Los políticos de Estados Unidos, ante el matrimonio gay
El senador republicano Rob Portman, de Ohio, cita la homosexualidad de su hijo para justificar su cambio de opinión
El expresidente Bill Clinton, el presidente Barack Obama, el Departamento de Justicia, empresarios, líderes y personalidades de todo el país se han pronunciado a favor de los derechos de los homosexuales, que serán examinados esta semana por el Tribunal Supremo. Pero pocos de ellos han reflejado tanto el cambio de opinión de los estadounidenses al respecto, como sus representantes en el Congreso.
Según una encuesta reciente del Centro Pew de Investigación, el 48% de los estadounidenses considera que el matrimonio entre personas del mismo sexo debe ser legal, frente a un 44% que lo rechaza. El estudio demuestra además que el 14% de los estadounidenses ha cambiado de opinión al respecto recientemente, incluidos el 28% de los que ahora dan su apoyo a las bodas gais.
Un ejemplo de este viraje es el senador Rob Portman, del Estado de Ohio, y que hace pocos meses pudo haberse convertido en candidato republicano a la vicepresidencia, junto a Mitt Romney. Portman publicó la semana pasada una columna de opinión en un diario local en la que aseguraba que el hecho de que su hijo sea homosexual le hizo cambiar de opinión.
“Intenté encontrar una manera de reconciliar mi fe cristiana con mi deseo de que Will tenga las mismas oportunidades y alcance la misma felicidad que su hermano y su hermana”, escribe Portman. “Al final, todo se redujo a los temas principales de la Biblia, el amor y la compasión y mi creencia de que todos somos hijos de Dios”.
La denuncia contra la ley DOMA, que establece el matrimonio como “la unión entre un hombre y una mujer” e impide así reconocer las uniones homosexuales a nivel federal, ha empujado a varios legisladores a replantearse si hoy respaldarían una ley que defendieron en 1996, cuando fue aprobada y firmada por el entonces presidente Clinton -quien ha pedido al Supremo que revoque su legislación, al considerarla discriminatoria.
“Mi cambio de opinión no se debe a una circunstancia familiar”, explicó el senador demócrata Dick Durbin a la radio NPR. “Pero sí refleja que he desarrollado amistad con muchas personas durante años, que mantienen relaciones comprometidas, algunos de ellos con niños. Sentí que al final del día, ésta es la verdadera lucha por los derechos civiles de nuestro tiempo”.
“Mi perspectiva en este sentido ha cambiado con el tiempo”, reconoció la senadora demócrata Claire McCaskill, en su blog personal. “Pero conforme mis amigos gais y lesbianas, mis empleados y colaboradores entablan relaciones comprometidas, me siento incapaz de mirarles a los ojos sin enfrentarme honestamente a esta incómoda igualdad”. McCaskill asegura que apoyar el matrimonio gay es “hacer lo correcto” para el país.
Los argumentos son similares al empleado por Obama el pasado mes de mayo cuando anunció en una entrevista que los homosexuales deberían tener derecho a casarse. Entonces, el presidente -el primer candidato a la Casa Blanca que ha defendido esta postura- citó conversaciones con sus hijas en las que no podía justificar un trato diferente hacia gais y lesbianas. Clinton, el presidente demócrata que firmó la ley DOMA, pidió también hace dos semanas que se revocara el texto por considerarlo discriminatorio. Su esposa y exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, solicitaría lo mismo unos días después.
El cambio de tendencia entre la población estadounidense coincide con la aceptación del matrimonio gay entre los más jóvenes. Según Pew, el 70% de los menores de 30 años apoyan la legalidad de estas uniones, frente a un 38% de los ‘baby-boomers’, los estadounidenses que nacieron entre 1946 y 1964. Todos los grupos de población han incrementado su apoyo a la igualdad de los homosexuales a lo largo de la última década, excepto por un descenso entre los mayores de 55 años. El próximo mes de junio, el Tribunal Supremo, con sus dos sentencias relacionadas con el matrimonio homosexual, demostrará si sus nueve jueces votan o no de acuerdo con la tendencia de la sociedad estadounidense.
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