En el mercado laboral de hoy se busca perseverancia y buena actitud

Josefina Ibarra no se explicaba por qué no podía conseguir trabajo. Graduada de la Universidad de Palermo, dueña de una sólida hoja de vida y, sin embargo, en los últimos cuatro meses la joven profesional no había podido pasar de las primeras rondas de entrevistas.

No se dejó vencer por los rechazos y siguió presentándose a varios trabajos, hasta que, finalmente, consiguió empleo en una importante empresa petrolera.

Sólo entonces se dio cuenta de que, más que todos sus laureles profesionales, había unas características personales que inclinaron la balanza a su favor con los entrevistadores: su perseverancia y su buena actitud.

Así como Ibarra, de 29 años, miles de jóvenes profesionales latinoamericanos están encontrando que, cada vez más, los empleadores buscan un conjunto de calificaciones que no son parte del perfil técnico-profesional sino que están ligados a la personalidad y a la formación del carácter. Son las llamadas habilidades socioemocionales, complemento de las cognitivas o aprendidas.

En otras palabras, se trata de características como la perseverancia, la resistencia a la frustración, la integridad, la flexibilidad y en general tener una buena actitud, entre otras cualidades que son cada vez más valoradas por las empresas, según varios estudios.

Esto no es extraño en una región que, pese a ostentar un índice de desempleo relativamente bajo (alrededor del 6%), y de haber creado 35 millones de nuevos puestos de trabajo en la última década, depende cada vez más de la competitividad de su fuerza laboral para tener éxito en una economía globalizada.

“Me preguntaron de todo. En las primeras fases siempre se enfocan en tu perfil profesional, pero en las últimas entrevistas le dan mucho énfasis a la personalidad, a si puedes trabajar en equipo, si eres constante y esas cosas”, cuenta Ibarra.

Y este énfasis sólo se irá acentuando en el futuro, según vaticinan los expertos.

Valorar las capacidades socioemocionales

Si bien el nivel educativo promedio de los latinoamericanos aumentó en aproximadamente tres años en la última década, el problema parece ser que los sistemas educativos no están cultivando lo suficiente las capacidades socioemocionales.

Los responsables de este proceso –docentes, funcionarios y los propios alumnos- no están al corriente del tipo de habilidades que demanda el mercado, y eso provoca que la educación se enfoque casi exclusivamente en criterios académicos y que no se preste atención a la capacitación socioemocional.

Si los jóvenes profesionales quieren satisfacer las necesidades del mercado laboral moderno, esto tiene que cambiar.

“Para que nuestro capital humano sea competente se necesita incorporar prácticas que enseñen habilidades socioemocionales tanto en escuelas primarias como en institutos”, explica Wendy Cunningham, especialista en educación del Banco Mundial. Agrega que se debe fomentar el trabajo en equipo y el raciocinio, y “tratar de alejarse del modelo en que el profesor lee un libro durante tres horas y el alumno solo escucha”.

El cambio de modelo tiene recompensas que van más allá de conseguir un empleo. Según un estudio del Banco Mundial, los trabajadores con mayores habilidades cognitivas y socioemocionales consiguen los mejores empleos -ganan más y están más satisfechos-, independientemente de su nivel académico. También son más cotizados por los empleadores que buscan a candidatos “insistentes y resistentes”, según afirma el gerente de recursos humanos de una empresa peruana.

Ibarra está convencida que fue esa perseverancia la que la ayudó finalmente a conseguir el trabajo ideal.

“En muchos procesos llegué hasta la última entrevista, y al final elegían a otro candidato. En estos casos, hay que aprender a manejar la frustración y la ansiedad”, concluye.

*Robert Valls es productor online del Banco Mundial