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Tribuna
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El flanco sur de la OTAN

España y sus vecinos deberían articular una estrategia de influencia en la organización

Pedro Morenés, ministro de Defensa, con Mariano Rajoy
Pedro Morenés, ministro de Defensa, con Mariano RajoySAMUEL SÁNCHEZ

La OTAN va a celebrar su Cumbre de 2016 en Varsovia (8 y 9 de julio) para actualizar las medidas adoptadas desde la Cumbre de Gales en 2014 para mejorar la capacidad de disuasión frente a Rusia (flanco este) y proyectar estabilidad en su periferia (flanco sur). Para demostrar la solidaridad aliada a los países del centro y este de Europa, se van a desplegar batallones rotatorios, crear infraestructuras de mando y logísticas, preposicionar equipo y adiestrar fuerzas de respuesta rápida y unidades de alta disponibilidad. Por el contrario, la OTAN no ha podido concretar cómo piensa responder a la preocupación de los aliados del sur ante la acumulación de riesgos e inestabilidad en un arco de crisis que va desde el Golfo de Guinea hasta Oriente Medio.

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España acude a Varsovia con los deberes de solidaridad cumplidos. Ha participado en las patrullas aéreas del Báltico, acogido las maniobras Trident Juncture en 2015 y liderado la Agrupación Naval y la Fuerza de Muy Alta Disponibilidad de la OTAN durante 2016. También ha cumplido con su compromiso de mejorar sus presupuestos de defensa acordado en la Cumbre de Gales, así que tiene la libertad moral de demandar a sus aliados más reciprocidad en el sur. Su ministro de Defensa se ha esforzado en concertar posiciones comunes con Francia, Italia y Portugal, aunque el flanco sur afecta directamente a otros aliados como Grecia y Turquía.

Como resultado de la movilización, es probable que la Alianza Atlántica reitere su preocupación por el flanco sur y que adopte algunas medidas complementarias de vigilancia y control marítimo en el Mediterráneo, por su cuenta o en cooperación con la UE. Pero dos años después estas medidas parecen insuficientes si se comparan con las dedicadas al este y, sobre todo, si se tiene en cuenta que la inestabilidad y sus consecuencias migratorias, terroristas e insurgentes no han dejado de crecer en el sur desde entonces.

La necesidad de aliados fiables y capaces explica la prioridad española de cooperar bilateralmente con los Estados Unidos

La OTAN no va a actuar directamente en el flanco sur salvo que las poblaciones o territorios de los aliados estén en peligro. Y aunque quisiera, tendría que vencer la resistencia ocasional de algún miembro, como la de Turquía ante la intervención de Libia en 2011, la renuencia de Francia a que la OTAN intervenga en su zona de influencia o el rechazo de los países árabes y africanos a que las fuerzas de la OTAN desplieguen en sus inmediaciones. Lo que se puede esperar es que apoye las acciones particulares de sus miembros, tal y como hace en Irak y Siria, donde se limita a ceder sus aviones de vigilancia AWACS a Estados Unidos para que éste pueda utilizar los suyos dentro de la Coalición Global contra el Estado Islámico.

La necesidad de aliados fiables y capaces explica la prioridad española de cooperar bilateralmente con los Estados Unidos, ya que comparten intereses estratégicos en el sur. Las operaciones se dirigen desde el Mando Africano (AFRICOM) de Heidelberg, en lugar de hacerse desde el Mando Europeo (EUCOM) que está más vinculado a la OTAN y es el que ha diseñado la estrategia estadounidense de respuesta en el flanco este. La visita del Presidente Obama a las fuerzas estadounidenses desplegadas en Rota y Morón visualiza la importancia de la cooperación bilateral para los Estados Unidos, un activo con el que todos los miembros de la OTAN desearían contar y del que España debería sacar más partido.

España está particularmente expuesta al sur por su situación geográfica y lo seguirá estando en las próximas décadas, según reconoce la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013. Los próximos gobiernos deberán pasar de la preocupación a la acción y buscar apoyos y recursos para afrontar riesgos tan graves. Individualmente, tendrán que reforzar sus programas de cooperación bilateral o subregional con los países de la zona y seguir contribuyendo a las misiones y operaciones de la UE o de Francia en África o a las de la Coalición Global contra el Estado Islámico.

Multilateralmente, España y sus vecinos del sur deberían elaborar su propio concepto estratégico y articular una estrategia de influencia en la OTAN para captar aliados y apoyos. Bilateralmente, España debería agrupar los diferentes capítulos militar, policial, judicial o de inteligencia para añadir valor y elevar la cooperación en seguridad y defensa con Estados Unidos a un nivel superior de relación.

Felix Arteaga Martin es investigador principal de seguridad y defensa del Real Instituto Elcano.

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