“El principal riesgo para México es la subida de tipos de interés en EE UU”
Madrazo es considerado el cerebro gris de la Secretaria de Hacienda
Luis Madrazo Lajous es considerado el cerebro gris de la Secretaria de Hacienda. Formado en el ITAM y doctorado en Yale, dirige la estratégica Unidad de Planeación Económica. Desde ahí, ausculta a diario la marcha de un país tan vertiginoso como México.
Pregunta. ¿Por qué no se logra el crecimiento del 5% que prometió el Gobierno?
Respuesta. La meta del 5% es muy ambiciosa, pero también lo es la agenda de reformas. El primer trimestre fue muy malo en Estados Unidos y además hemos sufrido el impacto seco de la caída de la producción de petróleo. La solución radica en lo que ha propuesto el presidente: incrementar la productividad mediante la apertura a la competencia y la inversión.
P. Pero se están recortando las previsiones continuamente.
R. Desde hace un lustro, el FMI rebaja cada año sus expectativas de crecimiento. Es un fenómeno global, al que no es ajeno México, aunque le vaya mejor que a América Latina. En nuestro caso, casi todo el recorte de previsiones se explica por la caída del petróleo y la anemia de la producción industrial de Estados Unidos, el principal driver de México.
P. ¿Y si suben los tipos de interés en Estados Unidos?
R. El principal riesgo es la subida de tipos de interés en Estados Unidos. Aumentará la volatilidad de los mercados, y la pérdida de apetito por el riesgo afectará a las economías emergentes. Pero en el caso mexicano hay una diferencia; este país tiene un vínculo muy fuerte con la economía real estadounidense. Y la Reserva Federal sólo subirá tipos cuando vea señales claras de una recuperación sólida y equilibrada. En ese sentido, esperamos que la magnitud del arrastre de la producción industrial estadounidense sobre la mexicana sea mayor que la turbulencia que pueda generar la subida de tipos.
La tasa de desempleo ronda el 4,4%, el menor nivel desde 2008, y la inflación toca mínimos históricos, con el 2,8%
P. De momento, México ya está sufriendo una tormenta cambiaría, con la caída del peso frente al dólar.
R. Cuando un tipo de cambio logra amortiguar los choques externos lo que se produce es una depreciación. Una depreciación que en este caso no implica mayor inflación ni cambia las expectativas de consumidores e inversores.
P. Pero el consumo está muy frío.
R. El consumo está bien y sus determinantes aún mejor: la tasa de desempleo ronda el 4,4%, el menor nivel desde 2008, y la inflación toca mínimos históricos, con el 2,8%. Más datos más concretos: las ventas de Walmart subieron en mayo un 4,6%, el mayor incremento anual desde 2012; la producción automotriz de enero a mayo fue la más fuerte de la historia, y las ventas de coches crecieron un 27,1% anual, su máximo desde 2002. Habrá muchos problemas en la economía mexicana, pero en los últimos meses el consumo no es uno de ellos.
P. Volvemos entonces al inicio, ¿y por qué esto no se refleja en las previsiones de crecimiento?
R. Es un error que el debate sobre la economía mexicana se base en la decepción de las expectativas y no en la evolución real. ¿Qué importa más, que crezcamos más que el año pasado o que crezcamos menos de lo que dijimos? En uno o dos años, alcanzaremos incrementos cercanos al previsto y sentiremos todos los efectos de las reformas. ¿Cómo llegaremos ahí? Con paciencia. Ahora mismo hay un problema en la producción de petróleo y eso afecta directamente a las mediciones del PIB, al debate público y a las arcas del Estado.
P. ¿Habrá segundo ajuste?
Con la caída del precio del petróleo lo que está en juego es qué va a hacer Pemex en el futuro y cómo lo va a financiar
R. La previsión es que los precios del petróleo permanecerán bajos, en torno a 60 dólares el barril. Eso implica un ajuste del 1,5% del PIB. Doloroso y complejo. Para reducir daño, en enero pusimos en marcha un recorte del 0,7%. Y para 2016, con una previsión de 55 dólares por barril, habrá un ajuste muy parecido. El problema radica en el precio y la producción del petróleo. Si colapsa, el recorte será mayor.
P. Una y otra vez, todas las variables llevan al petróleo, es decir, a Pemex. Pérdidas crecientes, producción a la baja y un entorno cada vez más hostil. ¿No habría sido mejor privatizarla?
R. Con la caída del precio del petróleo lo que está en juego es qué va a hacer Pemex en el futuro y cómo lo va a financiar. La reforma le da instrumentos para llevar adelante sus proyectos, y le permite asociarse con privados ahí donde no tenga capacidad. Hay un enorme reto para que sea más productiva: debe revisar su estructura de costos, de financiamiento y de asociación.
P. México tiene un problema grave con la pobreza, a lo largo de los años los porcentajes (45% de la población) apenas varían pese los programas sociales.
R. Tenemos una economía dinámica y otra que no. Se han desarrollado programas sociales, pero no una política para integrar a esta población en la economía dinámica. Hay que intervenir con mayor fuerza para lograrlo. Removiendo las barreras físicas, educativas, culturales y legales.
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