Punto final a la carrera política del hijo del reverendo Jackson
Jesse Jackson Junior se declara culpable de un delito de malversación de fondos. El excongresista se podría enfrentar a una pena de casi cinco años de cárcel
El hijo del activista proderechos civiles y reverendo Jesse Jackson, Jesse Jackson Junior, ha pasado de ser un prometedor congresista afroamericano por Illinois a confesar la semana pasada ante un juez que había cometido un delito de malversación de fondos. Jackson ha puesto así el punto final a una carrera política salpicada por los problemas éticos y los altibajos. Durante el juicio, que tuvo lugar en Washington, el excongresista de 47 años admitió haber gastado 750.000 dólares de su campaña para fines personales.
Con este dinero Jackson compró artículos de piel, muebles y un Rolex de oro, según se específica en los documentos del Tribunal Federal. Tras su confesión, el excongresista firmó un acuerdo por el que se podría enfrentar a una pena de hasta cinco años de prisión y a una multa económica que podría alcanzar los 100.000 dólares. La resolución está prevista para el próximo 28 de junio.
“Durante años he vivido del dinero de mi campaña. Lo usé y no tendría que haberlo utilizado para mi propio beneficio”, declaró Jackson. “Soy culpable, mi señoría, de engañar al pueblo estadounidense”, prosiguió el político, que estuvo acompañado en todo momento por su padre, madre y sus hermanos y hermanas.
Durante la vista, el magistrado tuvo que parar en más de una ocasión el testimonio de Jackson porque el acusado lloró en varias ocasiones. Su esposa, Sandi Jackson, exconcejal por el Distrito 7 en Chicago, también confesó su implicación en estos hechos y podría enfrentarse hasta a dos años de prisión.
Los papeles, hechos públicos la semana pasada por el Tribunal, han demostrado que de 2007 a 2011 Jackson se gastó casi 11.000 dólares en televisiones y reproductores DVD; que en 2008 se gastó en una cena cerca de 500 dólares y en unas vacaciones en Martha's Vineyard unos 6.000 dólares; y que en 2011 compró una cabeza de alce a un taxidermista que le costó 7.000 dólares. Y lo más importante es que todo este dinero procedía de una cuenta bancaria de su campaña.
La historia política de Jackson ha estado llena de altibajos. En 1995, a la edad de 30 años, fue elegido para el Congreso de EE UU por el distrito sur de la ciudad de Chicago. Jackson fue una vez uno de los más prominentes políticos afroamericanos del país, sobre todo en cuanto a su implicación con la salud y la educación de los más pobres.
Pero también ha habido puntos negros en su carrera política. Durante la investigación realizada por las autoridades federales al exgobernador de Illinois, Rod Blagojevich, sobre el escaño que el presidente de EE UU, Barack Obama, dejó vacante en 2008, los agentes encontraron evidencias de que un amigo de Jackson se había ofrecido a hacer una contribución monetaria a la campaña de Blagojevich a cambio de que el hijo del famoso reverendo ocupará el escaño del actual mandatario.
En la actualidad, el exgobernador de Illinois está cumpliendo condena por intentar vender al mejor postor este escaño. A pesar de que Jackson negó las acusaciones, desde entonces ha existido un debate abierto sobre su moralidad y ética.
El pasado verano, a finales de junio, Jackson abandonó el Congreso por razones médicas. Jackson alegó sufrir agotamiento. Dos semanas después de ser reelegido el pasado 7 de noviembre, el excongresista anunció su dimisión por problemas de salud y porque estaba siendo investigando por el FBI por la malversación de fondos de su campaña.
Tiempo después, se supo que el excongresista había sido sometido a tratamiento por padecer Trastorno Bipolar, según confirmó la Clínica Mayo de Minnesota. Esta enfermedad es una patología psiquiátrica en la que el paciente sufre periodos de euforia y depresión profunda y en la que la medicación es fundamental para estabilizar el comportamiento del paciente.
A la salida de la audiencia, el abogado de de Jackson, Reid Weingarten, aseguró que su cliente “era totalmente consciente de su mal comportamiento”. “Aunque también es cierto que Jackson sufre problemas de salud que han podido intervenir en esta conducta. Y es un hecho y no una excusa”, aclaró tajante Weingarten.
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