Maduro crea el viceministerio para las redes sociales
El presidente venezolano nombra 107 nuevos nuevos cargos, entre ellos una encargada de la Suprema Felicidad Social
Las reuniones de gobierno deberán celebrarse de ahora en adelante en una arena deportiva, según bromeaban los usuarios de la red Twitter la noche del martes en Venezuela. Apenas horas antes, el presidente Nicolás Maduro acababa de nombrar y juramentar a los encargados de 107 nuevos viceministerios recién creados por el mandatario, un segundo nivel de jerarquía en el gabinete ejecutivo de 29 ministros.
Maduro, quien asumió “responsabilidad personalísima” por la fronda que incorpora al organigrama estatal, no cree que se trate de un fardo burocrático que vaya a pesar sobre la toma oportuna de decisiones en su todavía joven gobierno de nueve meses. Por el contrario, asegura que se trata de una medida necesaria para dinamizar la gestión ante tareas pendientes e impostergables.
Precisamente, las burlas que esa medida suscitó en las redes sociales ilustraron una de las urgencias que el presidente venezolano busca atender con la multiplicación de los cargos: controlar esas redes.
Las redes sociales, con Twitter a la cabeza, se han convertido en la última frontera de la libertad de expresión en Venezuela. La autodenominada revolución bolivariana ya se ha valido de distintas palancas para someter a los medios radioeléctricos ante sus dictados, así como para mantener acorralados a los medios impresos. Sin embargo, no las tiene todas consigo para domesticar a las redes, de escasa capacidad de movilización hasta ahora, pero fuente de bulos y opiniones que a menudo irritan a los funcionarios gubernamentales.
De allí que la designación más llamativa de la jornada fuera la de José Miguel España como nuevo viceministro de Redes Sociales, bajo el paraguas del ministerio de Comunicación e Información (Minci). Con su nombre orwelliano, se supone que tiene por misión la de supervisar las tendencias en las redes y promover contenidos favorables al oficialismo, con el impulso de etiquetas o hashtags. En uno de sus primeros trinos, el propio funcionario prefirió describir su cometido de otra manera: “Hacer de las redes un espacio de paz e inclusión”.
Es poco lo que se sabe de España. Trascendió que es ingeniero de profesión y que estuvo a la cabeza de una dependencia de la Alcaldía del Municipio Libertador (centro-oeste de Caracas), a cargo del ex vicepresidente chavista Jorge Rodríguez. Para acentuar todavía más las incógnitas de su perfil, la cuenta de twitter desde la que empezó a emitir declaraciones, @JoseMEspa, fue abierta apenas un par de horas antes de la juramentación del funcionario y ya a finales de la noche de este martes había dejado de funcionar. La cuenta había sido divulgada, a su vez, desde el usuario oficial de la Vicepresidencia del Área Social, @vice-social.
Mientras se determinaba si el accidentado debú del nuevo viceministerio obedecía a una travesura de un impostor en las redes o a un bloqueo deliberado, otros nombramientos del día ofrecieron también material para ironizar. Entre ellos, el de Carolina Cestari como nueva viceministra para la Suprema Felicidad Social. El despacho fue creado en octubre pasado –“en honor a Bolívar y a Chávez”- por el presidente Maduro para coordinar los programas de asistencia social del gobierno, conocidos como “Misiones”. Entonces puso al frente del ente al ex diputado oficialista Rafael Ríos.
Cestari se desempeñó por mucho tiempo como asistente personal de la actual primera dama, Cilia Flores, cuando esta se desempeñó como presidenta de la Asamblea Nacional, de 2006 a 2011. La nueva viceministro antes fue productora del espacio La Hojilla de Venezolana de Televisión, el principal canal del Estado. La Hojilla fue por mucho tiempo el programa predilecto del fallecido Hugo Chávez. El espacio, controvertido por su lenguaje soez y el manejo impúdico de información obtenida subrepticiamente por cuerpos de inteligencia, salió del aire en mayo de 2013, poco después de que diputados de oposición difundieran una grabación de una conversación telefónica en la que el conductor del programa, Mario Silva, hacía a su interlocutor cubano –presumiblemente, el oficial de inteligencia Aramis Palacios- un reporte de las intrigas internas en el gobierno de Nicolás Maduro. En la cinta, Silva hacía referencia a Cestari como una “tipa que es malvada”.
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