Rousseff y Bachelet pactan medidas económicas en plena crisis política
Brasil y otros países sudamericanos piensan que ha llegado la hora de fortalecer el comercio dentro de la región
Son las únicas dos mujeres presidentes de Sudamérica, tienen una ideología común y ambas atraviesan por problemas de política interna, aunque con distinto nivel de complejidad. La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, inició este viernes una visita oficial a Santiago, la primera que realiza desde que participó en la ceremonia de asunción del mando de Michelle Bachelet, que en marzo de 2014 inició su segunda Administración en Chile. La brasileña, cuyo Gobierno enfrenta una profunda crisis marcada por un incierto proceso de destitución en su contra, llegó a la capital chilena sobre todo a estimular las relaciones económicas y comerciales, cuando su economía se contrajo 4,08% en 2015, según las estimaciones del Banco Central.
Bachelet ofreció una comida en honor a la invitada en La Moneda, donde ambas presidentes luego sostuvieron una reunión bilateral. “En este momento de crisis económica profunda, tenemos que cooperar”, ha indicado Rousseff, en la declaración realizada esta tarde en el Palacio de Gobierno junto a Bachelet. La mandataria chilena ha informado que el próximo 8 y 9 de junio los ministros de Defensa y Relaciones Exteriores de ambos países sostendrán una reunión por el programa de desarrollo conjunto.
La jefa de Estado de Brasil llegó a Chile con una agenda teñida sobre todo por la economía: “El mayor desafío que enfrento hoy es retomar el crecimiento para que Brasil vuelva a crear empleos y oportunidades”, señaló al diario El Mercurio en una entrevista publicada este viernes.
Rousseff se refirió a la crisis interna: “No existe ninguna duda en mi contra relativa a denuncias de corrupción. Tengo la conciencia tranquila de que no he cometido ningún delito. Independientemente de los intentos de los sectores de la oposición de alejarme de la Presidencia por medios ilegítimos e ilegales, seguiré cumpliendo con lo que me ordena la Constitución”. “Brasil no puede y no va a parar”, agregó la mandataria, que apenas aterrizó en Santiago se dirigió a la Plaza de la Constitución para rendirle un homenaje a los héroes de la Independencia chilena. En ese lugar, una veintena de brasileños realizó una pequeña contramanifestación. “Fuera, Dilma”, le gritaban en portugués.
Uno de los principales intereses de Rousseff tiene relación con generar puentes entre el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile): “Tenemos economías con un claro potencial de complementariedad y una mayor aproximación –incluso física, a partir del mejoramiento de la infraestructura– beneficiará a nuestros países y a toda la región”, analizó Rousseff en El Mercurio.
Con la caída del precio de los commodities en toda la región, Brasil y otros países piensan que ha llegado la hora de fortalecer el comercio dentro de la región, un desafío que no parecía urgente cuando las materias primas tenían alto valor. Con el desarrollo de proyectos como los corredores bioceánicos, que unan el Atlántico con el Pacífico por Sudamérica, el Gobierno brasileño busca reducir costos, abrir y acercar los mercados y generar nuevas oportunidades de inversión y comercio. En esa línea, la visita oficial de Rousseff a Chile busca generar la complicidad del Gobierno de Bachelet como miembro de la Alianza del Pacífico y, por otra parte, no ceder el protagonismo de estas conversaciones al presidente argentino, Mauricio Macri, que se ha interesado especialmente por este asunto.
La visita oficial estaba programada para el segundo semestre de 2016, según la Cancillería chilena. Brasil, sin embargo, la semana pasada comunicó al Gobierno de Bachelet que necesitaba adelantarla y, a contrarreloj, comenzaron los preparativos. La brasileña tiene programada para este sábado un encuentro con empresarios chilenos y una reunión privada con un equipo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), lo que le impediría participar de los festejos por los 36 años de la fundación del Partido de los Trabajadores (PT) que se celebrará en Río de Janeiro. La cita con el organismo internacional en Santiago de Chile, según la programación, estará liderada por la directora ejecutiva, Alicia Bárcena, y pretende tratar sobre temas de desarrollo regional.
Pese a que Roussef enfrenta una crisis política que tiene a su Gobierno con un apoyo de un 11,4%, a Bachelet le sienta bien en este momento dejarse ver con la presidente del gigante sudamericano. La socialista chilena vive sus propios conflictos internos. Desde que hace un año estalló el caso Caval, que involucra a su nuera y a su hijo en negocios polémicos, su apoyo ha caído al 28%, según la última encuesta Adimark. Al margen de los caminos judiciales de la trama, que sigue siendo investigada por la Fiscalía, el escándalo hasta ahora provoca conflictos al Gobierno. Los problemas del Ejecutivo chileno y de las instituciones democráticas, sin embargo, no tienen la profundidad de Brasil.
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