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“La evacuación está siendo pacífica”

Una voluntaria española relata cómo discurre el desalojo del campamento de Idomeni en Grecia

Idomeni Una refugiada saluda a los periodistas al ser evacuada. Giannis Papanikos APFoto: atlas
María Antonia Sánchez-Vallejo

La primera señal de que la evacuación del campamento informal de refugiados de Idomeni estaba en marcha fue el desalojo de voluntarios y activistas en la madrugada de este martes. La gallega María Vence, que desde el 10 de mayo colabora en Idomeni con proyectos del Equipo de Rescate y Salvamento de Cataluña y con la ONG G-Fire, se sorprendió al ver entrar en su tienda de campaña, “a la 1.30 de la madrugada, a varios policías de paisano”. “Nos desalojaron, pero unos 25 compañeros lograron quedarse entre los refugiados, disfrazados con pañuelos y túnicas… Todos los demás, voluntarios y periodistas, estamos ya fuera… De hecho nos escoltaron hasta la carretera exterior del campamento. Y a las 4.30 sacaron a más”, cuenta por teléfono. Fue tal la premura del desalojo, que María y sus compañeros dejaron parte de sus pertenencias —como el cargador del móvil— atrás, “pero la policía nos dice que no podremos volver a buscarlas hasta mañana [miércoles] después de comer”.

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María atiende a EL PAÍS desde Polykastro, a una veintena de kilómetros de Idomeni, y por donde ve pasar, en direcciones opuestas, los autobuses que evacúan a los refugiados y, rumbo al campamento, “a numerosos autobuses de la policía”. “Hasta donde yo sé, la evacuación se está realizando con tranquilidad, la policía no ha hecho uso de la fuerza pero su propia presencia masiva resulta intimidante para los refugiados; éstos han recogido sus cosas y entran en los autobuses con resignación”. Tras la salida de los migrantes, una fila de bulldozers va arrasando las tiendas vacías.

A primera hora de la tarde habían salido de Idomeni en 25 autobuses 1.200 refugiados sirios, kurdos y yazidíes, según fuentes de la Policía griega. Su primer destino son dos antiguas fábricas habilitadas por el Ejército como albergues, en Sindo y Derveni —cerca de Salónica—, donde se hará una criba por nacionalidades y, posteriormente, se les trasladará al albergue definitivo.

Un bulldozer destruye tiendas de campaña durante el desalojo del campamento de refugiados de Idomeni este martes.
Un bulldozer destruye tiendas de campaña durante el desalojo del campamento de refugiados de Idomeni este martes.Y. KOLESIDIS (EFE)

Lo que sucede actualmente en el interior del campamento es una incógnita, ya que la policía ha cortado “todos los accesos por carretera a un par de kilómetros de allí”. Pero en conversaciones telefónicas con refugiados que permanecen dentro, María Vence corrobora la información de, entre otras fuentes, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), de que la evacuación se está desarrollando pacíficamente. “Los sirios se han resignado mucho y no oponen ninguna resistencia, pero dentro del campamento quedan todavía paquistaníes y magrebíes que sí pueden reaccionar peor, porque les espera únicamente la expulsión. Al menos los sirios pueden pedir asilo”, relata Vence.

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En cuanto a la presencia de ONG en el interior del campo, la voluntaria explica que a algunas de ellas, como la española Bomberos en Acción, “no les dejan entrar desde hace días”. Lo más preocupante, empero, es que “hoy no habrá reparto de comida, ni siquiera de leche maternizada para los bebés, una distribución que ya se había interrumpido en los últimos días… Todo ello empuja también a los refugiados a subirse a los autobuses como ovejitas”. Desde dentro de Idomeni, la portavoz de MSF-Grecia, Viky Markolefa, señaló que sigue habiendo miembros de la organización para proporcionar asistencia a los refugiados que tarden en ser evacuados, aunque temen el impacto de la operación policial en servicios esenciales como la distribución de alimentos. Según las cifras que maneja el Gobierno griego, en Idomeni quedaban este lunes algo más de 8.500 migrantes, un censo que María Vence discute: “No es real, nadie sabe cuánta gente había dentro”.

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