Los sobornos de Odebrecht alertan a la clase política de Brasil
Los directivos pactan con la Fiscalía contar todo lo que saben sobre Petrobras para librarse de fuertes condenas de prisión
En medio de una crisis económica que no remite, con el presidente Michel Temer perdiendo ministros a razón de uno al mes acusados, entre otras cosas, de tráfico de influencias o de querer tapar la corrupción, se ha hecho pública la noticia que se colaba en las pesadillas de centenares de políticos brasileños, incluido el propio Temer: los directivos y los dueños de la principal constructora de América Latina, la brasileña Odebrecht, acusada de sobornos para conseguir contratos en Petrobras, han decidido pactar con la justicia: rebajarán la pena que les corresponde a cambio de contar lo que saben. Y saben mucho. El Fiscal General de Brasil, Rodrigo Janot, según apunta el diario O Globo se encargó personalmente de que a cambio de librarse de años de cárcel, los directivos aportarán todos los detalles, sin callarse nada, sin ahorrarse nombres ni apartar a nadie. Las acusaciones de estos directivos pueden llegar a afectar, según la prensa brasileña, a más de dos centenares de diputados de muchos partidos, a ministros con peso y sin peso y al propio Michel Temer, del que se tienen dudas de cómo financió varias campañas electorales. Así, un maremoto judicial y político (otro más) se aproxima a Brasil con capacidad para desestabilizar de nuevo al país y poner todas sus instituciones boca arriba.
La misma compañía, como institución, ha decidido asumir su culpa, pactar con el Estado y se aviene a pagar la multa más cara de la historia de Brasil (3.400 millones de euros) a cambio de que se le permita volver a participar en concursos de obras públicas. En cierto modo, estaba obligada: la constructora coqueteaba con la bancarrota si no conseguía reincorporarse. En su página web y en los grandes periódicos brasileños ha publicado una nota, titulada "Odebrecht se equivocó".
Posición reconsiderada
Marcelo Odebrecht, el carismático presidente de la compañía, el empresario más poderoso del país, fue arrestado y encarcelado en junio de 2015, acusado de sobornar a altos cargos de Petrobras a fin de conseguir contratos para la empresa.
Durante mucho tiempo se negó a pactar con la justicia, alegando que él no tenía nada que esconder, pero el aluvión de pruebas contra la empresa (fruto muchas veces de las acusaciones de directivos de Petrobras hechas tras sus propios pactos con la justicia) le hicieron reconsiderar su posición. También al comprobar el rumbo de la empresa, al borde del abismo.
La noticia ha caído como una bomba nuclear en Brasilia, donde los diputados, hace días, descafeinaron una batería de medidas anticorrupción reconvirtiéndolas en un escudo legal contra las acusaciones. Según algunos expertos lo hicieron, precisamente, para librarse de las previsibles, fulminantes y variadas acusaciones que vendrán de Odebrecht.
Paralelamente, el presidente del Senado, Renán Calheiros, fue imputado por el Tribunal Supremo Federal por delitos de corrupción y deberá sentarse en el banquillo de los diputados.
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