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El mundo financiero brasileño celebra el ascenso electoral de Silva

Los empresarios agrícolas mantienen sus reservas con la candidata ecologista

Carla Jiménez
Marina Silva durante un evento de campaña la semana pasada
Marina Silva durante un evento de campaña la semana pasadaP. C. (EFE)

Tras el giro de las encuestas electorales en Brasil, el mercado financiero ya empieza a ver con buenos ojos la candidatura de Marina Silva (PSB) a la presidencia. La Bolsa de Valores de São Paulo cerró el miércoles en 60.950 puntos, su mejor resultado desde enero de 2013. Los analistas atribuyen el dato a la divulgación el día anterior de la encuesta del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope), que mostraba la tendencia al alza de la candidata ecologista hasta el punto de poder ganar a la presidenta Dilma Rousseff (PT) en la segunda vuelta de las elecciones.

“Marina es nuestro Obama”, afirma Tony Volpon, jefe de investigación de mercados emergentes de la consultora financiera Nomura Securities. La comparación con el presidente de EE UU se refiere a su elección en 2008, cuando se empezaba a ver el derrumbe del sueño americano de opulencia financiera y los estadounidenses buscaban una nueva referencia. Volpon opina que Marina Silva “se está consolidando como una agente de cambio segura y fiable”.

Desde que fue elegida candidata oficial por el PSB, Silva ha dejado claro que va a respetar los compromisos asumidos por el exlíder de su partido, Eduardo Campos, muerto en un accidente aéreo el pasado 13 de agosto. No menos importantes son los mensajes transmitidos por los colaboradores de su programa de Gobierno, como el economista Eduardo Gianetti, que el pasado lunes declaró al diario Folha de São Paulo que el equipo de Silva va a restablecer la triada macroeconómica —cambio flotante del real, objetivo de inflación y disciplina fiscal—, que el expresidente Fernando Henrique Cardoso impulsó en su Gobierno y Lula da Silva frustró en el suyo.

Declaraciones como esa, que señalan un norte para el futuro, satisfacen el deseo de previsibilidad del mercado financiero. Así, a la vez que Silva capta la frustración de los desilusionados de la política —jóvenes e indecisos, en su mayoría— su candidatura cautiva a economistas e inversores. La furia del mercado financiero puede desatarse cuando sus preguntas sobre el futuro quedan sin respuesta. Así fue en el periodo anterior a la elección del expresidente Lula en 2002, cuando el dólar, hoy en 2,25 reales al cambio, llegó a 4 reales por el temor a cambios radicales en el escenario económico.

Cuanto más claro es el mensaje de que hay intención de reducir gasto público y controlar la inflación, mayor es el apoyo del sector financiero. A eso se debe su buen humor con el candidato del PSDB, Aécio Neves, asegura Zeina Latif, economista de la empresa XP Inversiones. Este candidato “tiene un equipo más definido, ya sabe quiénes serán sus ministros”, apunta.

Neves ha dicho públicamente que, si es elegido, le encargará la cartera de Hacienda a Armínio Fraga, que fue presidente del Banco Central durante el Gobierno de Henrique Cardoso.

Una encuesta informal elaborada con empresarios por el periódico Valor Econômico publicada el lunes mostró que si el electorado estuviera formado solamente por este sector, Neves vencería en la primera vuelta, con casi el 70% de los votos, mientras que Rousseff obtendría un 14%, y Marina Silva, un 12%. En este caso, el sector empresarial se muestra más conservador sobre Marina Silva porque ésta aún no ha detallado su programa de Gobierno y no se sabe como manejará asuntos cruciales como los acuerdos internacionales firmados por Brasil o los incentivos a las inversiones que corresponden a proyectos de largo plazo.

Algunos analistas ya dan por hecho que en la encuesta que será divulgada el próximo fin de semana, la candidata del PSB superará incluso a Rousseff. Y el mercado comienza a asimilar la idea de una victoria de Silva. “Basta con que no tropiece ni haga tonterías para que gane las elecciones”, opina Volpon, de Nomura Securities. “Está difícil encontrar a alguien que no crea en la victoria de la Marina”, añade.

Elizabeth Johnson, directora de investigación para Brasil de la consultora británica Trusted Sources, prefiere mantener la cautela. “Aún es muy pronto para hablar en la derrota de la presidenta Dilma Rousseff. A pesar de todas las cuestiones económicas, ella consigue dar respuestas”, afirma.

El mundo del agronegocio, por otro lado, se muestra dividido ante la nueva perspectiva electoral. Roberto Rodrigues, exministro de Agricultura de Lula, que trabajó al lado de Marina Silva cuando esta era titular de la cartera de Medioambiente, confía en que la candidata del PSB respete los compromisos asumidos por Eduardo Campos. “Estuve en varias reuniones suyas con líderes del sector, en las que Campos fue claro y positivo, defendiendo la importancia del agronegocio. Pero señalando que se hiciera teniendo en cuenta la sostenibilidad”, cuenta.

Rodrigues afirma que conoce bien el estilo de Silva, y aunque haya desconfianza sobre su posición, cree que la candidata se rinde fácilmente a la negociación: “Tuvimos muchos enfrentamientos mientras trabajamos juntos, pero al final siempre nos poníamos de acuerdo. Y ella está más abierta hoy que en aquel entonces”.

Sin embargo, la senadora Kátia Abreu (PMDB), una fuerte portavoz del agronegocio, no esconde sus reservas sobre la candidata ecologista. En una entrevista reciente a la revista Época, dijo que Marina Silva hace de la cuestión ambiental “un dogma, una religión” y que “rechaza dialogar y abrir su mente para otras situaciones que la sociedad demanda”.

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Sobre la firma

Carla Jiménez
Directora de EL PAÍS en Brasil desde 2018. Trabajó en O Estado de S. Paulo, Agência Estado, revista Época e IstoéDinheiro. Nació en Chile, creció en Brasil. Es formada en Periodismo por la Universidad Cásper Líbero, con especialización en Economía en la Fipe/USP. Forma parte de EL PAÍS desde 2013.

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