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Argentina, el primer país en señalar que “respeta” el cambio en Brasil

El Gobierno de Macri da un primer paso de acercamiento a Temer

Carlos E. Cué
El presidente argentino, Mauricio Macri, esta semana en un acto en Buenos Aires.
El presidente argentino, Mauricio Macri, esta semana en un acto en Buenos Aires. EFE

El Gobierno argentino ha sido el primero en mostrar públicamente su respeto por la nueva situación brasileña, en la que el vicepresidente, Michel Temer, tomará el poder temporalmente. “Ante los sucesos registrados en Brasil el Gobierno argentino manifiesta que respeta el proceso institucional que se está desarrollando y confía en que el desenlace de la situación consolide la solidez de la democracia brasileña”, señala el comunicado oficial de la cancillería argentina a primera hora de la mañana, poco después de que se aprobara el impeachment contra Dilma Rousseff. El gesto estaba muy medido y aparentemente pactado con Temer. Si Macri contactara con el nuevo presidente en las próximas horas, algo que tendría lógica después de este comunicado tan rápido, sería un gesto definitivo de respaldo.

“El Gobierno argentino continuará dialogando con las autoridades constituidas a fin de seguir avanzando con el proceso de integración bilateral y regional” remata el texto, que rápidamente ha puesto en su cuenta de twitter la canciller Susana Malcorra, en una operación muy medida en tiempo y forma.

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Argentina había sido clave hasta ahora para impedir el intento de algunos países como Bolivia o Venezuela para aplicar la cláusula democrática contra Brasil y Macri se había negado en todo momento a hablar de “golpe” en el gigante sudamericano, al contrario de lo que hacían mandatarios como Evo Morales. Ahora Macri da un paso más en su apoyo implícito a Temer, una persona con la que tiene una cercanía ideológica mucho mayor que con Dilma Rousseff. A pesar de eso, el Gobierno argentino está inquieto porque teme que el Ejecutivo de Temer será débil e inestable.

Macri se encuentra a los pocos meses de llegar al poder con una crisis inédita en su principal socio comercial y político. El presidente argentino había diseñado una estrategia en política exterior que ha quedado muy trastocada. A pesar de las diferencias ideológicas, y de que tanto Rousseff como sobre todo Lula Da Silva apoyaron con fuerza la candidatura del peronista Daniel Scioli, Macri apostó desde el primer momento por un pacto con el gobierno brasileño. Fue el primer país que visitó y estrechó lazos desde el primer día. Intentó acelerar con Rousseff el pacto UE-Mercosur e incluso convencerla para aplicar la cláusula democrática a Venezuela. Las relaciones parecían muy sólidas.

Entonces llegó el proceso del impeachment y Macri en un primer momento trasladó su apoyo a Rousseff aunque siempre de forma mucho más cauta que Morales. A pesar de algunas peticiones de la oposición brasileña, Macri en ningún momento apoyó el proceso contra Rousseff e invitó siempre a seguir los cauces constitucionales. Pero poco a poco el Gobierno argentino empezó a asumir que Rousseff iba a caer. Así que mantuvo la cautela pero impidió que se aprobaran declaraciones conjuntas en Unasur y Mercosur de rechazo al impeachment, descartó la palabra golpe y esperó a la votación de anoche. Ahora, con un nuevo presidente como interlocutor, Macri ha querido ser el primer en dejar claro que Temer puede contar con el apoyo argentino mientras sea el presidente constitucional de Brasil.

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En cualquier caso la inquietud en Argentina es enorme. El ministro de Economía, Alfredo Prat Gay, asegura que esta crisis en Brasil "le resta a la Argentina un punto y medio de crecimiento". Argentina depende de Brasil hasta el punto de que el 40% de sus exportaciones van a este país. "Brasil nos pega en la macro y mucho en la micro", insistió Prat Gay. Argentina está intentando salir de su propia recesión y la situación brasileña complica mucho esa salida. "Brasil define si ganás, empatás o perdés", resumió el ministro.

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