El fiscal general ordena investigar al entorno de Netanyahu por la compra de submarinos a Alemania
El abogado del primer ministro representa a la naviera ThyssenKrupp en Israel
El fiscal general de Israel, Avichai Mendelblit, ha ordenado a la policía que investigue el presunto conflicto de intereses que salpica al primer ministro, Benjamín Netanyahu, en la compra de submarinos alemanes para la Armada del Estado judío. El escándalo ha ido creciendo en los últimos días después de que se desvelara que el abogado David Shimron, letrado personal de la familia del jefe de Gobierno, es también el representante legal en Israel de los astilleros ThyssenKrupp, que ya han entregado seis sumergibles de la clase Dolphin a las fuerzas navales.
El jurista Mendelblit fue hasta el pasado mes de febrero el secretario general (asesor legal) del Gobierno de Netanyahu. A pesar de la dimensión que ha ido cobrando en los medios de comunicación el llamado caso de los submarinos, el fiscal general no ha ordenado una pesquisa formal hasta la emisión, en la noche del martes, de un programa de investigación en el Canal 10 de la televisión israelí. En este espacio informativo, se mostró un correo electrónico de un alto cargo del Ministerio de Defensa del 22 de julio de 2014 en el que se documentaba la vinculación del abogado del primer ministro con la naviera, así como el supuesto interés del mandatario en la operación. “El abogado David Shimron, que representa a la compañía alemana, me ha llamado para saber si se había paralizado el proceso de adjudicación a fin de poder negociar con su cliente, tal y como nos lo solicitó el primer ministro”, reza el texto del e-mail, citado este miércoles por el diario Haaretz.
Shimron respondió al Canal 10 que él no había citado en ningún caso a Netanyahu en la conversación. “No tengo la más vaga noción sobre la vinculación del primer ministro con el tema de la naviera. Cualquier otra interpretación no se corresponde con la realidad”, apostilló el letrado en su replica al programa de investigación. Tras la reunión del Consejo de Ministros del pasado domingo, el jefe del Gobierno israelí había precisado: “El fortalecimiento del poder de Israel es el único objetivo que me ha guiado en la compra de los submarinos. Esa es la única consideración que siempre me guía, y no hay ninguna otra. Son armas estratégicas para garantizar la existencia de Israel en el futuro, durante decenios”.
La Marina israelí ha adquirido en los últimos años seis submarinos de la clase Dolphin a los astilleros ThyssenKrupp. Los sumergibles, que pueden portar misiles con cabezas nucleares, forman parte de la denominada estrategia de “segundo ataque” o de represalia a un bombardeo nuclear devastador sobre su territorio. En esencia, se trata de disuadir a un eventual enemigo dotado del arma atómica (los informes del Estado Mayor apuntan a Irán en un próximo futuro) de lanzar una agresión atómica a gran escala con la intención de anular toda capacidad de réplica israelí. Los submarinos en alta mar se encargarían de hacer cumplir la ley de Talión.
El escándalo se ha producido tras la salida del Gabinete del anterior ministro de Defensa, Moshe Yaalon, un exgeneral jefe de las Fuerzas Armadas que se opuso a la compra de nuevos submarinos Dolphin. Netanyahu, sin embargo, parece haber presionado a la Armada para que adquiera otros tres sumergibles a la naviera alemana, en su versión más modernizada, con un presupuesto de unos 1.500 millones de euros. La compañía ThyssenKurpp ha sido investigada en Alemania por denuncias contra sus representantes por haber pagado comisiones a intermediarios y altos cargos en el exterior para garantizarse la adjudicación de operaciones de venta de armamento.
La diputada laborista israelí Shelly Yacimovich argumentó este miércoles: “Parece innegable que el entorno del primer ministro está al tanto de secretos de Estado, y los utiliza para embolsarse grandes sumas a costa de los ciudadanos. Solo falta saber si [Netanyahu] estaba ciego o si tomó parte también en la trama de corrupción”. El actual ministro de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, puntualizó poco después: “Hemos tomado la decisión adecuada para proteger nuestra seguridad con la compra de los submarinos. Puedo asegurar que la decisión se tomó con un amplio consenso entre responsables políticos y técnicos de seguridad”.
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