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Roban en México un camión con carga radiactiva que alerta a la ONU

El vehículo, que transportaba material que se puede utilizar para fabricar 'bombas sucias', fue encontrado horas después tras una gran movilización de policías y militares

Juan Diego Quesada

El robo de un camión que transportaba material radiactivo en México ha hecho saltar las alarmas de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), el organismo de control nuclear de las Naciones Unidas. El camión llevaba cobalto-60, un material que puede usarse para fabricar lo que se conocen como bombas sucias, una modalidad de explosivo que se utiliza para dispersar radiación. Se considera un arma barata de fabricar, según un informe público de la CIA, que en 2004 sostenía que la organización terrorista Al Qaeda tenía capacidad operativa para desarrollarla.

Tras un importente despliegue de policías y militares, el camión, vacío, fue encontrado en una pequeña población llamado Hueypoxtla, en el Estado de México, cerca de donde fue robado, según contó un funcionario mexicano. En el lugar se detectaron rastros de radiación, ya que la carga había sido manipulada. El material fue hallado más tarde a medio kilómetro del vehículo y fuera de su contenedor, según informó AFP.    

El camión trasladaba el material destinado originalmente para tratamiento médico desde un hospital de la ciudad de Tijuana, en la frontera con Estados Unidos, hasta un centro de almacenamiento de residuos situado en Temascalapa, un municipio del Estado de México, la región que completa la conurbación del DF, en el centro del país. El asalto se produjo el martes muy cerca del destino final, en Tepojaco.

“En el momento en el que el camión fue robado, la fuente (cobalto) estaba apropiadamente aislada. Sin embargo, la fuente podría ser extremadamente peligrosa para una persona si se le saca de la protección, o si fue dañada”, explica el comunicado que difundió el miércoles la IAEA.

El chófer del camión, Valentín Escamilla Ortíz, declaró a la policía local que le asaltaron cuando se paró de madrugada, sobre la 1.30, en el área de descanso de una gasolinera. Allí, dos hombres armados lo bajaron de la cabina y se lo llevaron a un descampado, donde lo ataron de pies y manos. Un rato después consiguió desatarse y regresó a la gasolinera, pero los ladrones ya se habían marchado a bordo del camión.

El robo se produjo en el límite con el Estado de Hidalgo. El gobernador de esta región, José Francisco Olvera Ruiz, acusó al chófer de no seguir los protocolos de seguridad establecidos. El político pidió una investigación a fondo de lo ocurrido, por lo que expandió una sombra de sospecha sobre el transportista, contratado por la empresa Ortíz.

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No existen precedentes ni sospechas de que el crimen organizado mexicano, expandido y descontrolado en el último lustro, utilice este tipo de materiales en su guerra por el control de los territorios que utilizan para sembrar o como puente para hacer llegar droga a Estados Unidos. Alejandro Hope, experto en seguridad, cree que, con los pocos datos que por ahora han trascendido, se trata de un robo común y corriente. Los ladrones no sabían de la trascendencia del botín que se estaban llevando. Si así fuera, por una confusión se convirtieron en prófugos de élite.

Las autoridades mexicanas, reunidas en un gabinete de crisis por un asunto que ha tenido gran trascendencia internacional, hicieron un llamamiento a la calma durante el tiempo que estuvo la cargada perdida. El Cisen, el órgano de inteligencia mexicano, se ocupa de este tipo de situaciones que afectan a la seguridad nacional. Aunque quien se pronunció en primera instancia fue la Comisión Nacional de Seguridad nuclear, que recalcó que la fuente radioactiva estaba debidamente sellada y que no representaba, en principio, ningún riesgo potencial para la población. De todos modos, las autoridades facilitaron la matrícula, el color y el modelo del camión y unos teléfonos para pedir la colaboración ciudadana.

Los robos de este tipo de unidades son relativamente habituales en todo el mundo. Cada año se producen un centenar de desapariciones de transportes con carga nuclear y radiactiva, de acuerdo a las denuncias que recibe el organismo de las Naciones Unidas. Los expertos coinciden en que el cobalto, el material robado, puede ser utilizado por terroristas para fabricar explosivos, de ahí el revuelo causado. Yukiya Amano, el director de la IAEA, sostuvo el año pasado, durante una reunión de seguridad, que una bomba fabricada con el material robado podría causar en una gran ciudad un “pánico masivo” y generar consecuencias económicas y medioambientales graves. La pista mexicana reveló un asunto más pedestre de lo que se podía imaginar en un principio.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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