Cinco cosas que determinarán tus oportunidades de estudio y empleo
A pesar de que la expectativa de vida en Latinoamérica ha crecido 50%, las opciones para los jóvenes son escasas
Casi un 14% de desempleo en los jóvenes en la región deslucen los avances alcanzados en las dos últimas décadas en educación, trabajo y jubilaciones. Estos son cinco conceptos clave:
1. Latinoamérica en una de las regiones más jóvenes del mundo y con una creciente longevidad. Esto significa también que el porcentaje de población “mayor” crece a un ritmo vertiginoso.
La expectativa de vida en Latinoamérica creció en más de 50% en apenas medio siglo, pasando de 52 años en 1950 a 74 años en 2010. Mientras, la tasa de fertilidad está en descenso: pasó de 6 hijos por mujer en 1950, a 2 hijos por mujer en la actualidad. Esto quiere decir que en unos 150 años, la población de la región habrá prolongado su vida en más de un 60%, y que la proporción de personas mayores de 65 años será mucho mayor a la actual.
Paralelamente, en los últimos años 50 años el número de personas en edad de trabajar no ha dejado de crecer, (llegando al 65% de la población), mientras que en otras regiones, como Europa, se ha estancado y comienza a descender.
2. El desempleo en Latinoamérica es uno de los más bajos del mundo, aunque los jóvenes tienen más dificultades para encontrar trabajo.
Con un promedio del 6,5%, el desempleo en América Latina descendió prácticamente a mínimos históricos, en contraste con las tasas de los países ricos. En la última década se crearon 35 millones de puestos de trabajo adicionales, a medida que la escolaridad promedio aumentaba de 5 a 8 años y la participación de las mujeres en la fuerza laboral se incrementaba sistemáticamente.
De todas formas, la situación entre los jóvenes no es tan alentadora: el desempleo entre las personas de 15 a 29 años es del 13,7%, según Organización Internacional del Trabajo. La situación de estos jóvenes representa un gran desafío para los planes de creación de empleo y de desarrollo de la región.
3. La educación superior en Latinoamérica no brilla en la escena académica global, sin embargo las tasas de escolaridad de la región están al nivel de la OECD.
Las tasas de escolarización en la región son similares a la de las regiones desarrolladas, con un 97% de los niños de 7 a 12 años que van al colegio, y más del 83% de los adolescentes de 13 a 17 años que asisten a la escuela secundaria, de acuerdo a cifras del año pasado. Pero ninguna universidad latinoamericana figura entre las 100 mejores del mundo, según la mayoría de ránkings.
La falta de calidad en la enseñanza puede explicar el rezago que afronta Latinoamérica a la hora de adaptar sus talentos a las demandas de mercado global competitivo, según expertos del Banco Mundial. Por ejemplo, la región tiene un déficit histórico de ingenieros, que data desde inicios del siglo pasado.
4. Pese a los obstáculos educativos, Latinoamérica sigue siendo una región de oportunidades para hacer negocio y crear negocios.
En América Latina, casi uno de cada tres trabajadores es autónomo o pequeño empresario con negocios que no cuentan con la capacidad de generar empleos de calidad.
A pesar de que los niveles de emprendedurismo son altos, la falta de innovación hace que las empresas locales sean menos competitivas que sus pares en otras regiones del mundo.
Una de las causas de este déficit de innovación se puede encontrar en las universidades. La región no tiene tradición científica, y eso ha provocado que además del déficit de ingenieros haya pocos profesionales científicos, justamente los que más pueden impulsar la innovación y la competitividad tanto de las empresas como de los países. La inversión en Investigación y Desarrollo I+D en América Latina es tres veces menor que en la Unión Europea.
De todas formas, el talento y la creatividad latinoamericanos no se han resignado a este bucle histórico tan poco alentador y cada vez son más numerosos los que están logrando innovaciones de primer nivel mundial que compiten y conviven con las invenciones más punteras. Ejemplos son empresas como mercadolibre.com o firmas chilenas, brasileñas y argentinas de biotecnología para el manejo sustentable de cultivos.
5. Lo cual lleva al tema del retiro: Solo dos países de la región ofrecen pensión a todos los jubilados; el resto aplica un criterio selectivo.
En Bolivia y Trinidad y Tobago, todos los adultos mayores de 65 años tienen derecho a una pensión, independientemente de las contribuciones que realizaran a lo largo de la vida laboral.
En Argentina, Brasil, Chile, Panamá, y Uruguay, se empezó a incluir a aquellos adultos mayores que durante su vida laboral no hicieron contribuciones a los sistemas de pensiones. Entre las medidas más comunes que implementaron está facilitar la entrada al sistema contributivo, relajando algunos requisitos o agilizando el trámite.
Otros países –como Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Paraguay y Perú-, al no contar con los recursos necesarios, decidieron enfocarse en los más vulnerables y otorgaron pensiones a los más necesitados, a través de las propias instituciones de seguridad social. Hoy día 11 millones de latinoamericanos mayores de 65 años que no cotizaron en el pasado reciben algún tipo de beneficio previsional, pero su sostenibilidad en el largo plazo afronta desafíos políticos y económicos, según los expertos.
Robert Valls es productor online del Banco Mundial
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