Tres millones de personas mueren al año por fallos en el sistema sanitario
Una fundación propone atacar 11 aspectos de la atención para eliminar estas muertes
Cada año se producen unos tres millones de muertes evitables en los centros sanitarios del mundo. El dato es para Joe Kiani, presidente y fundador del Movimiento para la Seguridad de los Pacientes, solo el punto de partida. En la web de la fundación y en todas sus presentaciones, él esgrime otro: “Nuestro objetivo es que sean cero muertes en 2020”. Él no se refiere a enfermedades evitables por falta de vacunas o de otros tratamientos; se centra en las que se producen en los centros sanitarios por errores o malas prácticas, desde las equivocaciones con la medicación a las infecciones en las vías.
Kiani, estadounidense de 50 años de origen iraní, es un millonario hecho a sí mismo que hace cuatro años decidió afrontar este problema. “Todos sabemos lo terrible que es cuando un miembro de tu familia muere por algo que se podía haber evitado”. Por eso no puede evitar decir que “2020 es demasiado tarde” para conseguir su objetivo.
La fundación ha identificado 11 retos clave para que estas muertes bajen al mínimo. Son, según su web, el “fallo en el rescate de las depresiones respiratorias, los errores en la medicación —por omisión o mala administración, matiza el empresario—, las transfusiones de sangre inadecuadas, las infecciones de vías centrales, un mal manejo —por exceso también— de la oxigenación en recién nacidos, la no detección de enfermedades congénitas cardiacas graves, las infecciones asociadas al entorno hospitalario, los problemas de comunicación entre los cuidadores o con el paciente, las lesiones accidentales —para lo que hace falta crear una cultura de seguridad—, la detección temprana de la sepsis y un inadecuado uso de las técnicas de resucitación”.
En principio, según la propia web de la fundación, esta lista podría ampliarse para encontrar otras causas. “Pero hemos visto que no es así. El primer año, hace tres, definimos cinco aspectos, al año siguiente añadimos tres, y luego tres más, pero en la última reunión no hubo incorporaciones”, explica. Pero el movimiento no solo enumera los objetivos. También aporta técnicas e incluso lista los dispositivos o programas que hay en el mercado y pueden ayudar a conseguirlos. "Pero si no hay capacidad o desarrollos adecuados, eso no es una excusa. Se puede suplir el control de la máquinas por el de un segundo profesional, por ejemplo", dice Kiani.
Los datos demuestran lo difícil que es el objetivo. Por ejemplo, en España, las infecciones adquiridas en el entorno hospitalario afectan al 5,6% de los ingresos, según los datos del estudio Epine. “Hay hospitales que han conseguido el cero en alguno de los temas”, insiste Kiani, quien recalca que solo con un objetivo ambicioso puede lograrse el máximo avance.
Aunque no figure en la lista, para este emprendedor el papel de los pacientes en clave. “Tiene que ser un enfermo observante, atento. Él y sus familias o quienes le acompañen. Por ejemplo, están en su derecho de preguntar qué hay en cada vial, qué es cada fármaco. Deben asegurarse de que el sanitario que les va a tocar se ha lavado las manos antes de hacerlo. Comprendo que eso puede ser violento con algunos médicos o enfermeras, pero es su salud la que está en juego”, afirma.
Kiano admite que su movimiento no es único, pero a él no le importa. “Si hay otros con el mismo objetivo, da igual quién haya inspirado a quién. Lo importante es que se vaya en la misma dirección”, declara. Su grupo, aparte de en Estados Unidos, ya tiene presencia en Brasil, Arabia Saudí, Japón y colabora con la Fundación Europea para la Seguridad de los Pacientes. En España, donde Kiani estuvo la semana pasada, han conseguido su último aliado: el Sistema Español de Notificación en Seguridad en Anestesia y Reanimación (SENSAR) acaba de incorporarse.
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