2.400 millones en 2015, según presenta Ikka Paananen, de 38 años y director ejecutivo de Supercell, la empresa de videojuegos insignia a nivel mundial, y también finlandesa. Paradójicamente, la sede de este nuevo gigante tecnológico está ubicada en el antiguo centro de investigación de Nokia. Y como dato curioso que ilustra la nueva cultura de los jóvenes multimillonarios y billonarios que han cambiado la corbata por las sudaderas de capucha: hay que ir descalzo. Y es que “la tecnología finlandesa está de moda. Es tendencia”, aseguraba hace un mes el experto en finanzas Lasse Mäkalä en una mesa redonda en Slush, un evento anual creado justo hace una década y que congrega a los personajes más influyentes del sector tecnológico mundial, muchos exempleados de Nokia, y al que este diario asistió en el marco de un viaje financiado por el Gobierno finlandés.
Si no hubiéramos creado el mercado del móvil competitivo, nunca habríamos visto Nokia. Y sin Nokia no estaríamos aquí Kai Mykkänen, Ministro de Comercio
Nokia comenzó en 2009 su descalabro por la "incapacidad de sumarse al carro de los teléfonos inteligentes", según Juhana Aunesluoma, director de investigación de estudios europeos de la Universidad de Helsinki. Y sus acciones perdieron el 95% de su valor, según datos de Bloomberg. Pero el talento, lejos de refugiarse en Silicon Valley (Estados Unidos), se quedó allí para sacar adelante nuevos productos que lograran tapar el agujero económico que dejó la famosa firma de móviles (que en origen fabricaba botas) y a la que el país se había prácticamente hipotecado.
Finlandia, tras una larga temporada recomponiéndose a sí misma —renunciando junto a Alemania a una solidaridad comunitaria en los duros años de los rescates financieros en el sur de Europa e Irlanda— confía ahora en toda esa ingeniería para sacar una economía sólida adelante que amortigüe el evidente ascenso del populismo, también presente en el país nórdico con los ultranacionalistas Verdaderos Finlandeses ocupando 38 escaños en un Parlamento de 200 diputados. En 2007, antes del golpe económico, el partido sólo gozaba de cinco representantes.
El videojuego como punta de lanza
El país, en cifras
- Ingresos por impuestos en 2015: 44% según OCDE.
- Inversión en I+D+i en 2014, 3,1% del PIB, según el Banco Mundial.
- Perspectivas de crecimiento: 0,9% del PIB en 2017 (1,98% es la media de la OCDE) y 1,11% para 2018 (2,29% es la media de la OCDE).
- Población: cinco millones.
- Es el país de la OCDE que más gasta en protección social: 25,4% PIB.
Cuidar del sector del videojuego ha sido y es primordial para que la economía del país no caiga definitivamente en números rojos. Hay cierto consenso en cuanto a lo que se considera la (única) salida a la crisis: la tecnología. “Este es un país de ingenieros. Hay más de 150.000”, ilustra Jukka Häyrynen, director de Tekes, la agencia gubernamental que invierte en innovación. El dato, sumado a que el mercado finlandés es “muy pequeño” para un producto global como el videojuego, los móviles o la educación a través de la tecnología, se ha convertido en la receta que el Gobierno está utilizando para sacar a flote la economía, que según previsiones de la OCDE crecerá, después de tres años en plano, un raquítico 0,9% en 2017. Algo es algo.
Los impulsores del videojuego como la multinacional Rovio — que ampara al famoso AngryBirds y a Supercell, empresa creadora de Crash of Clans y Clash Royale, entre otros— han hecho crecer el sector de manera estratosférica. Desde 2011, la industria ha pasado de facturar unos 100 millones a 2.000, que se reinvierten en generar productos de éxito en el exterior ya que —como apuntan ellos mismos— su mercado se les queda diminuto.
Una localización privilegiada
Entre Rusia y el resto de la Unión Europa y muy cerca de Asia, "Finlandia está encontrando su camino" para reposicionarse como país líder mundial, asegura optimista el profesor Aunesluoma. La UE representa el destino de la mitad de todo su comercio exterior que principalmente viene del sector tecnológico, sanitario y de la madera. Pero al estar a una distancia privilegiada de nuevos mercados como Japón y Corea del Sur, los intereses del país están virando hacia oriente.
Finlandia defiende firmemente el libre comercio y la firma del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en ingles) entre la UE y EE UU, pero la llegada del republicano Donald Trump a la Casa Blanca les preocupa, según fuentes de Exteriores. "Esperemos que la tendencia hacia el proteccionismo no sea un cambio histórico", desea Aunesluoma. Algo que volvería a llevar a la incertidumbre a un país cuyo éxito depende en gran medida de lo bien —o mal— que le vaya a sus vecinos.
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