_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un presidente progresista en Paraguay

Un lince en trapacerías empresariales, Horacio Cartes es un millonario sospechoso de haber vencido con dinero las resistencias a su candidatura

Juan Jesús Aznárez
El presidente electo de Paraguay, Horacio Cartes.
El presidente electo de Paraguay, Horacio Cartes.Andrés Cristaldo (EFE)

Paraguay está de suerte ya que el progreso y la ejemplaridad son señas de identidad en el presidente electo, Horacio Cartes, cuya biografía exhibe negocios con la mafia fronteriza con Brasil y una gran tolerancia sexual. “¿Qué haría usted su hijo le dijera: ‘me quiero casar con Robertico’”, le preguntaron en Radio Chaco Boreal. "¿Yo? Pues me pego un tiro en las bolas”.

Más información
El nuevo presidente de Paraguay admite que nunca había ido a votar
El conservador Horacio Cartes gana las presidenciales de Paraguay
El jesuita que pretende cambiar Paraguay
Paraguay, el paraíso de la corrupción electoral

La reacción que forzó la destitución de Fernando Lugo, un ex sacerdote bienintencionado y torpe, ha llevado a la jefatura del gobierno a un empresario de antecedentes tan turbios como frecuentes entre la gente que le secunda. Los embustes propios de los políticos en campaña, sus retóricos compromisos a favor de la transparencia, y contra la corrupción adquirieron la categoría de sarcasmos en el caso de Cartes. Si la presidencia no consigue la transfiguración, casi todo en su perfil indica que no habrá ni transparencia, ni equidad social y la corrupción seguirá siendo rampante durante su mandato.

La desesperación nacional rechaza las pesimistas previsiones porque necesita creer, y se remite a las invocaciones a la probidad efectuadas a por el último redentor latinoamericano: “Comprendo la decepción de muchos jóvenes cuando rehúyen de la política y la condenan por considerarla sucia. Es que gran parte de la dirigencia, de todos los partidos políticos ha corrompido sus actos en el ejercicio de esta actividad que es noble en su esencia y en su finalidad última”.

Advenedizo (votó por primera vez en su vida en el 2010), y un lince en trapacerías empresariales, Horacio Cartes es un millonario sospechoso de haber vencido con dinero y promesas de medro la resistencia de los adversarios a su candidatura en el retrógrado Partido Colorado, que se mantuvo en el poder durante seis decenios. Como en el pequeño país sudamericano se compra casi todo, es muy improbable que no haya sido ajeno a esa práctica durante su recorrido hacia el palacio de gobierno.

Dueño de haciendas, bancos, tabacaleras, fábricas de cigarrillos, distribuidoras de gaseosas, etcétera, no caben esperar de su gestión medidas que perjudiquen a los hacendados, bancos, tabacaleras, fábricas de cigarrillos, distribuidoras de gaseosas y el etcétera propio y el de sus amigos. No son previsibles por tanto las políticas rupturistas y eficaces exigidas por un país con el 50% de su población en la pobreza o la indigencia.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La lucha de Carles contra la satrapía del general Alfredo Stroessner (1954-1989) consistió en evadir divisa tan pronto como arrancó en los negocios, según la causa abierta en su día. Los patriotas de ese perfil abundaron en el Partido Colorado, compañero de viaje del tirano, y aparentemente más cómodo en dictadura que en democracia pues el espadón premiaba su complicidad con barra libre para los negocios. Cuando llegó Lugo, las cosas se les complicó y una conjura político-empresarial acabó expulsándolo del poder en junio del pasado año. Las intenciones de Horacio Cartes son diáfanas pues organizar una sociedad y generar millones son la misma cosa, a juzgar por sus declaraciones: “Si Dios me dio habilidades en la vida empresarial, creo tener condiciones para volcar esas habilidades en la política".

Su defensa ante las acusaciones de corrupción, recuerda las quejas de un preso español ante los rigores carcelarios de una prisión boliviana. “Esto es terrible. Mira, a ese que ves ahí, ejemplo, le acusan de siete asesinatos cuando sólo ha cometido cinco”, me dijo hace años. El nuevo presidente negó que hubiera adquirido siete estancias de gánster Fahd Jamil, tenido como el rey de contrabando en la frontera de Paraguay con Brasil, vinculado con el narcotráfico y actualmente prófugo de la justicia. “No fueron siete estancias sino tres en pago de deudas”. En alguna de ellas aterrizaron avionetas con alijos de droga. El nuevo rector paraguayo deberá despejar las dudas sobre sus sospechosas credenciales, que niega o matiza. La rectificación es tan difícil como negar ahora que prefiera la castración a tiros antes que el matrimonio de su hijo con Robertico.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_