Dimite el jefe de la delegación de la UE en Turquía por roces con Ankara

La Unión Europea ha retirado a su jefe de delegación en Turquía en un momento clave del pacto migratorio entre ambos territorios. La iniciativa, presentada como una dimisión de Hansjörg Haber, se produce tras varios comentarios de este representante europeo que Turquía ha considerado ofensivos. El principal de ellos consistió en un consejo, formulado irónicamente, por el que el enviado comunitario –de nacionalidad alemana- instaba a los turcos a “trabajar como alemanes” para lograr los requisitos que Bruselas exige para retirar la obligación de pedir visado en los desplazamientos a la UE. El Gobierno de Ankara citó a Haber para que aclarara sus palabras.

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La Comisión Europea ha confirmado este martes la dimisión de su representante, que apenas llevaba nueve meses en el cargo (aunque trabajaba para la UE desde 2008) y que lo mantendrá hasta el 1 de agosto. La noticia trasciende un día antes de que el Ejecutivo comunitario presente un informe que valora los progresos que ha hecho Turquía para cumplir los criterios que pide Bruselas para eximir de visado a los turcos que quieran acceder a la UE. Ese informe recomendará este miércoles que el proceso siga adelante, según las fuentes consultadas.

Con la destitución del enviado europeo a Ankara, Bruselas quiere evitar todo tipo de confrontación con el Gobierno turco para que el acuerdo migratorio suscrito en marzo se mantenga. El pacto ha logrado prácticamente clausurar la llamada ruta del Egeo, por la que el año pasado accedieron a Europa casi 900.000 personas, la mayoría refugiados. Entre marzo y abril las entradas cayeron ya un 90%.

La liberalización de visados para los turcos que viajen a la UE constituye el principal incentivo para que Turquía haya aceptado frenar los flujos desde sus costas e incluso readmitir a los migrantes y refugiados que hayan llegado a suelo griego desde el pasado 20 de marzo. Así que Europa no quiere arriesgarse a un fracaso en este proceso, que conduciría al desmantelamiento del pacto migratorio.

Europa quiere tener a un jefe de toda confianza en la oficina de Turquía, la mayor delegación exterior de UE, con un personal cercano a 200 personas. Más allá de las negociaciones de alto nivel, lideradas por el vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans, la delegación europea participa en ese diálogo sobre visados y canaliza el desembolso de dinero (hasta 6.000 millones de euros) que los países comunitarios han habilitado para financiar proyectos de atención a refugiados en Turquía.

Bruselas asume que el fin de los visados no llegará el 1 de julio, como figuraba en el acuerdo de marzo, pero confía en concederlo en otoño. Para ello los Estados miembros tendrán que dar el visto bueno, pero también el Parlamento Europeo, la institución más reacia a ofrecerlo. El principal escollo reside en la exigencia que hizo la Comisión a Turquía para que modificase sus leyes antiterroristas, consideradas demasiado poco acotadas. Ankara se ha negado a cumplir este requisito en plena oleada de atentados en su territorio y la Comisión busca un encaje legal (consistente en salvaguardar el derecho a la libertad de expresión en el código penal turco) para salvar el acuerdo.