“En Siria se necesitan elementos del régimen y de la oposición moderada”
Fabius sobre la crisis de refugiados: "Es una ilusión creer que de esto se saldrá restableciendo las fronteras nacionales"
Laurent Fabius (París, 1946) es el miembro más veterano del gobierno de François Hollande. Tras ser el primer ministro más joven de la V República con François Mitterrand ha formado parte del Ejecutivo en cuatro ocasiones. Ahora es el responsable de la política exterior de Francia, que se prepara para bombardear al Estado Islámico en suelo sirio. En esta entrevista, realizada el viernes pasado en su despacho con un grupo de periodistas europeos, critica duramente a Bachar el Asad, responsable principal, dice, del enorme infortunio que asuela Siria. Aún así, cree que la solución pasa por un gobierno de unidad que integre elementos de su régimen para evitar el hundimiento del Estado, como ocurrió en Irak.
Pregunta. Rusia está a favor de una coalición internacional contra Daesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico). ¿Cuál es su posición al respecto?
Respuesta. ¿Cómo incluir a Bachar el Asad en ella? Recordemos el origen del caos sirio: una manifestación de jóvenes, reprimida de tal manera por El Asad, que el drama se ha extendido con violencias increíbles, uso de armas químicas, internacionalización del conflicto, voluntad de eliminar a la oposición, el desarrollo del terrorismo… Hoy hay 240.000 muertos, millones de refugiados y un país destrozado y de todo ello El Assad tiene una gran responsabilidad. El padre del niño Aylan, muerto en una playa de Turquía y cuya foto ha dado la vuelta al mundo, estuvo en las cárceles de El Asad. La mayor parte de los refugiados huyen de su régimen. No pretendo reducir la responsabilidad monstruosa de DAESH, pero creer que se puede lograr la unidad de Siria en torno al principal responsable de tanto infortunio es una ilusión. Para Francia, la solución pasa por un gobierno de unidad nacional.
P. ¿Incluyendo a los miembros del régimen de El Asad?
R. Para evitar el hundimiento del sistema como en Irak habrá que conservar algunos pilares del Estado como la armada. Se necesitan elementos del régimen y de la oposición contraria al terrorismo.
P. ¿La salida previa de El Asad es indispensable?
R. Se fracasará si se impone a El Asad para el futuro de Siria y si se le exige que presente sus excusas tampoco se avanzará.
P. ¿Mantiene Francia su rol internacional?
R. No debemos ser arrogantes, pero reconozcamos que la diplomacia francesa es, en general, apreciada e incluso admirada. Pero en política internacional Francia no está sola. Cuando se celebró la primera conferencia de Ginebra en 2012 no había terroristas en Siria. La comunidad internacional ha sido trágicamente lenta y poco eficaz.
P. ¿No es un poco incoherente bombardear a Daesh, teniendo en cuenta que eso reforzará a El Asad?
R. Tenemos datos precisos según los cuales los atentados contra Francia y otros se han preparado por Daesh en Siria. Es una cuestión de legítima defensa.
P. ¿Contempla Francia una intervención sobre el terreno?
R. No es viable enviar, solos, a soldados franceses. Ningún país está dispuesto a hacerlo. Hemos aprendido la lección de que este tipo de guerras no se ganan con tropas exteriores. La aviación extranjera puede ayudar, pero son las poblaciones locales y regionales las que deben intervenir.
P. ¿Cómo afrontar ahora este masivo flujo de refugiados?
R. Hay que establecer centros de acogida y de identificación, organizar un reparto justo, ayudar a países como Turquía, Jordania o Líbano, buscar una solución política y militar en Oriente Próximo y desplegar una política firme de desarrollo en África. Los egoísmos nacionales no resolverán esto. Hay que reaccionar rápido. El riesgo de explosión es importante.
P. ¿Hay que establecer esos centros o hotspots también fuera de Europa?
R. Es difícil. Hay países que los admiten, como Níger, pero no podemos imponerlos.
P. ¿Necesitamos una policía europea de fronteras?
R. Es la lógica de Schengen, pero eso lleva tiempo y el brutal flujo actual de refugiados y migrantes ha desequilibrado el sistema.
P. Este próximo miércoles hay una cumbre europea. ¿Qué debe hacer la UE?
R. Europa ha conocido otras crisis, pero esta, en cierta forma, está poniendo en cuestión su razón de ser y su funcionamiento. Es una ilusión creer que de esto se saldrá restableciendo las fronteras nacionales. Hay que ser honestos y explicar que, más allá de la necesaria solidaridad hacia los refugiados, no se podrán abrir las puertas a todos los migrantes económicos. Todo esto puede tener consecuencias en todos los planos. Por ejemplo, ¿cómo será el referéndum británico el año próximo si no resolvemos la cuestión de los refugiados?
P. ¿Qué une a Europa? Un mundo separa la posición de Alemania de la de Hungría.
R. Hay principios que todos deben respetar. Europa se amplió fundamentalmente por el principio de solidaridad interna. Esta solidaridad no puede servirse a la carta.
P. ¿Qué opina sobre la generosidad de Alemania?
R. Ha habido un impulso positivo y generoso de solidaridad en relación a situaciones humanas intolerables, pero hay que mantenerlo en el tiempo. De ahí la necesidad de tomar nuevas decisiones.
"El acuerdo climático es vital"
Laurente Fabius es el presidente de la Cumbre del Clima que se celebrará en París en diciembre.
Pregunta. ¿Por qué la cumbre de París se califica como la última oportunidad? ¿Qué ha cambiado desde la cumbre de Copenhague en 2009?
Respuesta. Ha habido muchos cambios. El clima se ha degradado enormemente. 2014 ha sido el año más cálido nunca conocido. La toma de conciencia sobre la necesidad de reaccionar es más fuerte y ya no se cuestionan los datos científicos sobre el efecto invernadero.
P. ¿Es la aportación china una de las más importantes a la cumbre de París?
R. Sí. Su compromiso es de una dimensión considerable. Obama también se ha comprometido mucho. China y Estados Unidos son los más importantes emisores de gas de efecto invernadero. La cumbre de París se inscribe, en definitiva, en un contexto más favorable que el de Copenhague.
P. Entre los objetivos de la cumbre de París está la de establecer un fondo de 100.000 millones de dólares anuales para los países pobres. ¿Van a negociar en este sentido con el sector privado?
R. Por supuesto, pero no se trata de lograr donaciones, sino inversiones. Se trata de compatibilizar mecanismos —fijación del precio del carbono, modificación de los circuitos financieros, reducción de costes de tecnologías limpias— para avanzar hacia energías descarbonizadas.
P. ¿Cómo logrará convencer a países como Brasil e India para que se sumen a un acuerdo global?
R. Dilma Rousseff está positivamente determinada. En India, el primer ministro es un apasionado de las nuevas tecnologías y, en particular, de la energía solar. Pero el carbón es hoy en día su principal fuente energética y necesita sacar de la pobreza a entre 400 y 500 millones de personas. Hay que proponer a este país opciones ambiciosas, pero realistas.
P. Usted insiste en que el acuerdo debe ser jurídicamente vinculante, pero ese puede ser un escollo importante.
R. Sí, algunos países, como Estados Unidos, desean una fórmula que no conduzca a la parálisis jurídica. Pero un acuerdo sin Estados Unidos no tendría sentido.
P. Hollande dramatiza sobre esta cita hablando de "vida o muerte".
R. El adjetivo que mejor define esta negociación es el de "vital". Esta es una cuestión de vida en todos los sentidos del término. ¿Seguirá siendo viable nuestro planeta? El sur de Bangladesh, donde acabo de estar, está amenazado de quedar sumergido. Es lo que está en juego: las condiciones de existencia de millones de personas. Esta no es una negociación internacional como cualquier otra que pueda quedar pospuesta para el año próximo. Más tarde sería demasiado tarde.
Esta es una entrevista conjunta realizada con Marc Cherki, de Le Figaro; Xavier Alonso, de Tribune de Genève; Anaïs Ginori, de La Repubblica, y Joelle Meskens, de Le Soir.
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