“Putin quiere crear y liderar una coalición anti-Occidente”
La líder de la revolución naranja reflexiona sobre las maniobras políticas y militares del Kremlin
Yulia Timoshenko (Dnipropetrovsk, 1960) es una figura de rasgos tolstoyanos que destaca entre los protagonistas de la paz y la guerra que vertebran el espacio postsoviético en el siglo XXI. Su trayectoria está repleta de notables altibajos. Carismática heroína de la revolución naranja de Ucrania de 2004, ocupó la presidencia del Gobierno de ese país en dos etapas (2005, y entre 2007 y 2010). Posteriormente, perdió las presidenciales de 2010 ante Víctor Yanukóvich, rival filoruso y precisamente el líder que había sido derribado por el tsunami naranja. Durante el mandato de este, Timoshenko estuvo presa casi tres años bajo una condena por abuso de poder generalmente considerada con motivación política. Los días de cárcel se acabaron a finales de 2014, cuando una nueva revolución, el Euromaidán, se abatió sobre Yanukóvich, lo derrocó y devolvió la libertad a Timoshenko. Sin perder su combatividad, Timoshenko sigue al frente del partido Patria, que gana terreno en los sondeos. En una entrevista concedida recientemente en Madrid, alerta de que “Putin quiere crear y liderar una coalición anti-Occidente”.
Pregunta. La tregua en el Este parece consolidarse. ¿Cuál cree que es ahora el objetivo de Putin? ¿Mantener el conflicto congelado para minar la prosperidad y estabilidad de Ucrania? ¿Forzar la adopción de un sistema federal?
Respuesta. Esos son objetivos. Pero el mayor error que se puede hacer es percibir el conflicto como un asunto interno de Ucrania. Los planes de Putin van más allá de Ucrania. Quiere recrear un mundo bipolar, forjar una coalición anti-Occidente en la que el presidente ruso asuma el liderazgo. Putin pone a prueba la capacidad de las instituciones internacionales de responder a los desafíos. Para él, está claro que el resultado de estos ensayos es que las instituciones se han demostrado sin capacidad de responder a estos desafíos brutales.
P. ¿Cómo juzga la operación militar rusa en Siria?
R. Todo es parte de ese plan para crear una nueva forma de la coalición antioccidental. Se utiliza el contexto sirio para legitimar su continuo proceso de construir esa alianza antioccidental. ¿Pero es Putin tan fuerte como quiere proyectar con esas políticas? La realidad es que no tiene suficientes recursos, la economía rusa es bastante débil, y en comparación con Occidente sus fuerzas armadas no son tan fuertes. El mayor recurso de Putin es la débil y fragmentada voluntad política de Occidente. Y una inadecuada reacción a sus acciones. Lo que hace ahora es precisamente utilizar estos recursos.
P. ¿Está decepcionada por la actitud de Occidente ante el conflicto ucranio?
R. La visión común en Ucrania es que Occidente no cumplió con lo que se esperaba, fundamentalmente en relación con la aplicación del memorándum de Budapest de 1994, cuando Ucrania entregó su arsenal nuclear y Occidente se comprometió a garantizar su integridad territorial. Personalmente, comparto esa decepción. Porque cuando los acuerdos internacionales no se respetan, nadie puede sentirse seguro.
P. ¿Considera plausible que Ucrania recupere el control de Crimea?
R. Es obligatorio, no solo para Ucrania, sino para el futuro del mundo moderno, que Crimea vuelva. Si no ocurre, eso mostrará a todo el mundo que toda garantía internacional no vale ni el papel sobre el que está escrito.
P. ¿Cómo desescalar la crisis en el Este?
R. Para alcanzar la paz, hace falta una retirada de las tropas rusas del territorio ucranio, reestablecer el control sobre la frontera, una vigilancia internacional. Creo que Putin no está dispuesto a avanzar en esta senda. Creo que aceptó los acuerdos de Minsk para ganar tiempo. Los utilizó para neutralizar la escalada de sanciones. Para prevenir la inclinación de algunos países a entregar a Ucrania armas defensivas. Para reconfigurar y dar profundidad estratégica a su acción militar en Ucrania, incluida la construcción de bases militares cerca de la frontera con Ucrania, cosa que ya está haciendo. Y sobre todo, mantener Ucrania como un símbolo para erosionar la unidad de Europa y poner presión en la relación entre Europa y Estados Unidos. Eso es lo que está haciendo ahí. Por eso es importante empezar a implementar el plan B, elevar la presión sobre el Kremlin con la perspectiva de sanciones y aislamiento. Que quede claro que el coste de las agresiones es inasumible.
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