El Sur saluda el viraje del discurso europeo
Los países meridionales elogian las medidas pero señalan su insuficiencia Un repaso de cómo interpretan Francia, España, Italia, Grecia y Portugal la estrategia para combatir el paro juvenil
Los países del sur de Europa han acogido con prudente satisfacción las medidas adoptadas en la última cumbre europea. A continuación, un análisis de la posición de los cinco principales países meridionales en el pulso para la formación de la Unión Europea del futuro.
FRANCIA
La rebelión de Hollande
La analista de Le Monde Françoise Fressoz escribía ayer que “la incesante polémica entre el Gobierno francés y Bruselas obedece a una razón simple: cada vez amamos menos a Europa, pero no podemos pasar sin ella”. El pánico del Partido Socialista a las municipales y europeas del año próximo, el temor a que Marine Le Pen coloque al Frente Nacional por delante de la mayoría de Gobierno, y los sondeos que afirman que el europeísmo de los franceses está en el punto más bajo de la historia, han animado a los socialistas a enfrentarse al presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, convertido en el máximo responsable —ante la imposibilidad de culpar directamente a Alemania— de todos los males europeos.
La pequeña rebelión de François Hollande ha consistido en pactar con Alemania las bases de la futura arquitectura de la zona euro, en defender la excepción cultural exigiendo que el sector audiovisual quedase fuera de las negociaciones de libre comercio con EE UU, y en clamar contra el intervencionismo de la Comisión, que en su primera versión conminaban a Francia a elevar la edad máxima de jubilación, justo cuando Hollande descartaba esa medida. Barroso respondió tildando a los franceses de reaccionarios.
Tras la cumbre, Hollande ha vendido como una gran victoria la eliminación de la referencia a la edad de jubilación. Preguntado por la falta de avances reales en la Unión Bancaria, por la lentitud del pacto por el crecimiento adoptado hace un año, y por la escasez de los fondos destinados a combatir el paro juvenil, Hollande defendió que Francia es otra vez el motor de Europa, aseguró que gracias a París la Unión Bancaria estará lista en junio de 2014, presumió de que el fondo social beneficiará en los próximos dos años a 300.000 jóvenes franceses, y prometió que el año que viene la zona euro tendrá un Gobierno económico más eficaz y democrático.
ITALIA
Letta sonríe
Sin contar a Silvio Berlusconi, la verdadera obsesión de Enrico Letta desde que llegó al poder hace apenas dos meses es reducir el paro juvenil. El 40,5%, de los jóvenes italianos menores de 25 años no encuentra trabajo. De ahí que el primer ministro se muestre satisfecho, con prudencia, por los resultados de la cumbre. No solo porque de los 500 millones de euros que esperaba recibir de Bruselas para fomentar el empleo entre los más jóvenes se ha pasado a los 1.500, también porque le supone una victoria política: “Hoy podemos sonreír. Hemos vencido sobre la ocupación juvenil”.
Los resultados obtenidos en Bruselas se unen a las medidas para reactivar el empleo aprobadas por su Gobierno el miércoles, que ya incluían 1.500 millones para intentar crear 100.000 contratos indefinidos entre los menores de 30 años, incentivando con un bono de 650 euros al mes a las empresas que los contraten. Con estos datos en la mano, Letta se dirige a las empresas: “Ahora ya no tienen más excusas para no contratar a los jóvenes”. Un desahogo, no más. Porque los problemas del primer ministro siguen siendo muchos, sobre todo los que le llegan del lado de sus socios de Gobierno. El centroderecha de Berlusconi, quien acaba de anunciar que volverá a la carga recuperando las viejas siglas de Forza Italia, se adjudica cualquier medida de cara a la galería, como la supresión del impuesto sobre la primera vivienda o el reenvío a octubre de la subida prevista del IVA hasta el 22%, dos grandes agujeros en el capítulo de ingresos. Para intentar compensar, Letta sueña con una fórmula que en su día también prometió —y no cumplió— Mario Monti: la lucha frontal contra la evasión. Los datos son tremendos y a la vez esclarecedores. Unos 180.000 millones de euros se evaden cada año de Italia, de los que solo se recuperan 7.200.
ESPAÑA
Unidad interna
Rajoy puede presumir de que vuelve de Bruselas con los deberes hechos: la última cumbre europea ha bendecido los principales objetivos fijados en la proposición no de ley que el pleno del Congreso aprobó por abrumadora mayoría el martes. El presidente español no es un jugador de riesgo y apostaba sobre seguro. En el borrador de conclusiones del Consejo Europeo distribuido el 24 de junio, un día antes de la votación del Congreso, ya estaban recogidos dichos objetivos, así que el Gobierno no tuvo más que rechazar aquellas propuestas —formuladas, sobre todo, por los grupos nacionalistas— que no tenían posibilidades de prosperar.
En las negociaciones que precedieron a la cumbre ya se había aceptado la idea de anticipar a los dos próximos años el desembolso de los 6.000 millones que estaba previsto dedicar a la lucha contra el desempleo juvenil en el septenio 2014-20. O la posibilidad de que los remanentes no gastados hasta 2017 pudieran dedicarse a promover la contratación de jóvenes en los años siguientes. Antes de final de año, España deberá presentar un plan para la Garantía Juvenil (oferta de un empleo o de formación a los cuatro meses de que un joven concluya sus estudios) en el que explique cómo piensa gastar el dinero europeo. Rajoy ya ha sugerido que parte de los 1.900 millones que corresponden a España podría servir para rebajar las cotizaciones sociales por la contratación de jóvenes, aunque a cambio ha renunciado a que las ayudas de carácter nacional no computen para el procedimiento por déficit excesivo. “Si los fondos son europeos, no inciden en nuestro déficit”, alegan en Moncloa. Aún no está claro que la UE no condicione las ayudas a cierto grado de cofinanciación.
Tampoco se sabe qué alcance tendrá y cómo se materializará el apoyo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a la financiación de las pymes, la segunda prioridad de Rajoy. Los expertos deberán presentar, antes del Consejo Europeo de octubre, una propuesta necesariamente compleja, pues se quiere recurrir a la ingeniería financiera para que los bancos reabran el grifo del crédito con el aval del BEI y de la Comisión, compartiendo riesgos.
La unión bancaria avanza, pero al ritmo desesperadamente lento que impone Alemania; tanto que España ha renunciado a la recapitalización directa de sus bancos. Rajoy lo sabe y, lejos de cantar victoria, pide que “no se baje la guardia”. Y que se mantenga el pacto que se escenificó el día 25 en el Congreso.
GRECIA
64% de paro juvenil
Grecia ha acogido con tibieza los resultados del último Consejo Europeo. El Gobierno se ha limitado a mostrar satisfacción por el hecho de que “por primera vez, todo el mundo reconozca que crecimiento y empleo, junto con la consolidación fiscal, están fundamental e inextricablemente unidos y son la única vía para salir de la crisis”, según declaró el primer ministro, Andonis Samarás, en Bruselas. La inyección de entre 160 y 180 millones de euros que corresponde al país de los 6.000 millones aprobados por la UE para luchar contra el paro juvenil, tendrá un impacto moderado en un drama sin paliativos: el 64,2% de los menores de 25 años –datos correspondientes al primer trimestre del año- no tienen trabajo; un récord negativo entre los Veintisiete. El paro juvenil se ha doblado desde que la crisis empezó a mostrar su crudeza, en mayo de 2010, cuando sólo afectaba al 31% de los jóvenes. El general alcanza el 27%, y el Banco Central calcula que no empezará a bajar, como pronto, hasta 2015, así que la recesión, que acumula 19 trimestres seguidos desde el último de 2008, puede reproducirse algunos más.
El mea culpa del FMI sobre los errores en el rescate a Grecia, que han profundizado la crisis, y el reconocimiento tácito en Bruselas de que el plan de salvamento internacional no funciona, empañan los mensajes alentadores que airean desde el Gobierno de Atenas a las agencias crediticias sobre el reequilibrio de su economía, en especial la reducción del déficit. Pero, además de agujeros negros estructurales difíciles de remediar –con el fraude fiscal a la cabeza-, hay otros motivos de preocupación, como la descomposición del panorama político griego. El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, señaló en febrero que la culpable de la situación es la inestabilidad política del país. Un mensaje profético: apenas cuatro meses después se producía una grave crisis de Gobierno tras el abandono de uno de los socios del tripartito, disconforme con el calado de las reformas y, más en concreto, con el cierre fulminante de la radiotelevisión pública (ERT), que tenía 2.656 empleados en nómina del Estado. La crisis ha dado paso a un bipartito precario, respaldado únicamente por 153 de los 300 escaños del Parlamento.
La reforma de la Administración –Atenas debe presentar a Bruselas una lista con 2.000 despidos de funcionarios antes de julio; 15.000 puestos menos a finales de 2014- y el retraso en los planes de privatización de empresas públicas son los principales quebraderos de cabeza de Atenas. La desesperanza cunde entre la población y, políticamente, da alas a los extremos: bien por el flanco ultra, que ve engordar sus expectativas en las encuestas de intención de voto, bien por la irrupción dos nuevos partidos con idéntico programa: la salida de Grecia del euro.
PORTUGAL
Poco y tarde
El paro de los jóvenes en Portugal alcanza un escalofriante 42,5%. Y seguirá subiendo, según todas las previsiones económicas. Muchos jóvenes diplomados portugueses no ven otra salida que la emigración a Angola, Inglaterra, Brasil o Estados Unidos. El mismo primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, hace ya más de un año y medio, cuando el paro comenzó a escalar casi en progresión geométrica, en unas declaraciones por las que fue muy criticado, animó a los jóvenes portugueses a salir al extranjero.
El plan de ayuda al empleo joven europeo se antoja a la sociedad portuguesa escaso y, sobre todo, tardío. A Portugal le corresponderán, aproximadamente, 150 millones de euros. Más o menos el dinero que el Gobierno de Passos Coelho ha apartado para un plan nacional de idéntico objetivo, con exenciones fiscales y ayudas a las empresas que contraten recién licenciados, y que no acaba de arrancar debido a que la economía portuguesa se encuentra gripada. El Gobierno tenía previsto que antes del verano empleara a 90.000 jóvenes portugueses y no han pasado de 10.000. Las empresas no tienen aliento para invertir en nada. La crisis es tan profunda que estos parches ni se notan. El primer ministro Passos Coelho dijo alegrarse del dinero que va a recibir Portugal, pero reconoció en Bruselas que, en el fondo, será la economía y la inversión la que acaben por arrancar a los jóvenes del hoyo del paro y el porvenir negro.
El diario Público, en un editorial sobre el desempleo joven, asegura: “En riesgo hay una generación perdida, un aumento de la conflictividad social, de fuga de cerebros (…) Y la UE se mantiene fiel al estilo adoptado a lo largo de la crisis y opta por soluciones de corto alcance cuando la situación se aproxima al abismo”.
Tal vez la pregunta más pertinente, desde el punto de vista portugués, fue la que un periodista luso le hizo, en un aparte, al presidente de la Comisión Europea, el también portugués José Manuel Durão Barroso: “¿Oiga, y si esto del empleo juvenil era tan importante, ¿Por qué no se hizo antes?”. Durão Barroso sonrió y respondió: “Porque hace dos años no había en toda Europa la urgencia que sentían en algunos países del sur sobre este asunto”.
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