Tras el luto, las preguntas
En el futuro inmediato se ha abierto la posibilidad de que un primer avance del poschavismo sea la restitución de la conversación entre el Gobierno y la sociedad
Lo que ha ocurrido es paradójico: a pesar de que la inmensa mayoría de los venezolanos esperaba este desenlace, porque vanos fueron siempre los esfuerzos del Gobierno por ocultar lo que estaba ocurriendo, el anuncio del fallecimiento del presidente Chávez ha sido impactante y sorpresivo. La muerte tiene ese carácter: aunque sea anunciada, su llegada conmociona.
La reacción en el país ante la noticia del fallecimiento tiene, en más de un sentido, una cierta unanimidad. La inmensa mayoría de los voceros han sido reiterativos en el llamado al diálogo y a la paz. De hecho, el impecable comunicado leído por el líder de la oposición democrática, Henrique Capriles Radonski, fue saludado por el vicepresidente de la República, Nicolás Maduro Moros. Esto quiere decir que hacia el futuro inmediato se ha abierto la posibilidad de que un primer avance del poschavismo sea la restitución de la conversación entre el Gobierno y la sociedad.
Las exequias del presidente Chávez se extenderán a lo largo de esta semana. A partir del próximo lunes 11 de marzo, las preguntas relativas al futuro del país reaparecerán en la escena, claras, necesarias e inevitables. Algunas de esas preguntas tienen que ver con el cumplimiento de la ley: fecha en que serán convocadas las elecciones presidenciales; qué garantías dará el Poder Electoral a todos los candidatos; qué ocurrirá con las elecciones municipales que estaban convocadas para mayo; quién ocupará la vicepresidencia de la República para que Nicolás Maduro pueda asumir su condición de candidato.
Pero hay otra serie de preguntas, en esencia preguntas de la política, que, a pesar de que todavía no tienen la mayor relevancia, lo tendrán en cuestión de horas. ¿La muerte del presidente Chávez dará paso a un escenario político-institucional distinto a la pura polarización? ¿Llamará el Gobierno de transición a un intercambio democrático con los partidos políticos de las fuerzas democráticas? ¿Cómo manejará el PSUV la confrontación entre sus facciones internas? ¿Las fuerzas democráticas introducirán novedades en sus propuestas? ¿Serán liberados los presos políticos o el Gobierno mantendrá su conducta de puño cerrado?
Del estado de sorpresa señalado, en Venezuela pasaremos muy rápidamente a un estado generalizado de preguntas. Que la sociedad disminuya su ansiedad y la cantidad de preguntas que la agobian dependerá, casi que de forma exclusiva, de si se produce o no un llamado al diálogo nacional en los próximos días.
Miguel Henrique Otero es periodista, director del diario venezolano El Nacional.
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