“Brasil debería ser mucho más agresivo con China”
El experto del Banco Interamericano de Desarrollo duda de la utilidad del bloque de los BRICS
El economista brasileño Mauricio Mesquita Moreira percibe que Brasil entra en una fase de realismo en su relación económica con China, su primer socio comercial. Tras una etapa “muy optimista” a principios de los años 2000 en la que solo veía ventajas a la exportación masiva de materias primas, en los últimos años Brasilia ha recurrido al proteccionismo para tratar de frenar la intensa competencia de los productos chinos en la economía brasileña. Pero, a juicio de este experto, es un camino equivocado.
Pregunta. ¿Cómo ve el estado de la relación?
Respuesta. China resume un poco todos los desafíos que ha tenido en Brasil en la última década, cómo afrontar los cambios importantes que han pasado en la economía mundial. Veo a Brasil luchando por encontrar una manera de integrarse a una economía que ya no es la misma que teníamos en los años 60 y 70. Y me parece que sigue buscando respuestas que quizá servirían entonces, pero no hoy.
P. Usted critica el énfasis intervencionista y proteccionista en Brasil.
Hay espacio para ser mucho más agresivo, no en el sentido de ofender a China sino tener más claro dónde está Brasil en ese juego: si está más del lado de las economías de mercado donde los estados tienen una participación limitada o si la idea es una competencia entre estados nacionales y tiene implicaciones democráticas" Mauricio Mesquita Moreira, economista del BID
R. Brasil reconoce la amenaza china pero la manera de responder no es ajustar su economía al nuevo ambiente sino insistir con las mismas apuestas del pasado. A medida que Brasil fue perdiendo mercado en Estados Unidos y Europa, la manera de responder al desafío chino fue aumentar la protección [con aranceles] al mercado doméstico. Lo que pasó fue que no se resolvieron los problemas y ha habido un coste fiscal altísimo. Desde 2011 el crecimiento ha bajado, la inflación ha subido y la productividad está estancada. Ya en 2010 quedaba claro que Brasil no crecía por el lado de la oferta. Estimular aún más la demanda no era una buena política macroeconómica ni intentar proteger una estructura industrial que no tiene cómo competir con China y Asia.
P. ¿Qué actuaciones recomienda?
R. Lo mejor sería enfocarse en industrias más intensivas en recursos naturales, como el petróleo y agregar valor a minería y agricultura. Se puede apoyar a la industria local pero de un modo más suave porque [de lo contrario] los incentivos para mejorar la calidad y bajar los costes desaparecen.
P. Ante el miedo de desaceleración china, ¿cómo afectaría a la relación este nuevo enfoque que propone?
R. La clave está en permitir que se agregue valor a las materias primas que ya se exportan. El esfuerzo debería ser negociar un sistema arancelario escalonado y ver un Brasil mucho más agresivo en la defensa de las políticas de comercio que estén de acuerdo con los reglamentos internacionales. Si Brasil no tuvo problemas en llevar a Estados Unidos a la OMC [Organización Mundial del Comercio] por los subsidios al algodón, si el tema es no molestar a los poderosos ¿por qué no a China?
P. Es decir, buscar una relación más de igual a igual.
R. Exacto, porque sino van a predominar los intereses chinos, sobre todo en el terreno de promoción de la industria local […] Brasil no tiene cómo competir en subsidios y por las diferencias institucionales: China tiene la capacidad de redireccionar recursos a empresas y sectores sin que eso genere cuestionamientos.
P. ¿Qué opina del bloque de los BRICS?
R. No hay duda de que el peso creciente de las economías emergentes debería ser reflejado en la gobernanza de las instituciones multilaterales. Pero creo que este tipo de alianza debería ser mucho más puntual en asuntos donde hay convergencia de interés porque pensar que podrá servir para tratar todo tipo de asuntos me parece muy ingenuo. Es difícil encontrar asuntos de convergencia institucionales entre Brasil y China o Rusia. No creo que un bloque como los BRICS pueda ser muy útil a Brasil más allá de la visibilidad. A Brasil le interesa tener una economía mundial en la que predominen las reglas y no una en la que predominen los grandes estados compitiendo vía subsidios. Por ejemplo, que el tipo de cambio no sea un instrumento de apoyo a la industria local y no queda claro que China piense lo mismo.
P. ¿Y cree que esta desconfianza económica de Brasil puede afectar al conjunto de la relación con China?
R. Veo a Brasil más cauto. Tiene que tener más claro cuáles son sus intereses. Hay espacio para ser mucho más agresivo, no en el sentido de ofender a China sino tener más claro dónde está Brasil en ese juego: si está más del lado de las economías de mercado donde los estados tienen una participación limitada o si la idea es una competencia entre estados nacionales y tiene implicaciones democráticas.
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