Policías contra policías en Portugal
Miles de agentes se manifiestan en Lisboa por los recortes y se enfrentan a sus compañeros de uniforme encargados de vigilarlos
Miles de policías, pertenecientes a todos los cuerpos de policía existentes en Portugal, se manifestaron este jueves en el centro de Lisboa para protestar por los continuos recortes que el Gobierno ha impuesto en su salario y por la subida de impuestos que, a su vez, merma mes a mes la ya de su por sí mermada nómina. Los agentes, en una de la manifestaciones de policías más numerosas de la historia del país, acabaron al pie del Parlamento luso y trataron de subir las escaleras que dan acceso a la entrada. Allí, en esas escaleras, cientos de antidisturbios, con cascos y escudos, lo impidieron a base de empujones.
Así, entre los policías sin uniforme decididos a subir y los policías uniformados con orden de impedirlo, en la plaza frente a la Asamblea da República se reunieron cerca de 3.000 agentes. Hubo enfrentamientos, empellones, tensión, caídas, llamadas a la calma, algún herido y, según la edición digital derl semanario Expresso, dos detenidos. Un portavoz de uno de los sindicatos policiales, armado con un megáfono, trataba de aplacar los ánimos con una frase evidente: “Los que están enfrente son compañeros. Están en su turno de trabajo. Y también les gustaría estar manifestándose con nosotros”.
No es la primera vez que los policías se manifiestan en masa en Lisboa: el pasado 21 de noviembre, en una marcha parecida, que también llegó al pie del Parlamento, un grupo de manifestantes llegó a subir las emblemáticas y simbólicas escaleras, lo que le costó el cargo a un alto cargo policial, que fue destituido y trasladado a la embajada de París. De ahí que hoy el despliegue de agentes convocados para retener a sus compañeros haya sido descomunal.
Los policías, además de quejarse de la merma de dinero en su salario, protestan por las cada vez peores condiciones laborales y por verse obligados a trabajar con material obsoleto, consecuencia también de los recortes impuestos por el Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho a todas las instituciones y sectores públicos. Una de las pancartas enarboladas por los agentes era clara: “Todos tenemos paciencia. Pero la nuestra ha llegado al límite”.
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