_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Colombia hacia la paz y el Pacífico

Llevábamos un cuarto de siglo golpeando la puerta de APEC y hoy es una realidad el acercamiento al Pacífico como una forma de hacer presencia en la región

Juan Manuel Santos

Hace 25 años, el Ministerio de Comercio Exterior de Colombia cabía en un maletín. Mi maletín, básicamente. Esa era mi oficina, recién posesionado como el primer ministro que ese sector tuvo en la historia de nuestro país.

En esa época era un sueño tener una economía cada vez más abierta al mundo, con cifras históricas de inversión e índices de crecimiento que superan con creces el promedio regional, como las que tenemos hoy.

El país luchaba entonces por dos objetivos que hoy –finalmente– están cerca de convertirse en realidad: la conquista de la paz y el pleno desarrollo de una economía conectada globalmente con los mercados de Norteamérica, Europa y Asia.

Hago estas reflexiones ahora que Colombia se dispone a participar como país invitado a la cumbre de la APEC en Filipinas.

Llevábamos un cuarto de siglo golpeando la puerta de APEC y hoy es una realidad el acercamiento al Pacífico como una forma de exportar más, de hacer presencia en la región del mundo en la que más está creciendo la economía.

De alguna manera, los caminos hacia la paz y hacia el Pacífico han evolucionado juntos. Desde cuando decidimos trazar una hoja de ruta identificando los mercados más importantes –a los cuales necesitábamos acceso preferencial–, teníamos claro que la prosperidad de una economía abierta al mundo contribuiría a construir un país con más oportunidades, menos desigual y menos violento.

Hoy en día –después de casi ser considerados como un Estado fallido a principios del siglo– Colombia se ha convertido en un país que se acerca al logro de una paz estable y que, gracias a políticas macroeconómicas exitosas, se consolida como un actor internacional con enorme potencial.

Comenzamos construyendo nuestro camino hacia Estados Unidos a través del G-3 con México y Venezuela. Y al principio solo podíamos soñar con Europa y Asia, porque llegar a ellos parecía imposible cuando tocábamos sus puertas. Pero luego, la aprobación de los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, durante mi gobierno, se convirtieron en hitos que reflejaron la positiva transformación de Colombia.

Entretanto, la estrategia militar que llevé a cabo como Ministro de Defensa arrojó resultados excepcionales y le dio al Estado colombiano la fortaleza suficiente para proponer una negociación seria con la guerrilla de las FARC y avanzar hacia la terminación de un conflicto armado que nos ha desangrado durante más de 50 años.

Eso hice cuando llegué a la Presidencia –hace un poco más de cinco años–: iniciar un proceso para la consecución de la paz y, al tiempo, tender puentes con los mercados asiáticos.

Un manejo responsable de la economía, sumado a un mejoramiento significativo de los índices de seguridad y la posibilidad de acabar la guerra, nos ha permitido recobrar la esperanza y la confianza de los inversionistas.

Colombia está de moda y, según se dice, eso nos ha dado la credibilidad suficiente para seguir en la conquista de más mercados internacionales.

Ya nos embarcamos en el proceso de adhesión a la OCDE y creamos –con Chile, México y Perú– la Alianza del Pacífico, un mecanismo de integración profunda que tiene como pilares la libre movilidad de bienes, servicios, personas y capitales. Nuestras economías representan el 36 por ciento del PIB de América Latina –y sumadas equivalen a la octava economía del mundo, por encima de la India y Brasil.

La Alianza del Pacífico se ha convertido en la más dinámica plataforma económica y comercial de nuestra región, proyectada al mundo y en particular al Asia-Pacífico. Tanto así, que ya cuenta con 42 países observadores.

Esta semana, Colombia será el único país no miembro de APEC que hará presencia en la cumbre de Filipinas. Y esperamos que el año entrante, cuando la cumbre se realice en Perú, se levante la moratoria que existe para el ingreso de nuevos miembros y Colombia ingrese por fin a este foro.

Para entonces, esperamos haber firmado el acuerdo que ponga fin al conflicto armado en nuestro país. Será la culminación ideal de ese camino que emprendimos hace un cuarto de siglo hacia la paz y hacia el Pacífico.

Juan Manuel Santos es el presidente de Colombia

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_