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Rusia, preocupada por sus negocios de petróleo y armas en Venezuela

Los analistas rusos opinan que con el nuevo presidente venezolano, Moscú tendrá que afrontar un entorno más competitivo

Pilar Bonet
Igor Sechin, jefe de la petrolera Rosneft, que encabeza la delegación rusa en los funerales de Chávez, ayer en Houston.
Igor Sechin, jefe de la petrolera Rosneft, que encabeza la delegación rusa en los funerales de Chávez, ayer en Houston.R. Carson (REUTERS)

Tras la muerte de Hugo Chávez, los analistas rusos están preocupados por el futuro de las inversiones petroleras, la exportación de armas y los créditos concedidos por Moscú a Venezuela. Sus comentarios reiteran la idea de que quienquiera que sea el nuevo presidente venezolano, Rusia tendrá que afrontar un entorno más competitivo y sus intereses no estarán tan arropados como con el dirigente fallecido.

“La muerte del presidente Chávez pone en peligro la posición de Moscú en América Latina”, titulaba el jueves en portada el diario Kommersant, según el cual el pasado ya no volverá, ni siquiera con la victoria del vicepresidente Nicolás Maduro, y Venezuela se verá obligada a iniciar un acercamiento con EEUU y a “renunciar a la relación privilegiada con la Federación Rusa, que en gran medida se basaba en las relaciones personales de Hugo Chávez con los dirigentes rusos”

Por su parte, el director del Instituto de Política Energética, Vladímir Milov, en declaraciones al diario “Izvestia”, no descarta que China pueda sustituir a Rusia en el sector petrolero de Venezuela, donde las empresas rusas tienen cinco proyectos. Chávez echó a las petroleras norteamericanas e invitó a las rusas, pero el resultado de la colaboración con éstas no impresiona, afirma Mílov. Con 2,5 millones de barriles diarios, la producción de petróleo de Venezuela es un 30% inferior a la de 1998, cuando Chávez llegó al poder, señala el especialista. Opina Mílov, que los petroleros norteamericanos tienen una gran experiencia de trabajo en plataformas continentales que Venezuela necesita y de la que carece el sector petrolero ruso.

A EEUU le resultará más fácil establecer relaciones con Venezuela porque ha desaparecido el elemento “irritante” Vladímir Davídov, director del Instituto Ruso de América Latina

Sin embargo, el “cerebro” de la política energética rusa, Igor Sechin, que viajó desde Houston, en EEUU, a Venezuela para presidir la delegación de su país en los funerales de Chávez, parece dispuesto a subsanar las deficiencias rusas y a continuar su estrategia de intercambio de participaciones con grandes petroleras occidentales, algo que en última instancia funde intereses y disuelve los dilemas entre petroleras rusas u occidentales, tales como el afrontado por Chávez. Rosneft, la petrolera que dirige Sechin y controla el Estado Ruso, acaba de firmar un acuerdo para comprar a la norteamericana ExxonMobil una participación del 30% en una exploración submarina en el golfo de México. ExxonMobil, que conserva el 70% restante en esa exploración, tiene a su vez un 33,4% de participación en los proyectos de Rosneft en la plataforma rusa del Ártico.

El analista económico Alexander Karéevskii subrayó en el canal de televisión Rusia-24 que existen riesgos para su país, pero puntualizó que Moscú se cuidó de no invertir en yacimientos explotados anteriormente por los norteamericanos en Venezuela con el fin de evitar pleitos legales. Según Karéevskii, en el peor de los casos, las inversiones rusas en el sector de hidrocarburos no son colosales y no sería excesivamente dramático que se perdieran.

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El especialista Mílov advierte que China aventaja a Rusia en experiencia y tecnología y desde hace tiempo trata de situarse en el mercado venezolano tras haber demostrado su capacidad de tomar posiciones en el mercado petrolero de Asia Central.

Por su parte, Vladímir Davídov, director del Instituto de América Latina, dijo a Itar Tass, que a los americanos les resultará ahora más fácil establecer relaciones con Venezuela porque ha desaparecido el elemento “irritante”. Davídov pronosticó que EEUU utilizará elementos de “soft power” para que Caracas altere su política exterior. Davídov dijo a “Rusia 24” que el sucesor de Chávez no puede permitirse lo que aquel se permitía, pues “para ello se necesitaba la seguridad mesiánica en sí mismo de Chávez” y señaló que puede haber alteraciones de los contratos de armamento firmados con Rusia.

El intercambio comercial entre Rusia y Venezuela en 2013 fue de casi 2.000 millones de dólares, con un incremento del 12,1% respecto al año anterior, según datos del ministerio de Desarrollo Económico, citados por Itar Tass. Venezuela supone, sin embargo, un 0,2 del comercio exterior ruso.

En 2009, Chávez concertó con Moscú una línea de crédito de 2.200 millones de dólares para la compra de armamentos, entre ellas 92 tanques T-72, 24 aviones Su-30MK2B y otro equipo. En 2011, Venezuela recibió un nuevo crédito, esa vez de 4.000 millones de dólares (a percibir entre 2012 y 2013). La cartera de pedidos militares de Venezuela en 2012 se evaluaba, según Kommersant, en 6.000 millones de dólares y este año tiene que iniciar su producción la segunda fábrica de Kaláshnikov con licencia rusa.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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