La reforma territorial provoca una fuerte inquietud en Francia
El Gobierno aún desconoce el ahorro que supone la reducción de regiones
“No me toques Picardía”. Con este lema se alzaron, en 2009, miles de ciudadanos de esa región del norte de Francia para combatir las propuestas del comité Balladur sobre la reforma territorial, que sugería pasar de 22 regiones (excluyendo las cinco de ultramar) a 15. Cinco años más tarde, el Gobierno de Manuel Valls ha propuesto reducir a la mitad, de 22 a 11, el número de regiones del Hexágono y suprimir los llamados consejos de departamento. Resultado: la Asociación de Regiones de Francia, por boca del socialista Claude Gewerc (presidente del Consejo regional de Picardía), ha pedido una reunión urgente “para clarificar las reformas”, y habla con sorna de “una visión geoestratégica de geógrafos parisinos”. Y el también socialista Claudy Lebreton, de la Asociación de Departamentos de Francia, ha denunciado firmemente “la brutalidad” del método empleado por el Gobierno para proponer los cambios.
¿Por qué este interés en transformar el tejido administrativo? Se trata de hacer más eficaz el Estado, pero principalmente de ahorrar, como dijo Hollande el 18 de enero al comentar su proyecto de reforma. “Ahorrar no es nada de lo que haya que avergonzarse”, afirmó. El diputado socialista Thierry Mandon, que dirige el Consejo de la Simplificación que pondrá en marcha las reformas, afirma a EL PAÍS que “en estos momentos no es posible precisar el ahorro que aportarán las medidas anunciadas; pero, desde luego, ese ahorro será importante, y supondrá miles de millones de euros”.
El primer ministro Manuel Valls mencionó tres ejes de su acción para reducir las capas del “milhojas territorial”: reducción del número de regiones, supresión de los consejos de departamento (asambleas de un ámbito similar al provincial con algunos poderes legislativos) y supresión de la “cláusula general de competencias” que permite a municipios y mancomunidades reclamar las competencias que afecten a su territorio. La prensa ha hablado de “supresión de los departamentos [existe un centenar]”, pero Mandon matiza que los departamentos seguirán existiendo y que solo se trata de suprimir los consejos de estos entes y de transferir sus competencias a las mancomunidades de municipios.
“Los departamentos son un organismo que surgió como forma de representación del Estado a nivel local, centrados en los prefectos. Posteriormente, se quiso organizar una estructura de cargos electos en torno al departamento: surgieron así los consejos departamentales. Y es esa estructura la que Manuel Valls quiere suprimir, no la representación del Estado”, afirma Mandon. “Lo que el Gobierno va a hacer es reforzar las mancomunidades. Primero se elaborará el nuevo mapa de mancomunidades, que debería estar listo en 2015-2016. Y entre 2019 y 2021 se hará la transferencia a ellas de competencias de los consejos de departamento”, explica.En lo que concierne a las regiones, que mueven grandes presupuestos, Mandon recuerda que el futuro mapa regional no será muy diferente del propuesto por el conservador Jean Pierre Raffarin en 2013.
Patrick Le Lidec, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas y profesor, explica que el departamento “es una circunscripción del Estado que no tiene vocación de desaparecer. Sí hay un debate sobre la eventual desaparición de los consejos departamentales, pero el horizonte temporal es de 2021”.
Este experto también cree osado cuantificar el posible ahorro que entrañaría la reforma que ha anunciado el Ejecutivo —“una estimación fantasiosa podría girar en torno a los 15.000 o 20.000 millones de euros”— y pone el acento en la convicción de que cualquier ahorro resultante no será inmediato. “Debemos entender que el Gobierno francés, en una negociación difícil con Bruselas, y a cambio de concesiones en materia de cumplimiento de objetivos financieros, está obligado a demostrar su compromiso en la realización de reformas estructurales”, explica. “Pero los efectos serán, no a corto, sino a largo plazo”.
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