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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La ONU pasa a la ofensiva

El decisivo papel de los cascos azules en la rendición de los rebeldes congoleños puede dar un nuevo significado a las misiones de paz

Fernando Gualdoni

La guerra de la República Democrática de Congo se ha convertido en un campo de pruebas para una nueva estrategia en las misiones de paz de la ONU. Por primera vez, los cascos azules han participado en una acción ofensiva en apoyo, en este caso, de las fuerzas armadas regulares congoleñas contra las milicias rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23). Los primeros resultados apuntan a que la intervención de las tropas internacionales está siendo decisiva para poner fin o acortar y acotar una guerra considerada entre las más mortíferas desde la II Guerra Mundial. Aunque el M23 como tal se formó oficialmente en abril de 2012, su existencia se enmarca en la siempre convulsa región del noreste del país africano, epicentro de la última gran guerra del país que solo en el papel acabó hace 10 años con un saldo de entre cuatro y cinco millones de muertos.

Las tropas de la ONU (unos 19.000 soldados mayoritariamente de India, Pakistán, Bangladesh, Sudáfrica y Uruguay) llevan en el Congo desde que terminó aquella guerra y, hasta ahora, han tenido un mandato pasivo, similar al que se les da en todas las zonas conflictivas donde actúan los cascos azules. Esa pasividad de las fuerzas de la ONU ha sido muy criticada en muchas ocasiones. En conflictos como los de Somalia, Ruanda, Bosnia o Líbano, las fuerzas de paz carecieron de verdadero poder para defender a la población civil o participar en acciones militares que tal vez hubieran acortado, paliado o incluso cambiado el rumbo de los enfrentamientos. La misión de la ONU en el Congo tiene la oportunidad de cambiar todo esto y dar un nuevo significado a las misiones de paz.

El cambio de mandato no ha sido un hecho aislado. Al frente de la misión congoleña está desde mayo de este año el teniente general del Ejército brasileño Carlos Alberto Dos Santos Cruz, reconocido por su labor en la pacificación de Haití entre 2007 y 2009. Dos Santos es el primer latinoamericano que manda una fuerza de la ONU fuera de su región de origen y sin duda sus éxitos en la lucha contra las bandas criminales de Cité Soleil, en los suburbios de Puerto Príncipe, han sido clave para que Brasil impusiera a uno de sus generales al mando de una misión crucial del continente africano. Dos Santos, según un militar chileno que trabajó junto al brasileño en Haití, es un hombre enérgico y decidido.

La fama que le precede parece justificada. Dos Santos ha logrado en pocos meses poner en marcha la fuerza de intervención (unos 2.500 efectivos) que está siendo la punta de lanza de esta nueva estrategia de la ONU. La llegada del brasileño en buena medida obligó al Gobierno de Congo a buscar un jefe de su Ejército a la altura de las nuevas expectativas. Y la designación del general Bahuma Ambamba, un militar que ha sabido ordenar e insuflar moral a su tropa según los expertos, ha sido el otro pilar de la victoria sobre el M23.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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