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El 'Brexit' altera los planes de mayor cooperación entre la OTAN y la UE

Obama presiona para que Bruselas conceda a Londres un vínculo lo más estrecho posible

Lucía Abellán

Apenas seis kilómetros separan las sedes de la OTAN y de la Unión Europea en Bruselas, pero ambas instituciones funcionan “como si vivieran en planetas diferentes”, en palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. La UE y la Alianza Atlántica han sentado este viernes las bases para coordinar su estrategia en medio de las incertidumbres que les genera el Brexit. “Es hora de llevar esta cooperación a un nivel superior”, ha instado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg en Varsovia, donde la organización celebra su cumbre bienal.

Jens Stoltenberg (izquierda) y varios jefes de Estado y de Gobierno observan las indicaciones de la canciller alemana, Angela Merkel, en la cumbre de la OTAN.
Jens Stoltenberg (izquierda) y varios jefes de Estado y de Gobierno observan las indicaciones de la canciller alemana, Angela Merkel, en la cumbre de la OTAN. Sean Gallup (Getty Images)

La Alianza Atlántica, la Comisión Europea y el Consejo Europeo prepararon durante meses una estrategia para afrontar de manera conjunta los grandes desafíos exteriores. Cuando todo estaba casi listo, el resultado del referéndum de Reino Unido —el miembro europeo más receptivo a la OTAN y también el más cercano a Estados Unidos dentro de la familia comunitaria— le estalló en la cara a la UE. La salida británica convierte ese nexo con la Alianza en más necesario que nunca, pero también en más incierto. “El Brexit le ha dado un sentido extra a esta cooperación. Hay que dejar claro que prosigue la relación transatlántica”, asegura un alto cargo aliado.

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El todavía primer ministro británico, David Cameron, ha tratado de calmar las aguas sobre el miedo a que la ruptura de Londres con Bruselas merme sus capacidades defensivas, en detrimento tanto de la UE como de la OTAN. “Reino Unido puede que abandone la UE pero no estamos dando la espalda a Europa ni a la seguridad y la defensa de Europa”, defendió Cameron en su entrada a la cumbre que concluye este sábado en la capital polaca.

La realidad, pese a todo, es más compleja. El presidente estadounidense, Barack Obama, aprovechó el encuentro que mantuvo con Juncker y Tusk para presionar por un Brexit lo menos traumático posible. Washington, que ve en Reino Unido al mejor representante de sus intereses en el corazón comunitario, pretende que la futura relación entre Londres y la UE quede lo más intacta posible respecto al estatus actual. Pero Bruselas no está dispuesta a conceder una posición privilegiada al miembro que ha desencadenado la mayor crisis existencial en los casi 60 años de historia del club comunitario. Trasladar la impresión de que es posible abandonar la Unión manteniendo las mismas ventajas generaría expectativas similares en otros Estados miembros con pulsiones euroescépticas.

Más allá de las dificultades añadidas que genere el shock británico, tanto la OTAN como la UE —comparten 22 de sus 28 miembros— están convencidas de que la situación geopolítica ha cambiado y que eso las fuerza a actuar conjuntamente. “No es momento para introspecciones; hay que demostrar unidad”, subrayó el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, tras la firma de una declaración conjunta, con Tusk y Stoltenberg, que marcará la senda de esa colaboración.

Hay dos áreas en las que la Alianza y la UE compartirán agendas en adelante. La más concreta es la migración. “Habrá un refuerzo mutuo de nuestras actividades en el Mediterráneo y más allá”, asegura el comunicado. Para otoño, se presentará un plan concreto por el que la OTAN, que ya contribuye a frenar los flujos de migrantes desde Turquía hacia Grecia, participará en la operación comunitaria Sofía. Se trata de una misión militar que desde hace un año trata de desmantelar las mafias que trafican con migrantes desde Libia hacia las costas europeas. Los resultados son aún poco visibles.

Guerras híbridas

Las organizaciones se disponen también a cooperar en lo que denominan amenazas híbridas. Tanto la Alianza como el club comunitario saben que los conflictos actuales ya no se presentan como guerras clásicas. Un ataque cibernético a la red bancaria de un país o la propaganda suministrada a través de las redes sociales constituyen poderosas armas para desestabilizar cualquier territorio. Fuentes aliadas sostienen que Rusia dispone de todo un ejército de expertos dedicados a estos fines, mientras Europa y la OTAN apenas se han preparado para tales desafíos.

Ese salto adelante requerirá también compartir mucha más información sensible. Fuentes de la Alianza admiten que no será fácil porque ni siquiera los 28 miembros de la organización —como ocurre en la UE— lo hacen entre sí.

De momento, las únicas novedades con calendario llegan por el flanco este de la OTAN. El secretario general confirmó que casi todos los países han comprometido ayuda en los cuatro batallones (de unos 1.000 militares cada uno) que se desplegarán en las tres repúblicas bálticas y en Polonia a principios de 2017. Tendrán composición multinacional para demostrar que “cualquier ataque sobre un aliado es un ataque a toda la Alianza”, ilustró Stoltenberg.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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