_
_
_
_

¿Se puede trabajar menos y pasar más tiempo con la familia?

Menos del 10% de los países latinoamericanos fijan un límite de 40 horas de trabajo a la semana. Empleados y empresas buscan armonizar el trabajo con la vida personal

Una mujer y su hija caminan por un bulevar en Montevideo
Una mujer y su hija caminan por un bulevar en MontevideoLeticia Ferreiro/BM

Hace casi dos semanas que Facundo, un abogado que vive en Buenos Aires, decidió trabajar menos horas. Antes se levantaba al alba y no lograba ver despierta a su hija de tan solo tres meses. Luego de una jornada laboral de hasta más de 12 horas, volvía a su casa para encontrarse con su pequeña nuevamente dormida.

“Me di cuenta que la vida laboral te puede dar muchas oportunidades, pero la crianza de un hijo es una sola vez en la vida”, dice.

¿Cuántas veces piensa que debería cambiar su rutina en pos de un balance entre su vida laboral y su vida personal? Si su planteo es casi diario, tal vez sea hora de dar el paso: disponer de tiempo de calidad para la familia, para sus pasatiempos y sus intereses.

Mientras que las nuevas tecnologías han simplificado y ahorrado tiempo en nuestro modo de trabajar también han acostumbrado a las organizaciones a demandar respuestas 24/7, “esclavizando” a más de un empleado. Responder mails fuera de horario, recibir mensajes laborales en redes sociales o terminar una presentación de manera remota durante un día de descanso, ya son parte del menú semanal.

Y Latinoamérica no es ajena a ello. Si hablamos de cantidad de tiempo que se destina al trabajo, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 67% de los países desarrollados y de la Unión Europea (UE) ha estipulado un límite obligatorio de 40 horas de trabajo semanales, mientras que tan solo 9% de los países en América Latina tiene la misma limitación.

A este se le suma que según algunas consultoras privadas, los latinoamericanos pueden llegar a perder hasta cuatro horas por día en viajar del trabajo a casa y de casa al trabajo. Toda una odisea si lo que se trata es de conciliar la vida laboral con la vida personal. Por encima de todo, el famoso hábito de “calentar la silla” es tan peligroso como una excesiva carga laboral. “Muchas veces está mal visto irse en horario lo que genera la cultura de quedarse después de hora”, dice María, una ingeniera de 31 años que se desempeña en una empresa petrolera en el centro porteño.

“El balance entre la vida y el trabajo no significa lo mismo para todos los trabajadores ni para todos los trabajos”, advierte Jamele Rigolini, economista del Banco Mundial con especialización en desarrollo humano y pobreza.

Pero, ¿por qué todos nos sentimos sobrepasados? ¿Por qué no podemos balancear el trabajo con la vida personal?

Para entender, hay que hacer un poco de historia. “La incorporación de la mujer en el mercado laboral hizo que ellas llevaran adelante esa doble agenda, entre el trabajo y la vida familiar. El hombre se desconectaba más”, cuenta la investigadora Patricia Debeljuh, directora del Centro de Conciliación Familia y Empresa del IAE Business School.

De acuerdo al estudio del Banco Mundial, “Cuestiones de género en el trabajo”, en América Latina y el Caribe, la participación de la mujer en la fuerza de trabajo ha aumentado un 35% desde 1990. En el análisis se concluyó que en 2010 los niveles de pobreza extrema habrían sido un 30%, si no hubiera sido por el aumento de los ingresos de las mujeres generado por el incremento de los ingresos laborales.

“Sin embargo, en la actualidad, tanto varones como mujeres de la Generación Y - muchos de los cuales nacieron en los ochenta - quiere imponer otras reglas. Ellos vieron que el precio que pagaron sus padres por no poder balancear el trabajo con la vida personal fue muy alto”, explica Debeljuh.

Si estás con tu familia, estás con tu familia

“En general estoy irritable en casa porque mi trabajo es muy agotador”. “Mi familia se queja de que no le presto la debida atención por el exceso de trabajo”. “Puedo hacer que mi pareja/mis hijos/mi familia no se sientan desatendidos aunque yo tenga mucho trabajo”.

Estas son algunas de las afirmaciones para responder en la encuesta de la campaña “Hacé el click hoy” desarrollada por el Consejo Publicitario Argentino que busca reflexionar cómo está el balance entre el trabajo y la vida personal, con el propósito de generar conciencia sobre el lugar que ocupan nuestros vínculos en la vida cotidiana.

“Es paradójico, uno trabaja por el bienestar de sus seres queridos, pero reciben lo peor de uno porque estamos cansados por el trabajo”, explica Debeljuh quien participó en el asesoramiento de la campaña.

“Balancear el trabajo y la vida personal es una cuestión tanto de ética como de productividad” dice Rigolini, “Ciertas condiciones permiten adaptar las necesidades del trabajador y mejorar el desempeño y el compromiso”.

Así es como, de la mano con un cambio de paradigma personal, muchas empresas también han decidido flexibilizar su jornada laboral y brindar condiciones favorables para balancear las horas de oficina con la vida familiar.

El rol de las empresas

“Trabajo dos veces por semana desde mi casa lo que me genera ahorros de tiempo, de dinero (no gasto en almorzar afuera, no pago el costo del transporte y la empresa reembolsa el costo de internet) y me evita el cansancio físico que implica trasladarse a la oficina”, dice Victoria, quien se desempeña en una consultora multinacional con oficinas en todo Latinoamérica y destaca como valiosas las políticas de la empresa para una mayor flexibilidad.

Debeljuh habla de introducir el concepto de “Responsabilidad Familiar Corporativa” donde las empresas reconocen a las familias de los empleados como grupos de interés. “Cuando una empresa contrata a un técnico, a un analista o a un gerente, tiene que entender que está empleando a una persona que tiene familia” sostiene.

“Las empresas están adquiriendo el hábito de tener una mirada integral sobre las personas”, reflexiona Virginia Meneghello, directora de la comisión de la campaña y gerenta de Cultura Organizacional de la empresa de telecomunicaciones Telecom.

Por ejemplo, “las políticas deben dar lugar a nuevas masculinidades, como repensar la extensión de las licencias de paternidad” pero para Meneghello “el balance entre vida y trabajo no solo tiene que ver con el tiempo, sino también con otras iniciativas, por ejemplo, facilitar servicios económicos para los empleados”.

A pesar de que muchas empresas en Latinoamérica comienzan a reconocer las ventajas de tener a trabajadores motivados, para expertas como Debeljuh “El estado debe apoyar a través de legislación porque muchos empleadores no son sensibles a la realidad de sus empleados”.

En palabras de Rigolini, “el estado tiene un papel clave en supervisar y promover los derechos del trabajador” y destaca la importancia de campañas de sensibilización y comunicación para que los trabajadores conozcan cuáles son sus derechos y el porqué. “Hay cosas, como realizar jornadas de 12 horas, que no pueden ser vistas como normales para un empleado” sostiene.

Mientras, del otro lado del Atlántico, varias empresas han probado victoriosas sus teorías en la reducción del horario laboral. Desde el año 2008, la empresa Iberdrola implementó la jornada intensiva de trabajo que consta de seis horas y 15 minutos de trabajo dentro de los cuales se contemplan hasta 45 minutos de flexibilidad a la hora de entrada o de salidada. Según sus directivos, entre otros beneficios, ha mejorado la productividad y se han ganado más de medio millón de horas de trabajo anuales, reduciendo en un 20% el absentismo y un 15% los accidentes laborales.

*María Victoria Ojea es productora online del Banco Mundial

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_