Una veda avícola tensa la frontera entre República Dominicana y Haití
La tensión aumenta por la veda que mantiene Haití contra los productos avícolas dominicanos, que ha ocasionado pérdidas de más de 3,5 millones de dólares. Esto coincide con deportaciones masivas de haitianos desde República Dominicana
La frontera que separa a Haití y República Dominicana se ha calentado durante las últimas dos semanas. El origen del conflicto ha sido la veda de productos agrícolas dominicanos que desde el 6 de junio mantiene el Gobierno de Puerto Príncipe para prevenir la expansión en su territorio de la gripe aviar, y que ha generado pérdidas de más de 3,5 millones de dólares entre los comerciantes de República Dominicana. Durante el mismo periodo, las autoridades dominicanas han llevado a cabo deportaciones masivas de inmigrantes haitianos que han sido criticadas por organizaciones de derechos humanos. Los cancilleres de ambas naciones, reunidos el lunes en Santo Domingo, no han llegado a un acuerdo para la solución de la crisis, que amenaza con agudizarse en los próximos días.
Entre este lunes y martes, el paso de personas y mercancías ha sido interrumpido en dos de los cuatro pasos fronterizos más importantes que conectan Haití y República Dominicana, donde funcionan mercados binacionales a cielo abierto. “Por aquí no pasa nada ni nadie”, ha dicho Freddy Morillo, presidente de la asociación de comerciantes del poblado dominicano de Dabajón, en el noreste de la frontera, quien el lunes lideró un paro general en protesta por la veda. Al otro lado de la línea, sus pares de la asociación de comerciantes del poblado haitiano de Ouanamithe anunciaron la paralización, este viernes, de todas sus actividades. La escena se repitió este martes en el puesto fronterizo que conecta los pueblos de Jimaní y Malpasse, en el sureste, donde los comerciantes dominicanos cerraron el paso a los haitianos.
El 6 de junio el Gobierno de Haití anunció la prohibición de importaciones de huevos, pollos y embutidos producidos en República Dominicana, para evitar la propagación del virus H5N2, conocido como la gripe aviar. Cuatro días más tarde, las autoridades sanitarias de República Dominicana y la representante local de la Organización Panamericana de la Salud informaron que en ese país no se ha presentado ni un solo caso de gripe aviar y que en cambio, sí se habían registrado ocho muertes como consecuencia del virus H1N1, conocido como la gripe A. “No sabemos de dónde sale la información del Gobierno de Haití, pero hasta el momento en el país sólo existen casos de influenza H1N1”, dijo entonces el ministro de Sanidad, Freddy Hidalgo.
Cada mes, República Dominicana vende a Haití unos 30 millones de huevos y alrededor de 1,5 millones de pollos, de acuerdo a cifras del sector avícola dominicano, que al cabo de dos semanas de veda registra pérdidas cercanas a los 3,5 millones de dólares. “No podemos seguir dando lástima a los haitianos (...) Ellos tienen muchas más enfermedades que nosotros”, ha dicho al respecto Víctor Abreu, vicepresidente de la Asociación de Productores de Huevos de la República Dominicana y asesor del Poder Ejecutivo en materia avícola. “Nos veremos en la obligación, con dolor en el alma, de despedir a miles y miles de haitianos que trabajan en las granjas”, agregó Abreu, en entrevista con la agencia Efe.
Los cancilleres de Haití y República Dominicana, Carlos Morales Troncoso y Richard Pierre Casimir, sostuvieron el lunes una reunión de más de cinco horas para discutir el tema, sin llegar a una acuerdo. Tras el fracaso de las conversaciones, el presidente dominicano Danilo Medina ha anunciado que tomará “medidas drásticas” para que la producción avícola deje de depender del mercado haitiano.
Mientras la crisis del comercio binacional se desarrollaba, más de mil inmigrantes haitianos, con y sin papeles, fueron deportados por las autoridades dominicanas. El 12 de junio, el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) detuvo a 1.100 indocumentados en la provincia de Dabajón. Dos días antes, la ONG Red Fronteriza Jano Siksé denunció a través de un comunicado la expulsión de 3.434 haitianos en los meses transcurridos de 2013, sin darles oportunidad de recurrir a ningún proceso de apelación individual. En muchos de los casos, se han tratado de “expulsiones masivas”, prohibidas por la Convención Americana; la más reciente expulsión, de 91 de haitianos y tres ciudadanos de Sri Lanka, ocurrió el 9 de junio, a través del paso de Comendador, al suroeste de la frontera.
Las “redadas de repatriación” son también práctica común en República Dominicana. En uno de estos operativos, el 14 de mayo de 2013, los agentes de la Dirección Nacional de Migración entraron por la fuerza a la casa de Jean Robert Lors: haitiano, de 31 años, quien falleció nueve días más tarde como consecuencia de la paliza que le dieron los policías antes de que pudiera mostrar su visado de trabajo. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó el 12 de junio su asesinato.
Cada vez que estalla una crisis sanitaria, económica o política entre Haití y República Dominicana, suelen ser los haitianos más pobres, que viven dentro o fuera de las fronteras de su país, quienes padecen las peores consecuencias. “Antes fue el azúcar, ahora son los huevos y los pollos; mañana pueden ser otros productos que se intercambian en ambas poblaciones. Es por ello que estamos llamando la atención de las autoridades para que se aboquen en la construcción de una agenda binacional sobre los problemas fronterizos, entre estos el grave problema de la documentación, las relaciones comerciales, la migración y la seguridad fronteriza, que sean abordados en la Comisión Mixta Bilateral Dominico-Haitiana”, ha reclamado la Red Jano Siksé este martes, a través de un comunicado, a las autoridades de ambas orillas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.