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John Kerry: “Es hora de borrar la violación del léxico de la guerra”

El jefe de la diplomacia de EE UU clausura la cumbre contra la violencia sexual en conflictos

Angelina Jolie, en primer plano, junto a William Hague y John Kerry (i), en la última jornada de la cumbre global sobre violencia sexual en conflictos.
Angelina Jolie, en primer plano, junto a William Hague y John Kerry (i), en la última jornada de la cumbre global sobre violencia sexual en conflictos.CARL COURT (AFP)

“Es hora de borrar la violación del léxico de la guerra”, subrayaba este viernes el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, en el cierre de la primera cumbre internacional consagrada a combatir la impunidad que ampara la violencia sexual en los conflictos de nuestro tiempo. Su presencia en el foro de Londres, a pesar del momento crítico en que la Administración Obama está sopesando una intervención militar en Irak ante el avance yihadista, encarna un sólido respaldo a la activación de un inédito protocolo que establece directrices efectivas para investigar y documentar esos crímenes, perseguir a los autores y asistir a las decenas de miles de víctimas de ese arma de guerra, de poder y de sometimiento.

El mensaje de Kerry, él mismo un veterano de guerra, fue el epílogo de una conferencia en la que han participado 140 representantes de gobierno, de la sociedad civil y grupos de derechos humanos, bajo el auspicio del atípico tándem formado por el secretario del Foreign Office, William Hague, y la actriz y enviada especial del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Angelina Jolie. Más allá del gancho mediático de una estrella hollywoodense comprometida, los cuatro días de cumbre han permitido destilar las pautas concretas que establece el protocolo para recoger sobre el terreno y de forma efectiva pruebas sobre esos crímenes que sustenten el procesamiento de los responsables, que aliente la formación de los soldados y fuerzas de paz en su prevención, así como la adaptación de las legislaciones nacionales a ese problema, y que procure ayuda a largo plazo a las víctimas con el objetivo de que restablezcan unas vidas marcadas por el estigma de la violación.

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No existen cifras globales sobre el número de víctimas de la violencia sexual en conflicto, pero estimaciones como la de UNICEF de que una media de 36 mujeres y niñas son violadas a diario en la República Democrática del Congo, unas 200.000 en las dos últimas décadas, confirman la magnitud de ese crimen silenciado. En la guerra de los Balcanes, unas 50.000 mujeres sufrieron agresiones de esa naturaleza, pero sólo sesenta de los autores han sido procesados por el momento.

“La paz no es más importante que la justicia”, ha subrayado Jolie sobre el ahínco que hace el protocolo en que las violaciones de mujeres y niñas, pero también niños y hombres, no sean objeto de amnistía en los acuerdos de paz ni se conviertan en un “daño colateral” que acaba pasándose por alto. La actriz, flanqueada por Kerry y Hague, y con el apoyo vía conferencia de vídeo del secretario general de la ONU, Ban ki Moon, hizo este viernes un llamamiento a los países para que suscriban y apliquen ese protocolo. Las voces más críticas comparan ese documento de 140 páginas como papel mojado, pero muchos activistas de los derechos humanos han recordado en Londres cómo la campaña contra las minas antipersonas acabó traduciéndose en un tratado para su prohibición. Al igual que la diseminación de ese arma mortífera garantiza la destrucción años después del fin de un conflicto, la violencia sexual es una táctica política y estratégica para destruir y someter a familias, comunidades y grupos étnicos. Operar un cambio de mentalidades es el reto más difícil.

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