¿Podremos comer mañana?
América Latina busca ponerle freno a los riesgos que pueden impedir que los alimentos lleguen a la mesa
Todos los días el mundo tira a la basura entre un cuarto y un tercio de los alimentos que produce. Mientras tanto, más de 870 millones de personas (cuatro veces la población de Brasil) pasan el día con la incertidumbre de no saber cuándo y qué van a comer.
Teniendo en cuenta que la población mundial alcanzará los 9.000 millones en 2050, el desafío es garantizar que haya alimentos a buen precio para todas esas personas. ¿Cómo lograrlo? "Es imposible superar el problema de la inseguridad alimentaria si no invertimos en América Latina para promover las exportaciones y ayudar a alimentar al mundo", afirma el gerente regional de agricultura del Banco Mundial, Laurent Msellati.
Cuando se habla de las inversiones, no se refiere sólo a las técnicas para aumentar la productividad, sino también al conocimiento para hacer frente a los riesgos clave, como las sequías, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos (y cada vez más comunes), a las plagas e incluso a los altibajos en la economía global.
Todo esto es de particular importancia para Brasil, el mayor productor de alimentos en la región, que en breve completará su primera evaluación de las políticas y los programas con los que se gestionan los riesgos que enfrenta el sector agrícola del país.
Prevenir para ahorrar
El documento estará listo en marzo de 2015, y hará recomendaciones para abordar de manera integrada y mejorar la gestión de los riesgos en esta industria, que produjo 194,5 millones de toneladas en 2014, un 3,3% superior a 2013, de acuerdo con estimaciones del Instituto brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Los técnicos del Banco Mundial, del Ministerio de Agricultura (MAPA) y de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) analizaron 7.000 cuestionarios en todo Brasil. Las principales preocupaciones de todos los involucrados en la producción de alimentos son las sequías –cada vez más frecuentes y severas-, además de la logística y los problemas de infraestructura.
Y para que el diagnóstico no sea solo con base en percepciones limitadas del sector, se celebraron consultas con expertos en la gestión de los distintos riesgos tanto de las universidades como del sector público y privado, y se compraron los resultados del cuestionario con estudios científicos y evaluaciones de impacto.
"El conocimiento de los riesgos a la agricultura es importante para garantizar el acceso a los alimentos para la población más vulnerable y evitar que la economía se vea afectada. Sólo en el estado de São Paulo (que tiene la mayor participación en la producción agrícola en el país), una disminución de 10% en la producción podría costar más de 4 mil millones de reales (alrededor de US$1,5 mil millones) en ingresos fiscales", explica Msellati.
La prevención también significa un ahorro importante a futuro pues, según los expertos, un dólar invertido en la mitigación de desastres naturales y otros riegos, resulta en un ahorro de siete dólares en las acciones de respuesta.
Años de pérdidas
El diagnóstico que está haciendo Brasil se está haciendo también a menor escala en estados como Bahía y Paraíba en el nordeste, además de en el vecino Paraguay y otros países latinoamericanos.
Aunque la producción mucho más modesta que la de Brasil, el 30,4% del PIB de Paraguay viene de la agricultura. El sector sigue representando el 40% de las exportaciones, y genera 2 de cada 5 puestos de trabajo.
Por todo ello, no es difícil imaginar el impacto provocado por las recientes sequías, inundaciones y tormentas de granizo en territorio paraguayo: sólo en 2011, las pérdidas en la producción de soja cuestan $ 920 millones para el sector, y $ 300 millones en pérdidas en el ganado.
Según el informe Análisis de Riesgo del Sector Agropecuario en Paraguay, en el mismo año, los pequeños agricultores perdieron entre el 25% y el 50% de la producción. Y, según los cálculos, en 2014 hubo pérdidas similares a causa de las inundaciones.
Además, una epidemia de fiebre aftosa entre 2011 y 2012 hizo que se cerraran los mercados de exportación para el ganado paraguayo, con un costo para el país de varios cientos de millones de dólares.
El documento recomienda el desarrollo de un sistema de investigación y transferencia de tecnología, como semillas más resistentes a los fenómenos climáticos y sistemas de riego inteligente para la agricultura familiar.
Y también, consolidar los servicios de sanidad animal, el desarrollo de un subsidio agropecuario y un seguro agrícola –similares a los que existen en Brasil- para compensar a los agricultores que perdieron la producción debido a las adversidades climáticas.
Con Asia, América Latina será la región responsable de más del 75% de la producción agrícola adicional durante la próxima década, según la FAO y la OCDE. Estas medidas son un paso adelante para garantizar que la pregunta "qué vamos a comer mañana" siempre tendrá respuesta.
Mariana Kaipper Ceratti es productora Online del Banco Mundial
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