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Los empleados de la banca brasileña concluyen su huelga más larga

La lucha por lograr un ajuste salarial en un país en crisis ha tenido a sindicatos y patronal enfrentados todo un mes

Carteles que rezan "Estamos en huelga" en una sucursal del Banco de Brasil
Carteles que rezan "Estamos en huelga" en una sucursal del Banco de BrasilElza Fiúza (Agência Brasil)

Cada septiembre desde 2004, los trabajadores de los bancos de Brasilse declaran en huelga hasta que sus salarios se ajusten a la inflación que haya ese año. El año pasado, con una economía preocupante, la huelga fue especialmente larga, de tres semanas. Este año, con la economía directamente en ruinas, el parón solo ha terminado el 6 de octubre, tras un mes. Ha sido la huelga más larga de estos últimos 12 años.

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Los trabajadores exigían una subida del 5% más la inflación del último año (que hasta agosto había sido del 9,62%). También el equivalente a un salario mínimo en beneficios como cupones para restaurantes, para comprar comida y ayudas para guarderías. Al final, han firmado por un aumento del 8% anual, subidas del 10% en dietas y del 15% en guardería. Solo los trabajadores de la banca estatal Caixa Econômica Federal han rechazo el acuerdo y continuarán la huelga.

Los bancos se han mostrado, ronda tras ronda de negociación, especialmente inflexibles ante la certeza de que el año que viene sus ingresos serán menores. “El sindicato es fuerte pero los bancos están pasando por un momento en el que es necesario evitar el aumento de los gastos”, explica Luis Santacreu, analista de Austin Rating. A la vez, recuerda que la banca es uno de los sectores que goza de mejor salud dentro de Brasil. “A diferencia de la construcción, los bancos no corren peligro. No tienen pérdidas que justifiquen que no se renueven los salarios”. El presidente de la Confederación de Trabajadores del Sector Financiero, Roberto von der Osten, también justificaba el conflicto de esa manera, hablando para EL PAÍS antes llegar al acuerdo: “Negociamos con uno de los sectores que gozan de más ingresos del país”.

En el segundo trimestre de 2016, los principales bancos del país (Banco de Brasil, Bradesco, Itaú-Unibanco y Santander) obtuvieron 13.460 millones de reales (4.159 millones de dólares). Es algo más que en el primero pero mucho menos que los 17.300 millones de reales (5.346 millones de dólares) de ese mismo periodo en 2015.

Según el Instituto de Investigaciones Económicas, más de la mitad de las negociaciones realizadas en agosto con sindicatos han resultado en sueldos por debajo del IPC. Esto es algo que los trabajadores de bancos no han aceptado desde hace 13 años y, según Osten, no tienen ninguna intención de que eso cambie. Ni aunque el clima de todo el país favorezca principalmente a las patronales. "Como ahora hay un Gobierno de sesgo neoliberal [el de Michel Temer, que asumió el poder a finales de agosto tras el impeachment a Dilma Rousseff], pueden tratar de usar la reducción de sueldos como un mecanismo para reducir la inflación", explica Osten.

Sin embargo, el que más de la mitad de las oficinas bancarias hayan cerrado sus puertas no ha provocado los trastornos de antaño. La mayoría de las transacciones se puede realizar por Internet, donde el público, veterano ya en estas huelgas, se ha acostumbrado a resolver el 54% de sus necesidades bancarias, según datos de la Federación. “El paro duele a los bancos más bien por no vender productos como seguros o nuevas líneas de crédito”, explica Osten.

Precisamente en la lista de negociaciones del sindicato está el fin de la sangría provocada, entre otras cosas, por la banca online. Entre enero y agosto se eliminaron 9.104 puestos de trabajo en los bancos brasileños, principalmente en São Paulo y Rio de Janeiro. La mayoría de los despedidos eran los trabajadores de edad más avanzada .

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