La OTAN hará una cumbre extraordinaria en 2017 para recibir al sucesor de Obama
La reunión será en Bruselas y servirá para inaugurar la nueva sede de la Alianza, que ha costado casi 1.000 millones
La OTAN planea celebrar una cumbre extraordinaria el próximo verano en Bruselas para traer a Europa al nuevo inquilino de la Casa Blanca y escuchar sus planes sobre el futuro de la Alianza Atlántica y las amenazas a la seguridad global. Las cumbres de la OTAN tienen carácter bienal por lo que la próxima, tras la que se ha inaugurado hoy en Varsovia (Polonia), no toca hasta 2017, pero los aliados no quieren esperar tanto tiempo para reunirse con el nuevo comandante en jefe de la primera potencia mundial.
Las fuentes consultadas admiten que la cita será más necesaria si el ganador de las elecciones norteamericanas de noviembre fuese el candidato republicano Donald Trump, que ha hecho gala de un discurso aislacionista en política exterior, que si se confirma la victoria de Hillary Clinton, de quien cabe esperar que continúe la línea de Obama, del que fue secretaria de Estado en su primer mandato. Aunque la OTAN evita inmiscuirse en los asuntos internos de los países miembros, la hipótesis de un triunfo del impredecible Trump provoca escalofríos en la mayoría de las capitales europeas, aún noqueadas por el inesperado éxito del Brexit.
El presidente estadounidense no será la única cara nueva en la cumbre aliada de 2017. El Reino Unido contará con un nuevo primer ministro, tras la renuncia de Cameron, y El Elíseo estrenará inquilino tras las presidenciales francesas, cuya segunda vuelta está prevista para el 7 de mayo. Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel se juega su continuidad en las legislativas que deben celebrarse en torno al verano.
Aun no se han concretado las fechas de la cumbre (será a final de junio o principios de julio), pero sí dónde se celebrará: en Bruselas. El encuentro de los 28 mandatarios –a los que se sumará probablemente Montenegro, si ha culminado para entonces su proceso de adhesión– servirá para inaugurar solemnemente la nueva sede de la Alianza Atlántica, construida frente al complejo que ocupa "provisionalmente" desde 1967. La nueva sede ha estado rodeada por la polémica: su construcción se adjudicó en junio de 2010 al consorcio belga-holandés BAM Alliance por 457,6 millones de euros, un 10% menos de lo presupuestado. Pero los sobrecostes se han ido acumulando y ahora se estima que rondará los 1.000 millones, mientras que los retrasos han hecho que la mudanza de los más de 4.000 funcionarios, prevista para 2015, vaya a iniciarse en enero de 2017.
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