Siria denuncia dos intentos de ataque a sus convoyes de armas químicas
Damasco sostiene que los incidentes se produjeron el pasado 27 de enero, aunque no ha trascendido en qué lugar ocurrieron
Las autoridades sirias han informado este viernes a Naciones Unidas de que, a finales de enero, dos convoyes que llevaban armas químicas para ser destruidas fueron objeto de intentos de ataque, antes de llegar al puerto de Latakia. Según desvela la misión conjunta de la ONU y la OPAQ, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, las autoridades de Damasco sostienen que los incidentes se produjeron el pasado 27 de enero, aunque no ha trascendido en qué lugar ocurrieron ni los daños que supuestamente derivaron de los ataques. Tampoco se cita una posible autoría.
Los expertos internacionales han elevado un informe al Consejo de Seguridad de la ONU en el que se recoge esta denuncia y en el que se explica, además, que las autoridades sirias han reconocido que tienen serios problemas para acceder a dos silos de armas químicas, a causa de las intensas “actividades militares” que se dan en la zona. Pese a ello, el documento —apenas cinco folios— indica que Siria está haciendo “progresos” en la eliminación es estas armas, aunque recomienda que los “intensifique” y que los “acelere”. Ya han salido cuatro remesas del país, entre otras las de gas mostaza, pero el volumen total sigue siendo bajo, del 11%, indicó a principios de mes la OPAQ.
Ya el pasado 5 de febrero se cumplió el plazo inicial para que Damasco entregase las primeras 1.300 toneladas de armas químicas para su destrucción en alta mar, pero las dificultades propias de la contienda y el mal tiempo del invierno han retrasado los planes, indica el Ministerio de Información sirio. El régimen de Bachar el Asad se ha comprometido a superar esta meta volante a finales de abril y a cumplir con la eliminación completa de su arsenal el 30 de junio, como se acordó con Estados Unidos y Rusia el pasado septiembre, un paso que evitó un ataque norteamericano contra Siria.
En el interior del país, el frente de guerra arroja novedades en la frontera con Líbano y en el norte. En la zona de Yabrud, un importante bastión rebelde, el Ejercito de Al Asad está planeando un “gran asalto”, según han anunciado altos mandos al diario pro-gubernamental Al Watan. Esta región, fronteriza con el vecino Líbano, es clave para hacerse con el pleno control de las montañas de Qalamoun, que es la ruta principal por la que reciben medios humanos y materiales los distintos gropos opositores armados. Desde noviembre, Damasco pelea por el control de la zona, ayudado por las milicias chiíes libanesas de Hezbolá, pero los ataques se han intensificado desde principios de febrero. Las tropas leales al régimen han tomado el viernes el control de dos colonias que bordean Yabrud, según han confirmado fuentes de los Comités Locales de Coordinación, con lo que el perímetro de la ciudad está ya bajo su pleno poder. Sólo queda el reducto de la ciudad, en el que se calcula que se mantienen, fuertes, unos 3.000 rebeldes.
La Comisión General de la Revolución, una amalgama de milicias contrarias a El Asad, ha constatado a través de las redes sociales que en la última semana se han producido 22 ataques aéreos entre Qalamoun y Arsal, la ciudad libanesa del Valle de la Bekaa castigada por la aviación por su cercanía con los rebeldes. Esta mañana, indican, Arsal ha vuelto a ser atacada, junto a otras tres pequeñas localidades libanesas, y además ha habido una decena de ataques contra el suburbio damasquino de Gouta, donde el pasado agosto se produjo un supuesto ataque con armas químicas que dejó, según los grupos disidentes, más de 1.500 muertos.
En el norte, el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) ha comenzado a retirarse hacia el este, según ha desvelado el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH). El grupo islamista se adelanta así al ultimátum que el martes pasado le lanzó el jefe del Frente Al Nusra –declarado como la voz real de Al Qaeda en Siria-, Abu Mohamd Al Golani, quien dijo que el sábado debían haber abandonado determinadas áreas bajo su control. Es un paso más en la guerra entre las dos organizaciones, ambas autoproclamadas como filiales locales de Al Qaeda, una pelea que el mes pasado el actual líder de la organización terrorista, Ayman Al Zawahiri, inclinó a favor de Al Nusra. Al Zawahiri reconoció a este grupo como su único representante válido en Siria y pidió al ISIS que regresase a Irak, donde sí es su brazo reconocido.
El OSDH ha indicado que el ISIS se ha marchado de Aazaz –hasta ahora su bastión más cercano a Alepo-, del aeropuerto militar de Minnight, de la región de Mayer y de las aldeas de Deir Jamal y Kafir. “Se han reagrupado en Jarabulus y Manbij, en la frontera oriental de Alepo y cerca de Raqqa”, la mayor ciudad bajo su mando, indica a organización opositora en un comunicado. Calcula que desde principios de año 3.300 rebeldes han muerto por choques internos, no con tropas fieles al Gobierno. Sólo esta semana han muerto casi 500, indica el Observatorio.
El ISIS, añaden los Comités Locales de Coordinación, está comenzando a dar nuevos pasos en su política del terror en los lugares bajo su dominación, donde impone la sharia o ley islámica y donde imperan la tortura, las ejecuciones y los secuestros, como los de los periodistas españoles Marc Marginedas, Ricardo García Vilanova y Javier Espinosa. Al parecer, ahora su diana son los cristianos, a los que les exigen que paguen o que “limiten” su fe si no quieren ser expulsados o muertos. En el caso concreto de Raqqa, reclaman el pago de 14 gramos de oro a los cristianos para “mantener la seguridad” y les niegan el derecho a renovar sus iglesias, llevar símbolos como cruces o rezar en público. “Si lo rechazan, estarán sujetos a ser blancos legítimos y nada quedará entre ellos y el ISIS que no sea la espada”, ratifica el grupo integrista en un comunicado difundido por Internet.
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