Bruselas avisa de que limitar la entrada de asilados es ilegal
La descoordinación de políticas fronterizas preside el debate migratorio en la cumbre de la UE
La Comisión Europea aprovecha el desafío de Austria para lanzar una advertencia a todos los Estados miembros. Fijar cuotas de entrada de refugiados a un país, así como de las peticiones de asilo que pueden aceptar, “es incompatible” con el derecho europeo e internacional, avisó este jueves el comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos. La descoordinación de políticas fronterizas presidió el debate migratorio que mantuvieron los jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas.
Austria ha cumplido su promesa de imponer cuotas de entrada de refugiados —3.200 tránsitos al día, principalmente hacia Alemania, y solo 80 peticiones de asilo— para frenar los elevados flujos que soporta el país. Hasta ahora la Comisión Europea ha aceptado con resignación las diferentes restricciones fronterizas impuestas por los países. Pero la decisión austriaca, que si nada lo impide entrará en vigor este viernes, ha colmado la paciencia de Bruselas. El Ejecutivo comunitario ha abierto un proceso legal y, si cree que hay base suficiente, lanzará un procedimiento de infracción contra el Gobierno austriaco, explican fuentes comunitarias.
Para dejar constancia de su malestar, Avramopoulos ha enviado una carta a la ministra austriaca del Interior, Johanna Mikl-Leitner, para reprocharle que haya anunciado una medida “claramente incompatible” con las normas comunitarias. La ministra, no obstante, la mantiene.
La decisión austriaca amenaza con crear un efecto dominó: si Viena frena las entradas, los países anteriores en la ruta de los Balcanes harán lo mismo para no quedarse con todos los migrantes atascados en su territorio. Esa estrategia redobla la presión sobre Grecia, que en última instancia albergaría a todos los asilados que no pudieran abandonar su territorio. “Europa necesita una mayor protección de sus fronteras exteriores”, se limitó a expresar genéricamente la canciller alemana, Angela Merkel, antes de entrar a la reunión.
Los nuevos planes se dejan para marzo
Pese a los mensajes apocalípticos lanzados en las últimas semanas —“la UE no tiene más de dos meses para salvar Schengen”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, hace ahora un mes—, los Veintiocho se limitan en esta cumbre a tratar de acelerar las medidas ya aprobadas.
Queda para marzo una evaluación más seria del futuro de la zona de libre circulación y también una primera discusión sobre un nuevo sistema de asilo europeo. La Comisión lanzará a principios de marzo una comunicación para reformar la llamada norma de Dublín, que obliga a los demandantes de asilo a solicitarlo en el primer país europeo al que llegan.
Pese a los llamamientos de la Comisión a coordinar estrategias, los países siguen aplicando remedios individuales, en detrimento de sus vecinos. “He dejado claro que a la Comisión no le gustan los controles fronterizos nacionales; esto está pasando porque nos falta un enfoque europeo”, lamentó el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker.
Aunque la respuesta inmediata es cerrar fronteras, los líderes están convencidos de que solo la cooperación con Turquía puede contener los flujos. Los Veintiocho urgen al Gobierno turco a “hacer más esfuerzos”, según el borrador de conclusiones de la cumbre. El texto menciona también el principal incentivo que quiere emplear Europa para seducir a sus vecinos turcos. Se trata de un mecanismo de acogida —voluntario, al contrario que el reparto de los refugiados ya llegados al continente— para trasladar un número por definir de demandantes de asilo desde Turquía a países europeos. De momento hay una docena de Estados dispuestos a hacerlo, aunque este jueves perdieron la oportunidad de comunicar los avances en este proyecto al primer ministro turco, Ahmet Davutoglu. El dirigente iba a reunirse con esos 12 líderes, pero tuvo que cancelar su visita a Bruselas por el atentado del miércoles en Ankara.
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