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El número dos del Gobierno gana pese a las denuncias de narco

El polémico Aníbal Fernández se impuso en la batalla interna del peronismo bonaerense

Carlos E. Cué
El candidato Aníbal Fernández introduce su papeleta.
El candidato Aníbal Fernández introduce su papeleta.STR (AFP)

La batalla más feroz de todas las elecciones primarias argentinas no se ha producido entre partidos diferentes, sino dentro del peronismo, la formación que más poder acumula y que domina la escena política. Era la guerra entre Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete y número dos del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y Julián Dóminguez, el presidente del Congreso. Ambos protagonizaron una encarnizada batalla casa a casa con denuncias de guerra sucia.

Finalmente ganó Fernández, 21,2% frente a 19,4%, a pesar de que en la última semana de campaña generó un enorme impacto una denuncia emitida en el programa del periodista estrella argentino Jorge Lanata en la que un hombre condenado a cadena perpetua por su participación en un triple asesinato en 2008 vinculado con el tráfico de efedrina, Martín Lanatta, sostenía que detrás de toda la operación de contrabando e incluso del asesinato estaba Fernández, entonces ministro de Justicia.

El escándalo fue enorme y el jefe de Gabinete, que negó radicalmente todas las acusaciones y anunció querellas contra todos, sostuvo de forma descarnada que detrás de la operación estaba Domínguez, su compañero de partido y rival en las primarias. Fernández llegó a decir que sentía "vómitos" y le llamaban compañeros "que habían tenido que tomar toneladas de Reliverán [médicamento contra el vómito]" al ver la guerra sucia que estaba protagonizando su compañero.

Este asunto ha monopolizado los comentarios políticos en los últimos días de campaña. En Buenos Aires las especulaciones son de todo tipo y nadie se centra en ver si la denuncia es cierta o no, sino en quién es el inspirador. Causó gran polémica que parte del programa, con otro narco que ahora está en libertad y que coincidía en la acusación a Fernández, se grabó en el apartamento de una de las candidatas de la oposición, Lilita Carrió. Además se analizó el hecho de que el periodista Lanata fue autorizado a entrar en la cárcel por el gobierno provincial, de Daniel Scioli, lo que alentó aún más la sensación de guerra interna dentro del peronismo. Aníbal Fernández es un candidato muy polémico que puede perjudicar las opciones de Scioli si el caso se complica.

Por último, en el hervidero de rumores que es Buenos Aires, se apuntaba a la participación incluso del Vaticano puesto que en los círculos políticos argentinos es muy conocida su animadversión por Fernández y su estrecha relación con Domínguez, un hombre cercano a la iglesia. Un cóctel explosivo con el añadido del control del territorio clave del peronismo, el conurbano de Buenos Aires, que da y quita victorias electorales puesto que allí vota un tercio del país.

Al final, contra todos y pese a la durísima denuncia de narcotráfico, lejos de dimitir o apartarse, Fernández ganó la batalla interna contra Domínguez, mucho menos conocido que él, y todo indica que será el nuevo gobernador de la provincia clave de Argentina, más grande y poblada que muchos países europeos.

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