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Álvaro Leyva: “El acuerdo con las FARC despeja el futuro de Colombia”

El político conservador y asesor de las FARC analiza el acuerdo con la guerrilla y el futuro de Colombia

Javier Lafuente
Álvaro Leyva sobre relación Colombia Nicaragua
Álvaro Leyva, negociador entre las FARC y el Gobierno colombiano.Felipe Caicedo

El primer encuentro de Álvaro Leyva (Bogotá, 1942) con las FARC fue durante el proceso de paz de 1984, con el Gobierno de Belisario Betancourt. Allí, conoció a Manuel Marulanda ‘Tirofijo’ y a Jacobo Arenas, máximos líderes de la guerrilla. “En cierta manera, les resultó divertido que alguien del Partido Conservador les entendiese”, recuerda Leyva en su domicilio. A partir de entonces, Leyva ha participado en todos las negociaciones con las FARC. Su incorporación a este proceso, durante las conversaciones para lograr el acuerdo de justicia, y su posterior implicación, han sido determinantes.

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Pregunta. ¿Qué Colombia espera a partir del 3 de octubre?

Respuesta. Va a ser una Colombia que por primera vez se va a dar cuenta de que el futuro puede ser diferente. Hay un gran escepticismo, pero es un escepticismo que no es justo en la medida que responde a gente que lo tiene todo. Si gana el sí, es el momento de la esperanza. Yo me vinculé [a las negociaciones de paz] en los ochenta, he vivido muchas frustraciones. La violencia crea una cultura de la intolerancia y el escepticismo. Ahora, como Pinzón, puedo gritar: “¡Tierra a la vista!” La gran lección del sí no va a ser aprobar el acuerdo con las FARC sino despejar un futuro más claro.

P. Por qué esta vez sí se ha conseguido?

R. El compromiso del presidente fue clave. A todo señor, todo honor, tuvo el talento de tener paciencia. Nunca nadie había tenido antes semejante paciencia.

P. ¿En qué cree que han cedido las FARC?

R. No es un problema de ceder. Las cosas no pueden ser como antes. Hicieron un camino de corrección de lado y lado para iniciar un camino de futuro. Un diálogo difícil que nunca se había tenido. Hay una lección de civilización, no es tanto al ceder sino el reconocer e identificar patrones de comportamiento que pueden aliviar la confrontación.

P. ¿Cómo un político conservador termina una relación tan cerca con la guerrilla?

R. Tiene que ver con la personalidad, es saber entender al otro. Antes que la metafísica, la ética, saber diferenciar entre el bien y el mal. Si uno no sabe qué zapatos usa el otro para caminar no puede avanzar. Hablar con el otro, por más violento que sea, no es contradecirse sino enriquecerse en lo personal y humano.

P. ¿Cómo ha sido la evolución de las FARC?

R. La propia de toda humanidad. Las primeras comunicaciones eran con máquina de escribir, luego con radio teléfono, luego por el computador, luego por whatsapp. Esos mismos hombres reaccionan a realidades que antes no acontecían.

P. ¿Qué ha cambiado en ellos desde el punto de vista ideológico?

R. Hay unos temas que se mantienen. Colombia no se puede comparar con otros países, ni siquiera de América Latina, menos de Europa. Si acaso con algunos en África. El tema de la tierra nunca se resolvió, así estemos en el siglo XXI. Segundo, el Estado no ha copado el territorio nacional. En el siglo XXI, el bogotano, el de Medellín, no conoce su territorio, lo van a conocer por primera vez. En los otros temas tampoco es que haya modernidad. Víctimas ha habido siempre. Los tribunales especiales siempre han estado, aquí lo cuestionan porque la normalidad consistía en no entender que había un conflicto interno. Entonces, a la hora de la resolución, todos tenemos una pequeña responsabilidad y tenemos que contar una pequeña verdad. Para buscar un mejor mañana hay que marchar sobre la realidad.

P. ¿Está Colombia preparada para recibir a las FARC en la política?

R. Va a ser un sacudón hermosísimo. No lo van a entender en Francia, en Italia, en Estados Unidos…. Es un reto. No se puede decir “no a la paz porque de golpe vamos a entrar a una cosa desconocida”, cuando lo desconocido es el futuro.

P. ¿Pero Colombia está preparada?

R. Si no se prepara tendremos que cambiar de dirigentes. Colombia deberá revisar sus instituciones.

P. ¿Qué cree que va a aportar la llegada de las FARC?

R. La democracia es un juego de riesgos. Hay quien dice que la paz es la guerra pero sin armas. Todos tenemos que ver cómo lo arreglamos, con fuerzas nuevas, fuerzas antiguas derrotadas o triunfantes, con la esperanza de que acabe en un país mejor. Uno no tiene que temer al futuro. Eso son las reglas.

P. ¿Qué es lo que aún desconoce la sociedad colombiana de las FARC?

R. A diferencias de los paramilitares, ellos no son unas individualidades contratadas para matar. Ellas son el hilo final de un alzamiento que se convirtió en una familia social, que tiene sus raíces en el campo. Han creado una subcultura y que tienen unos puntos fijos, unos catecismos, que son las conferencias. Cuando uno los aproxima se encuentra un tejido social.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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