Irán y Occidente acuerdan nuevas conversaciones nucleares en abril
El Sexteto asegura que ha puesto sobre la mesa un levantamiento escalonado de las sanciones a Teherán a cambio de medidas de confianza
Los negociadores nucleares de Irán y el Sexteto (EEUU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) han logrado salvar la cara en Almaty acordando volver a reunirse en la capital kazaja el 5 de abril, tras una cita previa de sus equipos técnicos en Estambul el 18 de marzo. Es lo máximo que los observadores esperaban, habida cuenta del enorme foso que separa a ambas partes sobre cómo salir del embrollo diplomático en el que se ha convertido el programa atómico iraní.
“Después de dos días de conversaciones, se ha acordado que los expertos técnicos se reúnan en Estambul el 18 de marzo, y que, junto a los directores políticos [del Sexteto], volvamos a reunirnos de nuevo en Almaty los días 5 y 6 de abril”, señala el escueto comunicado conjunto firmado por la responsable de Exteriores europea, Catherine Ashton, y el jefe negociador iraní, Said Yalilí.
El anuncio se ha producido al término de una breve sesión en la mañana de hoy miércoles en la que Ashton, y los representantes de los Seis que la acompañaban, esperaban la respuesta de Yalilí a la oferta que le presentaron el día anterior. El Sexteto puso sobre la mesa un levantamiento escalonado de las sanciones a cambio de medidas de confianza por parte de Teherán.
“La respuesta de los 5+1 [los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania] a las proposiciones que Irán presentó en Moscú [la anterior reunión de los negociadores hace ocho meses] ha sido más realista comparada con las del pasado”, ha declarado Yalilí durante una conferencia de prensa, según la traducción de PressTV.
Aunque como es habitual, el jefe negociador iraní trataba de dar la impresión de que es la comunidad internacional la que responde a Irán y no al revés, su tono fue interpretado como positivo por la mayoría de los analistas. De hecho, ha dado a entender que su país estaba dispuesto a limitar el enriquecimiento al 20%, una de las peticiones que el Sexteto ha reiterado en Almaty.
“Esto puede discutirse en las negociaciones… de cara a fomentar la confianza”, ha respondido a preguntas de los periodistas. Ya con anterioridad portavoces iraníes habían sugerido que podían negociar sobre ese punto si podían adquirir en el extranjero el uranio enriquecido a ese nivel que necesitan como combustible para su reactor de investigación. Curiosamente, el resumen de PressTV ha obviado ese punto.
El tono de Yalilí ha sido interpretado como positivo por la mayoría de los analistas
Por otra parte, Yalilí ha rechazado considerar el cierre de la planta de Fordo, que se destina precisamente a lograr ese nivel de purificación del uranio. Esa instalación, ha dicho, se encuentra bajo supervisión del Organismo Internacional de la Energía Atómica y por lo tanto no hay ninguna razón para cerrarla. Además, en contra de la información que ha circulado en los últimos días, ha asegurado que los Seis no habían pedido su cierre durante las conversaciones en Almaty.
El negociador iraní ha vuelto a insistir en que el programa de enriquecimiento de su país sólo pretende fabricar combustible para sus plantas nucleares con el fin de exportar más petróleo, y que la mayor amenaza para la región es el arsenal nuclear de Israel.
La oficina de Ashton, que no ha comparecido ante la prensa tras las conversaciones, ha difundido un comunicado en el que asegura que los Seis “permanecen absolutamente unidos en la búsqueda de una solución diplomática a las preocupaciones internacionales sobre el programa nuclear iraní”.
A pesar de la creciente impaciencia de los seis países negociadores sobre lo que todos perciben como tácticas dilatorias iraníes, nadie quiere romper el flujo de esta vía diplomática. Aunque las conversaciones llegaron a un callejón sin salida en octubre de 2009, y desde entonces sólo se han celebrado de forma intermitente, al menos permiten mantener abierta la ilusión de un diálogo que evita tomar decisiones mucho más complejas.
Irán, por su parte, se queja de que los supuestos incentivos no son tales y de que se le castiga por ejercer lo que llama sus “derechos nucleares”. Hoy mismo el Congreso de EEUU tiene previsto considerar una ley que reforzaría las sanciones a las compañías extranjeras que provean a Irán de bienes esenciales para su economía, lo que intenta obligar a países como China a reducir sus compras de petróleo iraní, según informa Reuters. Mientras, Teherán también se muestra esquivo respecto a los puntos oscuros y las ambigüedades de su programa atómico, lo que sólo alienta las sospechas de que tiene un objetivo militar, algo que sus portavoces niegan con vehemencia.
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