El golpe del 11 de abril, según Chávez y Fidel
El expresidente cubano Fidel Castro ha divulgado este viernes la charla telefónica que sostuvo con Chávez tras el golpe de 2002 que lo derrocó por 48 horas
Ahora que el presidente venezolano Nicolás Maduro ha denunciado por décima segunda vez en menos de un año la trama de otro golpe de Estado en su contra, el expresidente cubano, Fidel Castro, ha estimado conveniente publicar la transcripción oficial de la charla telefónica que sostuvo con Hugo Chávez la mañana del 14 de abril de 2002, poco después de que las fuerzas militares leales al Gobierno derrotaron el golpe de Estado que mantuvo al presidente venezolano 48 horas fuera del poder. Durante la conversación, ambos mandatarios se refieren a la condición planteada por Chávez la noche del golpe de ser enviado a Cuba y a la insistencia por parte de los conjurados en la renuncia del Presidente, y alaban la actuación en la planificación del rescate de Chávez del general Isaías Baduel, preso en Venezuela desde 2009 por cargos de corrupción tras declararse opositor.
El diálogo ocupa ocho páginas, ilustradas con fotografías, de una edición especial del diario oficialista Granma publicada este viernes 28 de marzo y a la venta en toda la isla, a un precio de 20 centavos. “No deseaba ocupar un milímetro de las páginas del Granma. Por ello solicité se publicara un tabloide para acompañar al órgano oficial de nuestro partido”, explica Fidel Castro en una nota al pie de la transcripción, fechada a las 4:40 de la tarde (hora de Cuba) de este jueves 27. El suplemento lleva por título “¿Eres o no eres?”, en referencia a un verso del poema “Un canto a Bolívar” escrito por Pablo Neruda, donde el poeta menciona el Cuartel de La Montaña de Madrid, donde se inició la sublevación contra la República que dio pie a la Guerra Civil española en 1936. A partir de esos versos, el Gobierno de Nicolás Maduro rebautizó como “el cuartel del montaña” el antiguo Museo Militar de Caracas donde ahora se encuentra el panteón de Hugo Chávez, el mismo lugar desde el cual dirigió el fallido golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez en febrero de 1992.
La conversación entre los entonces presidentes de Cuba y Venezuela recrea algunos de los episodios del golpe y el contragolpe a los que Hugo Chávez se refirió en vida repetidas veces, agregando en cada oportunidad algún nuevo elemento a su relato. Hablan de la condición planteada por el propio Chávez a los alzados, de ser enviado a Cuba la misma noche del golpe y del contacto permanente que mantuvo Fidel Castro con los familiares de Chávez y con los militares venezolanos que aún le eran leales. En uno de los pasajes, el presidente venezolano le cuenta a Fidel Castro cómo los golpistas, viéndose derrotados, retomaron el sábado 13 de abril por la tarde la propuesta de Chávez de ser enviado al exilio en Cuba la misma noche del 11 de abril, que en aquel momento fue descartada. “Sí, no quisieron aceptarlo aquella noche, ¿eh?”, dice Fidel. “Anjá, eso le dije yo”, respondió Chávez.
Más adelante, Chávez vuelve a tocar el tema y aludiendo a la vergüenza que le habría producido llegar a La Habana derrotado, le dice a Fidel: “Incluso, ¿sabes qué? Yo estaba pensando: ‘¡Cónchale! Si yo tengo que llegar a Cuba, con qué cara llego yo allá”. Castro le insiste esa mañana en la necesidad de investigar a fondo a dónde pensaban trasladarlo los golpistas antes de que las fuerzas leales al Gobierno retomaran el poder y le llevaran de regreso al Palacio de Miraflores, pues desde entonces Chávez sostuvo que había un avión con siglas estadounidenses listo para sacarle del país. “Investiga bien hasta donde puedas, porque había hasta la idea de llevarte a Estados Unidos. Corrió ese rumor también”, le aconseja Fidel.
Una y otra vez vuelven al tema de la supuesta renuncia del presidente venezolano. “No, yo no voy a renunciar. Voy preso, pues”, recuerda Chávez haberle dicho a los golpistas en cada oportunidad que le presionaron para que dimitiera. “Y se pasaron todo el día calumniando y calumniando, y hablando de la renuncia, la renuncia y la renuncia. Entonces, ellos edificaron todo su andamiaje sobre la base de la renuncia. Ahí fue donde se embarcaron p’al diablo”, dice Castro. Y Chávez le responde, tras una risa: “Sí, porque empezaron a difundir un texto que yo no quise firmar, cuando me reuní allá en el Fuerte Tiuna con los generales traidores estos, que estaban comprados por la oligarquía de acá y otros sectores más”. En ningún momento aluden al anuncio televisado hecho por el entonces Inspector General de las Fuerzas Armadas, Lucas Rincón Romero, en la madrugada del 12 de abril, donde dijo: “Se le solicitó al señor presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó”. Fidel Castro, sin embargo, reconoce haber conversado por teléfono con el general Lucas Rincón Romero durante la tarde del 13 de abril, al igual que con otros mandos militares que planeaban la restitución de Chávez en el poder:
Castro: Sí, yo hablé primero con (Raúl) Baduel (entonces comandante de los paracaidistas del Ejército) —porque todo eso me comunicó María (Gabriela, hija de Chávez). Me comunicó primero con el que estaba de Jefe de Comando, el que estaba de Comandante de la Fuerza Armada, Lucas.
Chávez: ¡Ah, Lucas, Lucas! ¿Hablaste con él?
Castro: Sí. Ella me comunica con él. Era el período en que tú estabas en (la isla de la) Orchila, ya a esa hora. Eso fue por la tarde (del sábado 13), a primera hora de la tarde más o menos.
Tanto Chávez como Castro alaban la actuación del entonces comandante del Ejército, Julio García Montoya, y del comandante de la Brigada de Paracaidistas del Ejército, Raúl Isaías Baduel, en la planificación de la operación militar que restituyó a Chávez en el poder 48 horas después del golpe. “Ellos son muy inteligentes, de los más brillantes amigos, y hombres de aplomo, de inteligencia. Y ahora, bueno, han despuntado como líderes militares y políticos también, con esa acción”, dice Chávez de ellos. En junio de 2006, Hugo Chávez nombró Baduel como su ministro de Defensa. Un año más tarde, Baduel pasó a retiro y también a las filas de la oposición. En abril de 2009, fue detenido y acusado por cargos de corrupción; desde entonces está preso en la cárcel militar de Ramo Verde, donde también fue confinado el dirigente opositor Leopoldo López, el pasado 19 de febrero.
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