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Agentes de EE UU buscan en Daguestán claves del atentado de Boston

Los investigadores indagan si Tamerlan Tsarnaev contactó con los islamistas

Pilar Bonet
Zubeidat Tsarnaeva, la madre de los acusados del atentado de Boston, en Daguestán.
Zubeidat Tsarnaeva, la madre de los acusados del atentado de Boston, en Daguestán.Ilkham Katsuyev (AP)

Funcionarios de EE UU han viajado a Daguestán (región de Rusia situada en el norte del Cáucaso) para entrevistarse con los padres de Dzhojar y Tamerlan Tsarnaev, los acusados del atentado terrorista acaecido durante el maratón de Boston. Los hermanos Tsarnaev, de origen checheno, vivieron en Daguestán antes de emigrar a EE UU y en 2012 Tamerlan visitó esa región costera del mar Caspio y fronteriza con Chechenia.

Las actividades de Tamerlan, durante los seis meses que permaneció en Daguestán, son el objeto de las investigaciones de los servicios de seguridad norteamericanos, que tratan de verificar si el joven, muerto en la operación de captura que siguió al atentado, tuvo contactos con los representantes del islamismo radical que actúan en aquel territorio. Tamerlan nunca llegó a ser ciudadano de EE UU, aunque gozó del estatus de refugiado en aquel país. Al parecer, durante su visita a Daguestán intentó en vano obtener un pasaporte ruso para sustituir otro supuestamente perdido.

Para hablar con Anzor y Zubeidat Tsarnaev, representantes de la embajada norteamericana en Moscú están en Daguestán desde el martes, sin que se sepa específicamente a qué institución representan en el marco de las investigaciones. El FBI está recibiendo ayuda del Gobierno ruso, según manifestó la agencia AFP citando un funcionario de la embajada.

El ministro del Interior de Daguestán, Abdurashid Magomédov, niega que Tamerlan se hubiera radicalizado durante su estancia en la región y señala que no hay prueba de que hubiera mantenido contacto con la guerrilla. En 2011, los servicios de seguridad de EE UU, alertados por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia, interrogaron a Tamerlan como sospechoso de haberse convertido al islam radical. Desde el hospital, donde se encuentra malherido, Dzhojar ha dicho que él y su hermano planearon el atentado sin ayuda exterior.

En la página de web gazeta.ru, el politólogo Georgi Bovt se pregunta si el resultado del interrogatorio del que fue objeto Tamerlan hubiera sido el mismo si hubieran sido los servicios secretos británicos quienes hubieran alertado a sus colegas norteamericanos sobre la presunta filiación radical de Tamerlan. Afirma Bovt que, dado que quien advertía eran los rusos, los investigadores del FBI fueron víctimas de los mitos sobre los “luchadores chechenos por la libertad”, como lo demuestra el hecho de que Tsarnaev hubiera recibido el estatus de refugiado. Lamenta el analista que en los últimos tiempos Moscú y Washington denunciaran varios acuerdos intergubernamentales que hubieran incrementado el nivel de confianza común para la lucha antiterrorista. El politólogo expresa su confianza en que la oferta de ayuda del presidente Vladímir Putin a su colega Barak Obama permita pasar a un “diálogo con más contenido” en las relaciones ruso-norteamericanas.

Mientras los norteamericanos buscan pistas, en Daguestán las tensiones entre las fuerzas de seguridad y los supuestos representantes del islamismo radical continúan cobrándose sus víctimas. En el pueblo de Sogratl, en una región montañosa al sudoeste de Majashkalá, dos hombres perecieron en el curso de una operación antiterrorista iniciada ayer. Sitiados en una casa, los presuntos terroristas se negaron a entregarse. Tras una tregua para poner a salvo de dos mujeres y un bebé que estaban en la vivienda, la operación continuó hasta que los atrincherados fueron abatidos.

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Las operaciones antiterroristas en Daguestán provocan malestar social, como demuestra la operación realizada el pasado día 11 en un pueblo de 1.200 casas y 5.000 vecinos, a resultas de la cual tuvieron que ser desalojados, según informó Kavkaz Uzel. La operación causó un muerto y el máximo dirigente de Daguestán, Ramazán Abdulatípov, tuvo que prometer a los líderes locales que resolvería los problemas de los moradores del pueblo, quienes se quejaban del saqueo de sus pertenencias durante el desalojo forzado.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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