El segundo sarcófago de Chernóbil aún necesita 85 millones de euros
Donantes internacionales aportan 180 millones al proyecto, que se finalizará en 2017
La asfixia financiera se aleja de las obras que permitirán que la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) sea más segura en el futuro. La construcción del llamado segundo sarcófago, una cubierta de acero móvil que sellará el reactor que explotó en 1986 y provocó el mayor accidente nuclear de la historia, podrá continuar gracias a los 180 millones de euros que se han recaudado este miércoles en una conferencia de donantes internacionales celebrada en Londres.
Sin embargo, aún faltan 85 millones de euros para cubrir la distancia entre el importe que se presupuestó inicialmente y los 1.500 millones que finalmente costará esta imponente estructura, que debe estar terminada en 2017. El agujero financiero era de 615 millones de euros, que responden al sobrecoste de una obra de ingeniería hecha a medida para proteger al mundo del peligro de Chernóbil.
Los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) y la Comisión Europea han confirmado una contribución adicional conjunta de 165 millones, informa el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). El propio banco adelantó hace unos meses 120 millones de euros para que las obras no se detuvieran, y ahora, tras asegurarse el compromiso del G7 y la Comisión, aportará otros 230. Los 100 millones que faltaban para alcanzar los 615, que se esperaba que otras naciones cubrieran, finalmente se han quedado en 15.
"Otros países han indicado que también harán contribuciones en un futuro próximo", señala el BERD en su página web. "El nuevo confinamiento de seguridad asegura que el reactor destruido estará bajo control de forma que no haya más contaminación del medio ambiente ni daño a la población de Ucrania, Bielorrusia y otros países que podrían verse afectados. Será la prueba del compromiso permanente de los miembros del G7 y de la Comisión Europea con la seguridad nuclear", ha afirmado Jochen Flasbarth, secretario de Estado de Medio Ambiente de Alemania, en representación de la presidencia alemana del G7, que organiza la conferencia.
El segundo sarcófago es una cubierta de acero de 260 metros de envergadura y 110 de altura que se está acabando de equipar a unos 300 metros del reactor número 4 que explotó en 1986. La estructura pesa 36.000 toneladas. Cuando esté lista, se deslizará hasta situarla sobre el reactor y se sellará para protegerlo de las inclemencias del tiempo y, lo más importante, aislarlo herméticamente en caso de colapso. Está diseñado para funcionar durante 100 años.
El primer sarcófago, edificado a toda prisa en los meses posteriores al accidente y que arrastra un largo historial de reparaciones, no es seguro. En un futuro, la nueva cubierta permitirá desmantelar con seguridad el reactor.
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