Los barcos solo hallan basura donde se creyó ver restos del MH370 en el Índico
Familiares de pasajeros chinos viajan a Kuala Lumpur para protestar contra el Gobierno malasio
Veintitrés días después de que se volatilizara el Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines con 239 personas a bordo, aún no ha sido encontrado un solo resto del avión, a pesar de los numerosos avistamientos de posibles objetos en los últimos días. Los desechos recogidos del agua este fin de semana por los barcos que se encuentran en la zona de búsqueda en el océano Índico sur, a 1.850 kilómetros al oeste de la ciudad australiana de Perth, no pertenecen al vuelo MH370, según ha asegurado este domingo la Autoridad de Seguridad Marítima Australiana (AMSA). “Parecen ser equipos de pesca y basura en la superficie del mar”, ha afirmado un portavoz de AMSA, informa France Presse.
Un avión chino que participa en los trabajos de localización del Boeing detectó el sábado “tres objetos sospechosos” de colores blanco, naranja y rojo flotando en el mar, que se pensó que podían estar relacionados con el aparato perdido. La pintura exterior del Boeing malasio era de tres colores: blanco, rojo y azul. El viernes hubo también informaciones de la existencia de “múltiples objetos de diferentes colores” en el océano. Fueron vistos desde varios de los aviones que participan en el rastreo.
La ausencia de restos confirmados supone un fuerte revés para la flota de aeronaves y barcos de siete países que peinan esta zona remota del Índico, donde los investigadores aseguran que se estrelló el avión malasio tras haber volado durante horas después de desviarse de la ruta que debía haber seguido de Kuala Lumpur a Pekín. El tiempo apremia. La carga de las baterías que permiten emitir señales de localización a la caja negra –cuya recuperación es imprescindible para intentar averiguar qué ocurrió con el MH370- dura nominalmente 30 días, aunque algunos expertos creen que podría llegar a 45 días.
Diez aviones y ocho barcos han continuado este domingo los trabajos de rastreo en un área de unos 319.000 kilómetros cuadrados, ligeramente superior a la de Italia. El Gobierno australiano “no descansará hasta que hayamos hecho todo lo que razonablemente podamos para llevar a las familias [de los 227 pasajero y 12 tripulantes] y a la comunidad internacional un poco más de paz y un poco más de conocimiento sobre lo que pasó exactamente”, ha dicho el primer ministro de Australia, Tony Abbott.
Camberra, que está coordinando las operaciones de búsqueda desde que el centro de atención se desplazó al Índico sur, ha creado un nuevo departamento para supervisar la investigación y ha distribuido una serie de protocolos a los países implicados sobre los pasos a seguir en caso de que localicen restos. Otorga a Malasia la autoridad sobre la investigación de cualquier posible escombro que sea realizada en suelo australiano. Abbott ha nombrado este domingo jefe del nuevo Centro de Coordinación de la Agencia Conjunta a un antiguo máximo responsable de las fuerzas armadas, el mariscal aéreo Angus Houston. El centro coordinará la comunicación entre los diferentes países implicados y con las familiares de los pasajeros del avión, muchos de los cuales se espera que viajen a Perth si son hallados trozos del avión.
El descontento y la ira entre los familiares –en particular de los 153 ciudadanos chinos que viajaban en el Boeing- ha crecido a medida que pasan los días. 29 parientes, según algunas fuentes (39, según otras), de pasajeros chinos han llegado este domingo a Kuala Lumpur para presionar al Gobierno malasio, a quien acusan de ocultar información y haberles engañado. Han protestado en un hotel cerca de la capital malasia con carteles que decían “Queremos pruebas, verdad, dignidad” en chino y “Entregadnos al asesino. Decidnos la verdad” en inglés. Otros parientes de pasajeros chinos se encuentran en Malasia desde poco después de la pérdida del avión.
Su portavoz, Jiang Hui, ha asegurado que quieren una disculpa por parte del Gobierno de Malasia por lo que consideran errores en la gestión inicial de la catástrofe, y, en particular, por la declaración el lunes pasado del primer ministro, Najib Razak, en la que aseguró que el avión se estrelló en el Índico sur y dijo, de forma implícita, que no hubo supervivientes. Jiang ha afirmado que los familiares piensan que Najib hizo el anuncio “sin tener evidencias directas y sin sentido de la responsabilidad”. El primer ministro explicó que los expertos llegaron a la conclusión de que el avión se precipitó al mar mediante cálculos y un análisis detallado de datos de satélite. Según dijo, estos confirman que la última posición del aparato fue “en medio del océano Índico, al oeste de Perth”. Muchos familiares, tanto en China como Malasia, rechazan aceptar que el Boeing se estrelló en el Índico sur mientras no sean encontrados restos. Jiang ha insistido en que quieren reunirse con altos responsables del Gobierno y de la aerolínea.
Las autoridades de Malasia creen que alguien desconectó los sistemas de comunicación del avión y lo forzó a desviarse de su ruta. El contacto con los controladores aéreos se perdió menos de una hora después de despegar de Kuala Lumpur. Los investigadores no han encontrado, de momento, ningún motivo por el que alguien entre los pasajeros o la tripulación pueda haber llevado a cabo un sabotaje, un secuestro o un intento de suicidio, las principales teorías contempladas para explicar lo sucedido, aunque no descartan un fallo técnico.
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