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Estados Unidos apoya los matrimonios gais en Costa Rica

La Embajada local apoyó la marcha que reivindica el matrimonio de personas del mismo sexo, un tema que hierve en la agenda política costarricense

Marcha del Orgullo Gay en San José, Costa Rica
Marcha del Orgullo Gay en San José, Costa RicaJeffrey Arguedas (EFE)

“Este es un apoyo a la comunidad. Los derechos humanos deben ser respetados. Vamos a seguir apoyando la causa”, contestó el portavoz de la Embajada de Estados Unidos en Costa Rica, Eric Nelson, mientras frente a él desfilaban el pasado domingo las carrozas coloridas de bailarines y transformistas en una manifestación convocada por activistas locales con un objetivo claro: promover el matrimonio entre parejas del mismo sexo en este país centroamericano.

Minutos después se subiría a la tarima principal y leería frases textuales del presidente de su país, Barack Obama, de la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton y de su actual sucesor, John Kerry: todas a favor de la comunidad homosexual y sus derechos para unirse en parejas reconocidas por la ley como si se tratara de heterosexuales. Y un poco después, cantaría la artista Mary McBride, autora de la música de la película Brokeback Mountain, la historia de dos pastores hombres que se enamoran.

“Cuando salimos en defensa de los derechos de los homosexuales estamos avanzando en nuestra propia libertad”, fue la frase que Nelson tomó de Obama en el desfile por el centro de San José. La tarima final estaba ubicada a 25 metros de la Catedral Metropolitana, a contraesquina de una estatua del papa Juan Pablo II, con las campanas de la misa compitiendo con el sonido de los animadores que hablaban por el equipo de sonido facilitado por la Embajada de Estados Unidos en Costa Rica.

La Marcha de la Diversidad de este año no era una marcha más. El reconocimiento legal de parejas del mismo sexo es un tema que cada vez acapara más espacios. Además, está por comenzar la campaña electoral en la que los activistas quieren comprometer a los candidatos presidenciales a fijar sus posiciones. Eso, más el apoyo de Estados Unidos y el reciente fallo de la Corte Suprema (que concede beneficios federales a las uniones gais), hicieron que la causa se dejase de matices legales y usara directamente la palabra “matrimonio”, el concepto que los cristianos protegen como patrimonio propio.

Los grupos organizados comenzaron a recoger unas 165.000 firmas necesarias para presentar en el Congreso un proyecto de ley de matrimonio entre parejas del mismo sexo, el cual se sumaría a otras iniciativas que llevan varios años discutiéndose. La discusión, sin embargo, está trabada entre el conservadurismo religioso de algunos diputados y el activismo de otros legisladores, incluida la portavoz del principal partido opositor, primera congresista en la historia del país que ha hablado públicamente de su homosexualidad. En medio está un grueso de parlamentarios de posiciones tibias o condicionadas a la dinámica política en este país de religión oficial católica.

En el Ejecutivo, la presidenta Laura Chinchilla mantiene su rechazo pasivo al reconocimiento legal de las parejas homosexuales. En mayo, cuando Obama visitó Costa Rica, ella aseguró en conferencia de prensa que el avance del tema en Estados Unidos no presiona a su país, que tiene su propio ritmo y que aún adolece de un debate maduro y libre de prejuicios. Esta fue su respuesta, a dos metros de Obama, y poco después reafirmó su posición: “La comunidad LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) debe ser tratada como tratamos a cualquier otra comunidad; para mí, se trata de un principio fundamental”.

Esto vale oro para el movimiento pro derechos de homosexuales más avanzado en Centroamérica, donde ningún país da reconocimiento legal a estas parejas. “Claro que es un apoyo significativo”, dijo Emma Chacón, dirigente lesbiana de uno de los colectivos que participaron en la marcha. A su lado, vítores a favor del matrimonio igualitario salían de las bocas de un grupo de jóvenes de un partido nuevo de corte socialista, crítico contra Estados Unidos. “No creemos que Estados Unidos tenga autoridad para hablar de derechos humanos, pero en este caso es cierto que puede ser un apoyo”, dijo una de las jóvenes.

El Gobierno de Laura Chinchilla minimiza el apoyo de la Embajada de Estados Unidos y lo reduce a una posición personal de Eric Nelson, quien actúa como encargado de Negocios y ahora como jefe de misión, pues está pendiente el nombramiento de un embajador. “No creo que sea injerencia. No lo vemos como una posición del Gobierno de Estados Unidos. Para efectos nuestros no creo que sea conflictivo”, contestó Carlos Roverssi, ministro de Comunicación.

La Embajada estadounidense, por si quedaban dudas sobre su apoyo a la causa, lo recordó el lunes en un tuit: “Fue un honor para la Embajada apoyar la #MarchaDeLaDiversidad con la presentación de Mary McBride”.

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